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Nuestro tiempo está cada vez más ajustado, tenemos muchas actividades durante el día, trabajo, estudio, amistades, familia, además buscamos momentos para relajarnos pero sacrificamos el tiempo que necesitamos para dormir.
Pero desconocemos que el buen descanso es parte de los buenos hábitos que debemos tener porque nos ayuda a fortalecernos ya que afecta nuestra salud física y mental.
Durante el sueño no solo descansamos sino que nos reparamos, se "apagan" la mente y el cuerpo para cumplir distintas funciones, por ejemplo: se duplican las defensas del organismo, lo que nos ayuda a enfermarnos con menos frecuencia, se repara (limpia) el cerebro, se fija la memoria, los músculos se construyen y se reparan, descansa nuestro intestino y se repara.
Los científicos explican que dormir ayuda a pensar con más claridad, a tener mejores reflejos y a concentrarse mejor, y que afecta a casi todos los tejidos de nuestro cuerpo, como las hormonas de crecimiento y del estrés, nuestro sistema inmunitario, el apetito, la respiración, la presión arterial y la salud cardiovascular. Por lo que no hacerlo de forma correcta puede ocasionar problemas en la salud.
Consecuencias de no dormir bien
- Somnolencia, falta de concentración
- Mal humor
- Infecciones y trastornos metabólicos, está estudiado que la falta de sueño aumenta el riesgo de padecer obesidad, enfermedades del corazón e infecciones, porque mientras duerme, el cuerpo libera hormonas que ayudan a reparar las células y a controlar el uso de la energía que hace el cuerpo, por lo que estos cambios hormonales pueden afectar el peso corporal
- Trastorno del sueño y psiquiátricos
- Cáncer
- Envejecimiento prematuro y enfermedades degenerativas como el alzheimer
Pero ¿cuánto debemos dormir para estar saludables?
Pues bien, el grupo multidisciplinar de expertos de la National Sleep Foundation (Unidad Multidisciplinar de Trastornos del Sueño y la Ventilación del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla- Santander, España) publicó en 2016 un artículo con las recomendaciones sobre la duración del sueño para los diferentes grupos de edad.
Un adulto en promedio necesita entre 7 y 8 horas de sueño por noche, los bebés unas 12 a 17 horas diarias, y los niños pequeños 10 horas de sueño, los adolescentes al menos entre 8 a 10 horas de sueño.
Es importante lograr dormir una noche completa de sueño de calidad para alcanzar todos los beneficios que nos brinda para la salud.
¿Qué podemos hacer para dormir mejor?
El cuidado de nuestro cuerpo es nuestra responsabilidad, por eso debemos buscar la mejor forma de cuidarlo, por ejemplo: estableciendo rutinas, horarios, un buen entorno ambiental, practicando deporte o actividad física, alimentándonos sanamente y teniendo un descanso de calidad.
- Tomar sol sin protección solar (en los horarios recomendados) durante 15 minutos diarios. El contacto con el sol directo hace que se produzca Vitamina D y melatonina ( hormona que regula nuestro reloj biológico interno, que nos indica cuándo despertar y cuándo dormir).
- Evitar las luces azules de las pantallas, sobre todo a partir de las 18 hrs.
- Realizar una cena temprano, entre las 19:30 y las 20 hrs, porque el intestino necesita unas 12 horas de ayuno nocturno para descansar. De esta manera se absorben mejor todos los nutrientes y mejora la energía.
- Comer lo suficiente, ni mucho ni muy poco, ya que si nos quedamos con hambre nos despertaremos en la noche para comer algo, por otro lado si se come demasiado puede provocar una indigestión, un factor de distracción del sueño.
- Platos con alimentos variados, de todos los grupos de alimentos (cereales integrales, legumbres, frutas, vegetales, grasas de buena calidad nutricional, carnes magras, agua) para obtener todos los nutrientes que el cuerpo necesita para funcionar y repararse correctamente.
Descansar bien es tan importante como comer y rezar
Por último no nos olvidemos de, antes de ir a dormir, hacer lo que nos enseñó el Papa Francisco, previo al rezo del Regina Caeli del 23 de abril de 2023, que debemos tener un momento de oración, contestar cinco preguntas para dialogar con Jesús y hacer un breve examen de conciencia.
Las preguntas son:
- ¿Cómo ha sido mi jornada?
- ¿Cuáles han sido las alegrías, las tristezas, los fastidios, cómo fue, qué sucedió?
- ¿Cuáles han sido las perlas de la jornada, quizá escondidas, por las que hay que dar gracias?
- ¿Ha habido un poco de amor en lo que he hecho?
- ¿Y cuáles son las caídas, las tristezas, las dudas y los miedos que he de llevar a Jesús para que me abra vías nuevas, me conforte y me anime?