Cada santo es, ciertamente, alguien especial. Cada uno con su historia, su carisma, su ejemplo vivo. Pero entre todos ellos nos interesa hoy detenernos brevemente en la figura de María Magdalena.
La mujer originaria de Magdala, a orillas del mar de Galilea, fue discípula directa de Jesús. San Lucas hace notar que se trataba de una pecadora -aunque no se afirma que fuera prostituta como comúnmente se supone- (Lc 7, 37-50) y que el Maestro había arrojado de ella “siete demonios” (Lc 8,2).
No sólo eso, sino que lo acompañó fielmente hasta la cruz (Mt 27,55; Mc 15, 40; Jn 19, 25) y tuvo el privilegio de ser testigo de la resurrección de nuestro Señor antes incluso que los apóstoles (Jn. 27, 11). Es ella quien recibió el encargo de dar el primer testimonio de que Cristo había vencido a la muerte y es, en consecuencia, la figura a seguir en nuestra misión de anunciar al mundo la Buena Noticia.
Según una tradición oriental, María Magdalena se mudó a Éfeso después de Pentecostés junto a la Virgen María y San Juan, mientras que la tradición francesa señala que partió con Lázaro y Marta a evangelizar a Provenza, donde pasó treinta años de su vida en los Álpes Marítimos, en la caverna de la Sainte Baume.
En el 2006 señalaba Benedicto XVI: “La historia de María de Magdala recuerda a todos una verdad fundamental: discípulo de Cristo es quien, en la experiencia de la debilidad humana, ha tenido la humildad de pedirle ayuda, ha sido curado por él, y le ha seguido de cerca, convirtiéndose en testigo de la potencia de su amor misericordioso, que es más fuerte que el pecado y la muerte”. Diez años más tarde, por encargo del Papa Francisco, se estableció que la memoria litúrgica de Santa María Magdalena era elevada al rango de Fiesta.
Oración a María Magdalena
“Señor, Dios nuestro, Cristo, tu unigénito, confió, antes que a nadie, a María Magdalena la misión de anunciar a los suyos la alegría pascual; concédenos a nosotros, por la intercesión y el ejemplo de aquella cuya fiesta celebramos, anunciar siempre a Cristo resucitado y verle un día glorioso en el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo.”
Algunas canciones
La figura particularísima de María Magdalena ha inspirado frecuentemente a los músicos cristianos populares, especialmente a la hora de reflexionar sobre la conversión propiciada por la misericordia divina. Compartimos aquí algunas de estas obras en honor a la santa del día de hoy.
María Magdalena – Luciana Talquenca
La cantante cristiana canta en primera persona la experiencia de la mujer de Magdala y nos transmite la experiencia del perdón divino y cómo éste transforma nuestra vida.
Él hace nuevas todas las Cosas – Jésed
La agrupación católica perteneciente a la Arquidiócesis de Monterrey (México) dedicó el año pasado a María Magdalena esta canción en ritmo más bien funky en la que también se expone cómo el amor divino vence nuestros pecados y nos renueva, haciéndonos partícipes de la Vida de Dios.
Yo no sé cómo amarlo (Jesucristo Superstar) por el padre Cristobal Fones
Versión en español del padre Fones de la canción centrada en la figura de María Magdalena correspondiente al conocido musical de Andrew Loyd Webber.
Cuando aún estaba oscuro – Salomé Arricibita
La cantautora nos conduce a aquella madrugada del domingo de Pascua en la que María Magdalena es testigo primera del sepulcro vacío y de Cristo Resucitado
María Magdalena – Johanna Detrinidad
Canción de la artista nicaragüense en la que se expresa la gratitud para con el rescate y el perdón que Jesús ejerce en nosotros como hace dos milenios hiciera con María Magdalena.
Hoy celebramos a...