Miriam Esteban, madre de familia, catequista e ingeniera, expone qué hacer como cristianos ante los "montones de cosas" que nos propone el consumismo a diario
Hacía mucho que no entraba en la sección de mujer para ver los jeans que ofrece una web de moda.
Después de pasar unos minutos navegando por sus ofertas, la sorpresa fue que no es que haya diferentes modelos de jeans: momfit, wideleg, straight, flare, sailor, slim, slouchy skinny, cargo, rotos… sino que además hay opción de tiro alto, medio, bajo. Y por si fuera poco, añaden algunos matices como kick-flare, cropped-flared, super skinny… ¿Nos hemos vuelto locos?
Es normal pensar que la ventaja de la vida moderna reside en una mayor opción y satisfacción con el producto objeto de consumo. Pero también es una realidad que ante tal número de opciones te veas abrumado y termines sin comprar nada. Y es que tanta opción a veces paraliza y así el exceso de opciones se convierte en inacción.
Ante tal derroche de opciones, hasta el punto de ser abrumadoras, empecé a pensar que necesitamos simplificar nuestra vida en muchos ámbitos y sólo así, saliendo del ojo del huracán, podremos poner el foco en lo verdaderamente esencial.
Volver la mirada a Dios
Como les digo a los que se preparan para la Primera Comunión, estas semanas de Cuaresma se nos regalan para dejar a un lado todo lo que nos estorba o nos distrae de quienes somos y apreciar más todo lo que nos regala Dios.
La Cuaresma es un tiempo precioso para poder volver a las cosas esenciales, que son las verdaderamente importantes.
«Vuelvan a mí de todo corazón» (Jl 2,12).
Es necesario y urgente volver a lo esencial, donde se encuentra Dios. Pues sólo ahí está el sentido verdadero de la vida humana y el resto de las cosas se ordenan y toman el peso justo en la medida en que nosotros estemos bien alineados.
Lo esencial, como les digo a los chicos, no coincide con las modas y sus mil tipos de vaqueros, ni con las presiones sociales para actuar o pensar de una determinada manera, ni con los caprichos de no hacer lo que se debe en cada momento. Lo esencial muchas veces cuesta, pero sólo así nuestra vida tendrá sentido completo.
La clave está en la respuesta
La frase «volver a lo esencial» puede resultar inicialmente muy abstracta para los chavales y más cuando lo normal es desearlo todo y atender a los instintos. Pero, cuando les hablas del amor gratuito a través de su familia o amigos y cuando reflexionan sobre los momentos más importantes y bonitos de sus vida, todos lo entienden. Pues ninguno cambiaría «lo esencial» por nada del mundo.
Por tanto, está claro que para «volver a lo esencial» sólo es necesario reconocer y dar testimonio del bien que uno ya vive. La vida, a partir de ese momento, ya no es una lista infinita de opciones, sino la respuesta a Otro que me llama. Y ante un mundo en el que impera la oferta, es responsable quien vive la vida como respuesta, con el deseo de responder a Cristo:
«No vivan para sí los que viven, sino para Aquel que murió y resucitó por ellos» (2 Cor. 5,15).
Y ahora sí, ahora soy capaz de volver a la web de los jeans y simplemente buscar un par de pantalones para vivir Sus planes.

