"El que sea inteligente, que interprete la cifra de la bestia. Es la cifra de un ser humano, y su cifra es 666".
En el mundo bíblico hay muchos símbolos y números.
En cuanto a los números tenemos, por ejemplo que el doce que representa la plenitud.
El número siete representa lo completo o la perfección, y en consecuencia el número seis representa lo incompleto o lo imperfecto. Por eso relacionar a alguien con un seis era un insulto, pues se le decía que era algo incompleto y/o falso; peor aún si se triplicaba ese número.
Dos bestias del Apocalipsis
El libro del Apocalipsis de San Juan, o el libro de las Revelaciones reúne una serie de visiones que generalmente hablan, de manera cifrada utilizando precisamente esos números y símbolos, de eventos futuros; sin embargo San Juan también hablaba de situaciones con una visión retrospectiva.
En este sentido, en una de las visiones del libro del apocalipsis se menciona la aparición de dos bestias que aparecerán antes del regreso de Cristo: una que surge del mar a la cual el dragón (el diablo) le dio su poder y su trono y gran poderío (Ap 13, 12).
Esta primera bestia representa a un poderoso poder político con gran autoridad "sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación" (vv. 2-4, 7-8).
Todo el que no esté inscrito en el Libro de la Vida seguirá o venerará a este poder político y adorará al dragón igual que él.
Y la otra bestia surge de la tierra. Esta segunda bestia "ejerce todo el poder de la primera bestia en servicio de esta, haciendo que la tierra y sus habitantes adoren a la primera bestia" (Ap 13, 12) y/o estén a su servicio.
El fracaso del 6, la victoria del 7
Tradicionalmente la Biblia utiliza el número 7 para referirse a Dios y a su perfección, en consecuencia se cree que el 6 es el número que simboliza al hombre, creado en el sexto día.
Las bestias antes mencionadas se esforzarán por desplazar a Dios y a su reino; es probable que incluso afirmen suplantar el reino de Dios o afirmar ser el mismo Dios.
Pero, así como el número 6 no alcanza al número 7, así la segunda bestia, con su "trinidad" (los tres seis), finalmente fracasará en su esfuerzo por derrotar a Dios.
4 bestias del Libro de Daniel
La visión de estas dos bestias se inspira en el libro del profeta Daniel, capítulo, 7 en el que se habla de un sueño que tuvo en el que ve cuatro bestias.
Dichas bestias eran cuatro grandes imperios mundiales sucesivos: el Imperio Babilónico, el Imperio Medo-persa, el Imperio Griego y el Imperio Romano.
De estos cuatro imperios ya se habla en un sueño que tuvo Nabucodonosor, rey de Babilonia (Dn 2, 31-43).
Con respecto a la visión de la primera bestia hay que decir que la bestia del mar (mediterráneo) es el imperio romano que representa a todas las fuerzas alzadas contra Jesucristo y la Iglesia.
El imperio romano
En la primera cita, con la que empieza el presente artículo, se nos dice que la segunda bestia está representada por una cifra, y que esta cifra indica a un ser humano.
De manera pues que el texto afirma que la segunda bestia es una persona real, una persona histórica. En consecuencia la bestia no es Satanás. ¿Pero quién es?
Tanto en hebreo como en griego cada letra tenía un valor numérico correspondiente a su puesto en el alfabeto (a esto se le llama gematría), de manera que si se suman todas las letras de un nombre, se obtiene un número.
La cifra de un nombre correspondía pues al total de sus letras. Aquí el "666" sería Cesar-Nerón (en letras hebreas) o Cesar-Dios (en legras griegas).
Las palabras Cesar Nerón en hebreo, dándoles a cada letra un valor numérico, equivalen a los números 200+60+100 y 50 +6+200+50, y la suma de dichos números da 666; pero, recordemos, que en hebreo hay que leer de derecha a izquierda.
De manera que la intención de san Juan era advertir a los cristianos del siglo I sobre el culto al emperador de Roma y lanzar un ataque indirecto contra el mismo imperio.
Hay que recordar que san Juan escribió el libro del Apocalipsis en un tiempo de duras y despiadadas persecuciones.
Como es bien sabido el imperio romano fue un feroz perseguidor de los cristianos hasta el año 313, cuando llegó a gobernar Constantino, con cuya conversión a Cristo se dio libertad de culto.
Uno de los perseguidores fue precisamente el césar Nerón. Nerón ha sido uno de los ejemplos más claros de maldad y de liderazgo político anticristiano en la historia. De aquí que se considere que el 666 se refiera a él.
San Juan escribió el apocalipsis y lo escribió con el género literario llamado apocalíptico, es decir, en un lenguaje en clave que el enemigo no entendía si lo llegaba a encontrar e intentaba leer.
Pero el fin de san Juan al escribir el Apocalipsis no era tanto infundir miedo, desesperación o desánimo sino sobre todo el de enviar a los cristianos todo un mensaje de esperanza y consolación.