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«Buscadores de inquietud», una brújula en Internet para quien quiere consagrarse a Dios

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Monje en la Cartuja de Miraflores (España)

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Matilde Latorre - publicado el 22/09/22
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Entrevista con Óscar Moreno, un apicultor que ha creado un perfil en Facebook para dar a conocer diferentes caminos de consagración a Dios en la vida contemplativa. Hoy recibe mensajes de personas en búsqueda

¿Has sentido la llamada a la vocación religiosa y no sabes por dónde tirar? Óscar Moreno, un laico segoviano de 41 años, apicultor, que en octubre ingresará como terciario carmelita, ofrece repuestas a los «Buscadores de inquietud».

Este es precisamente el título de la página Facebook que ha creado para dar a conocer los variados y ricos carismas que tiene la vida contemplativa en la Iglesia católica. Una vida de búsqueda que quiere compartir en exclusiva con nuestros lectores de Aleteia. 

– ¿Cómo surge tu página de Facebook «Buscadores de inquietud»?

Previo a este perfil he usado otros, y conozco lo que hay en la red de Facebook. Y, aunque no es mi «preferencia», es un medio que puede alcanzar a mucha gente, que de otra manera no llegaría nunca. La raíz de toda mi motivación es que el mundo muere de sed mientras yo estoy sentado junto al brocal del pozo...

La realidad de mi parroquia, de mis pueblos, de mi diócesis es decadente, porque está muy envejecida y no hay a penas gente joven. Yo sentía que, al menos, debo hacer mi parte. Nadie deja caerse la casa encima estando dentro, Va arreglando todo lo que puede. No se queda mirando a que se caiga... ¡Y menos dentro!

Antes yo era uno de esos... Vas a misa, te lamentas de que no se haga esto o aquello... Aunque más bien me excusaba en que debía hacer las cosas otro... ¡El cura, los catequistas, el obispo o quien sea! Menos yo.

– ¿Está siendo útil? 

La utilidad no la podemos medir los hombres. ¿Qué es útil? Si yo hago mi parte, y pongo alma, vida y corazón en hacer que el Señor sea cada vez más conocido y amado, ya es útil. Yo daré a Dios lo que es de Dios. Pero, si quieres, con ayudar a una sola persona, aunque yo ni siquiera lo sepa, también me doy por satisfecho.

El amor no es útil. Es un fin en sí mismo. La vida monástica tampoco es útil. Pero el Amor da frutos en beneficio de todos, y esa parte la hace Dios, no depende de mí.

– ¿Qué dificultad hay para encauzar una vocación religiosa?

Cada persona tenemos nuestras propias dificultades. Pero yo creo que culturalmente nos vemos afectados por los mismos males que afectan al matrimonio hoy. Miedo a equivocarse y perder egoístamente su felicidad. Reflejo de la falsa concepción de libertad y amor. Libre, ¿para qué? ¡Libre para amar!

Hoy hay miedo a perder libertad. Que lleva a una falta de compromiso. Y una incapacidad de amar entregándose gratuitamente. Pues requiere la experiencia fundante del Amor incondicional y gratuito de Dios, que originariamente debería comunicarse en un entorno familiar sano. Si alguien se plantea la vocación hoy, debe superar los criterios culturales para confiar su vida al Amor de Cristo.

El hombre más feliz del mundo fue Jesús. Y lo fue por la sobreabundancia de Amor en su Corazón. Y Amar, implica mancharse las manos con los pecadores, hasta dejárselas atravesar... La vida monástica tiene que dejarse quemar por el Fuego de Amor de Cristo.

Para superar toda dificultad vocacional, solo hay que dejarse alcanzar por las llagas de Jesús Enamorado de nosotros. ¡Qué locura! ¡Enamorado de mí! Yo ingrato... ¡Y Tú, mi Jesús, buscándome!

– ¿Has recibido apoyo?

Se han ido dando algunos pasos junto a la Fundación de Clausura.

Mi idea inicial sería hacer algo diocesano: un grupo diocesano de referencia para aquellos que tienen curiosidad e interés por conocer la vida consagrada monástica, y que se les pudiera ofrecer facilidades para apoyarse en el camino. De manera que cada mes se ofreciera un encuentro en una comunidad distinta.

La vida monástica carece de oportunidades para acercase a la gente. Y los jóvenes están sedientos de Infinito... Aunque no solo los jóvenes.

– Tu prioridad, ¿son los jóvenes?

Aunque pensaba que los jóvenes eran la prioridad, ahora veo que hay mucha gente adulta con inquietud vocacional, de 35 a 45 años. ¡Hay que ayudar a Cristo a calmar su sed de Amor! ¡Da igual la edad! Jesús llama a su viña hasta la última hora de la jornada.

La vocación es una llamada. No la provocan los hombres, y Dios llama cuando quiere. También es verdad que hay quien va retrasando la respuesta.La edad no es un impedimento. Hay quien puede entrar de donado cartujo, sin límite de edad, o de oblato trapense, o de terciario carmelita...

– ¿Cómo aconsejas a una persona que piensa que tiene vocación a consagrarse a Dios en la vida religiosa?

La verdad es que creo que no soy quién para dar consejos a quien no conozco, lo que hago es compartir mi experiencia. 

Jamás desalentarse por causas humanas, propias o ajenas. La vocación tiene dificultades. Y hay que reconocerlas. Y hay que saber cómo superarlas. La vocación no es un ideal de vida "modélica" según una regla, constituciones, etc. Ese planteamiento es egocéntrico. Y es garantía de fracaso. Lo digo por experiencia propia.

Las dificultades son todo lo que no sea amar a Dios con todo el corazón, el alma y las fuerzas, y así comunicar el Fuego de su Amor a los demás. Por tanto, ¡dejarse acariciar por las llagas de Cristo! Lavarse en el Costado de Cristo, manantial de salud a toda herida o fracaso de amor humano.

– ¿Qué es para ti tener vocación?

La vocación es una llamada, pero Dios no llama a algo que no podemos vivir. Si llama, da los medios. Es cosa suya. Él lo hace. La vocación no es cosa de lograr unas capacitaciones para tener mucho éxito en una forma de vida. No depende de nuestras capacidades. Se trata de acoger el Amor loco de Dios por mí, cada día en humildad y confianza.

– ¿Cómo sabes que alguien que llega a ti puede tener vocación?

Yo no lo sé, quién se siente llamado te lo dice. Es algo entre Dios y el alma. Hay a veces una intuición, como de una invitación a una intimidad especial con Cristo. Cómo cuando alguien enamorado te habla de la persona amada...

– ¿Qué le dirías a un lector de Aleteia que crea que tiene vocación?

Repetiría: Jamás desalentarse por causas humanas, propias o ajenas. Haz tu parte, solo darás cuenta a Dios de tu vida, no de la del vecino. No esperar paga alguna de los hombres, sino de Dios.

Y déjate encender en la Hoguera del Corazón de Cristo 
Se te hará fácil mancharte las manos con Cristo
Mira sus ojos. ¡Cómo te mira! 
Escucha su Corazón. ¿Sientes sus latidos? ¿Sientes sus anhelos de Amor por ti? ¿Por la humanidad?
¿Escuchaste su invitación?
¿Quieres ser mis manos?
¿Quieres ser mi Corazón?
¡El mundo necesita de ti!
¡La Iglesia necesita de ti! 
¡Cristo necesita de ti!

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