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Una maestra crea una beca de estudios con su pensión

INSEGNANTE, SCUOLA, STUDENTI

Una profesora enseñando a sus alumnos.

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Annalisa Teggi - publicado el 03/08/22
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Después de una vida sencilla en la escuela, Patrizia Caprelli ha decidido seguir invirtiendo en los estudiantes. Con una pensión de 800 euros al mes, montó una beca de 1.000 euros: "No es mucho, pero espero que sean un estímulo para los que las reciben".

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Centrarse en la escuela, a pesar de todo

La historia de Patrizia Caprelli está despertando el interés de los medios nacionales italianos, y no es de extrañar. Si hiciéramos una media, aunque sea aproximada, de las noticias relativas a la escuela italiana, la proporción sería claramente desequilibrada en sentido negativo: quejas, precariedad, mala gestión, lagunas educativas, derivas ideológicas.

Sabemos que hacer, en verdad, de maestro es pertenecer a ese valiente cuerpo de ejército que catapulta más allá de las líneas enemigas. La fricción, la hostilidad, la incomodidad marcan la línea divisoria que es cada aula. Elegir entrar, a pesar de todo, es una apuesta que, como nos recordó la reciente muerte de Luca Serianni, se puede hacer reconociendo el valor precioso que es cada alumno.

Patrizia Caprelli, de 69 años, sigue apostando por sus alumnos incluso ahora que ha terminado su rol activo en la escuela. Decidió utilizar el dinero de su pensión para establecer una beca para los estudiantes del Instituto Técnico Superior Scarpellini en Foligno, donde fue profesora de inglés durante tres años.

Las proporciones ayudan a comprender el valor del gesto. El monto de la pensión de Patrizia es de 800 euros por mes, el valor de la beca es de 1.000 euros.

Un rayo de sol

Así justifica Patrizia su gesto. Y la cuota de 500 euros se refiere a que el total global de 1.000 euros de la beca se repartirá entre dos alumnos, recién acabado el curso, que se habrán distinguido por la nota final, la de admisión al examen y participación en las actividades escolares, teniendo también en cuenta las necesidades económicas de la familia.

No me parece marginal, en el marco de esta historia de esperanza ordinaria, que la profesión de Patrizia fuera la de profesora. Su trabajo consistía en enseñar una lengua extranjera a través de la conversación. ¿Quién más que ella habrá entrado en el corazón de sus alumnos?

Conversar es poder escuchar, comprender y luego expresarse, en un idioma diferente al nativo. Es una gimnasia humana exigente y fundamental. Al fin y al cabo, todo tipo de tema permite que el niño se conozca conociendo el mundo, pero estar en el seno de un diálogo, enseñar a construirlo, dar las herramientas para que las palabras construyan un... sentido.

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