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El Domingo de Resurrección, durante la bendición «Urbi et Orbi», el papa Francisco hizo referencia a diversos conflictos que afectan al planeta. Fue ahí donde aparecieron dos países latinoamericanos: Haití y Nicaragua.
«Sostiene, Señor, a las comunidades cristianas que hoy celebran la Pascua en circunstancias particulares, como en Nicaragua y en Eritrea, y acuérdate de todos aquellos a quienes se les impide profesar libre y públicamente su fe», expresó en un pasaje de su mensaje, donde apareció de manera explícita la situación que atraviesa un país de América Latina que se ha transformado en ejemplo de persecución religiosa a nivel internacional.
En efecto, tal cual se hacía prever desde antes (ya en el inicio de Cuaresma el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo había prohibido las procesiones de Víacrucis), la Semana Santa en Nicaragua se vivió con secuestros, ahogo de procesiones tradicionales y hostigamiento hacia miembros de la Iglesia católica.
Denuncian más de 20 secuestrados
El pasado Lunes Santo cobró trascendencia lo acontecido por las calles de Nindirí en el departamento nicaragüense de Masaya con la procesión de «Los Cirineos».
Tal cual publicó Aleteia, la Policía orteguistas ahogó una tradición de Semana Santa y varios jóvenes tuvieron que refugiarse en casas y parroquias.
Sin embargo, más allá de las imágenes que se viralizaron con respecto a esta persecución, medios como Confidencial publicaron recientemente que más de 20 personas fueron secuestradas por la dictadura de Ortega durante los primeros diez días de abril; la mayoría sucedió en Semana Santa.
Ataques más frontales
«La persecución contra la Iglesia católica se tradujo en mayor intimidación, amenazas y asedio policial contra las parroquias en casi todo el territorio nacional», señaló Confidencial en base a la organización Urnas Abiertas, además de recordar el temor de que esto aumente de cara al quinto aniversario de la rebelión cívica desatada el 18 de abril de 2018.
«Es como que la Policía quiere dar un ejemplo o una muestra de que es lo que va a sucederle a cada quien que decida incumplir con las órdenes autoritarias y arbitrarias que ellos están imponiendo en el país», expresó también a ese medio la investigadora Martha Patricia Molina, quien en 2022 difundió el registro de 160 ataques del régimen contra la Iglesia.
«Este 2023 la dictadura lo inició desde el primero de enero, de manera muy agresiva, con ataques más frontales. Únicamente en Semana Santa he registrado la prohibición y suspensión de más de 3176 procesiones, un número muy significativo de agresiones, considerando que cada diócesis tiene sus propias procesiones cada uno de los días de Semana Santa», agregó.
Sacerdote expulsado descalzo y sin nada
En tanto, mientras crecía la preocupación por los nuevos detenidos en Nicaragua, la mayoría personas vinculadas a la Iglesia, también generó impacto la expulsión el pasado 3 de abril del sacerdote de origen panameño Donaciano Alarcón Valdés.
En ese sentido, en base a información proporcionada por la Iglesia de Panamá a través de Twitter, el misionero claretiano y párroco de María Auxiliadora en Estelí, tuvo que abandonar el país con destino a Honduras «descalzo y sin nada».
Todo esto, tal cual recordó Jaime Septién en una nota publicada en Aleteia, debido a que el sacerdote sacó la procesión de Semana Santa en sitios alejados de su parroquia y habló de «política» (en especial con respecto a la condena del obispo monseñor Rolando Álvarez) durante sus homilías, algo que fue negado posteriormente por el propio religioso en una entrevista con un medio panameño.
«No me interesa hablar de política, pero si el Evangelio toca el tema de la justicia yo no me reservo, yo hablo. Hemos estado en una situación incómoda, solo dije al final de la misa que me sentía asediado», dijo fray Donaciano en ese momento.