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El papa Francisco ha concluido este viernes en Iqaluit, en el norte de Canadá, su viaje penitencial de seis días al país norteamericano. Las poblaciones indígenas escucharon y vieron gestos por parte del Sucesor de Pedro que les pedía sinceramente perdón por el “error devastador” de los abusos sexuales, psicológicos y físicos cometidos en los internados para niños y jóvenes aborígenes que funcionaron entre 1890 y 1997.
Con su visita a la ciudad en el Ártico, este viernes, 29 de julio, el Papa ha querido pedir perdón a la comunidad Inuit en su territorio. Así como le pidieron en las visitas en el Vaticano en abril. De esta manera, el Papa terminó una visita que comenzó el domingo pasado en Edmonton y, que cerró el círculo de un camino de reconciliación con los indígenas de Canadá y los no indígenas también, y confirmar en la fe a la Iglesia local a la que pidió evitar la tentación de huir ante el mal.
El Papa llegó al norte profundo del país, a la capital de Nuvanut, un lugar frío y donde viven apenas 8.000 personas, la mitad indígenas. Una “periferia” del Canadá donde se concentraban los llamados “esquimales”. El Papa ayudado en sus traslados por una silla de ruedas, peregrinó en ese lugar del Ártico, donde ningún pontífice había llegado, ni Juan Pablo II en sus tres viajes anteriores al país norteamericano.
En su último discurso, el Papa manifestó otra vez “indignación y vergüenza” por el papel que tuvieron fieles de la Iglesia católica en las actividades de “destrucción cultural” de niños y jóvenes internados en 139 escuelas residenciales y en colaboración con el gobierno de Canadá.
Niños abusados
Más de 300 niños de Iqaluit vivieron segregados de sus familias, cultura y tradiciones. La residencia de Turquetil Hall, administrada por la iglesia católica y la escuela Sir Joseph fueron el escenario de esta “herida” abierta para muchas comunidades del lugar.
“También hoy, también aquí, quisiera decirles que estoy muy apenado y quiero pedir perdón por el mal que cometieron no pocos católicos que en esas escuelas contribuyeron a políticas de asimilación cultural y desvinculación”, afirmó el Papa hablando a los jóvenes y los ancianos Inuit, entre ellos varios supervivientes.
“¡Cuánto mal al romper los vínculos entre padres e hijos, al herir los afectos más queridos, al lastimar y escandalizar a los pequeños! Queridos amigos, estamos aquí con la voluntad de recorrer juntos un camino de sanación y de reconciliación que, con el auxilio del Creador, nos ayude a dar luz sobre lo sucedido y a superar ese pasado oscuro”.
El Papa con estas palabras se refirió al “sistema de las escuelas residenciales” apoyada por el gobierno de Canadá, y que según el informe oficial, separó de sus familias a cerca de 150.000 infantes, forzados y separados de núcleo familiar.
Vencer la oscuridad
En este sentido, la asociación que representa a los Inuit pidió al Papa que uno de los abusadores seriales Johannes Rivoire, ya anciano, vuelva a Canadá para pagar por sus crímenes que abuso de niños de esa comunidad aborigen por más de una década.
El Papa se refirió a este pasado oscuro, pero propuso “vencer la oscuridad”, y lo comparó a encender el qulliq. “Este, además de dar luz durante las largas noches invernales, permitía, difundiendo calor, resistir al rigor del clima.
Por tanto, era esencial para vivir. También hoy permanece como un bellísimo símbolo de vida, de un vivir luminoso que no se rinde ante la oscuridad de la noche. Así son ustedes, un testimonio perenne de la vida que no se apaga, de una luz que resplandece y que ninguno logra sofocar”, afirmó.
El arte de buscar la luz
Para aprender a hacerlo, señaló el Papa, hay que adquirir un arte continuo, que requiere “superar las dificultades y las contradicciones por medio de una búsqueda continua de soluciones”.
Es el arte de separar cada día la luz de las tinieblas. Para crear un mundo bueno, dice la Biblia, Dios comenzó justamente así, separando la luz de las tinieblas (cf. Gn 1,4). También nosotros, si queremos ser mejores, tenemos que aprender a distinguir la luz de las tinieblas.
¿Por dónde se empieza? Puedes empezar preguntándote: ¿qué es lo que me parece luminoso y seductor, pero después me deja dentro un gran vacío? ¡Estas son las tinieblas! En cambio, ¿qué es lo que me hace bien y me deja paz en el corazón, aunque antes me haya pedido que saliera de ciertas comodidades y que dominara ciertos instintos? ¡Esta es la luz! Es la libertad".
Rumbo a Roma
Tras esta última escala en Iqaluit, capital del territorio inuit en el Ártico, y una breve ceremonia de despedida con el Gobernador General de Canadá, el avión del papa Francisco despegó poco después de las 20.10 hora local (2.10 horas en Roma).
El avión del Papa llegó a Roma este 30 de julio, con una hora de retardo, a causa de la espera para el despegue, pues debía aterrizar en la capital italiana a las 8 de la mañana de este sábado.
Terminó así este viaje apostólico del Papa Francisco a Canadá, que lo ha llevado a Alberta, Quebec e Iqaluit.
Este 37 viaje apostólico del Papa fuera de Italia le permitió cumplir su promesa de disculparse con las víctimas de los internados, como había prometido hacer en suelo canadiense tras una primera reunión de reconciliación en este sentido durante una audiencia privada con 5 delegaciones indígenas en Roma el 1 de abril de 2022.
Después de cada viaje, una vez de regreso en Roma, es costumbre que el Papa vaya a la Basílica de Santa Maria Mayor para venerar allí el icono de María Salus Populi Romani y agradecerle por “acompañarle” en su peregrinaje.