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El Papa: “Le tengo miedo al diablo, por eso tengo que defenderme”

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 16/04/22
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Antes del Vía Crucis del Viernes Santo, el papa Francisco admitió que reza todos los días a san Miguel Arcángel, con la oración escrita por León XIII (1878-1903).

“En todas partes hay guerra. Es un esquema demoníaco, que nos matemos unos a otros en aras del poder”.

El papa Francisco entrevistado por la televisión publica italiana, canal en Rai1, por Lorena Bianchetti: “Pero, Santidad, usted ha estudiado, es Papa y todavía cree en el diablo?”. Sí, creo. Le tengo miedo, por eso tengo que defenderme tanto”.

Antes del Vía Crucis del Viernes Santo, el papa Francisco admitió que reza todos los días a san Miguel Arcángel, con la oración escrita por León XIII (1878-1903). 

Se trata de una oración contra el diablo al final de la misa porque, según León XIII, existía el riesgo de que el diablo pudiera entrar en la Iglesia a través de las rendijas de las puertas. 

El Papa considera que hoy el diablo entra en la Iglesia por la grieta para contaminarla de mundanidad. “La mundanidad, pero siempre ha sido así. En cada época la mundanidad cambia de nombre, pero siempre es mundanidad. Esa oración, a san Miguel Arcángel, la rezo todos los días, por la mañana. ¡Todos los días! Para que me ayude a vencer al diablo. 

Alguien que me escuche puede decir: “Pero, Santidad, usted ha estudiado, es Papa y todavía cree en el diablo?”. Sí, creo, querido, creo. Le tengo miedo, por eso tengo que defenderme tanto. El diablo que había hecho todas las maniobras para que Jesús terminara, como lo hizo, en la cruz. El poder de las tinieblas sobre Jesús: “Esta es tu hora”, el poder de las tinieblas”. 

El pontífice también habló del dolor del mundo, la invasión de Ucrania y las numerosas guerras que azotan el planeta, el misterio del mal: “Vivimos con este esquema demoníaco, [que dice] que nos matemos unos a otros en aras del poder, en aras de la seguridad, en aras de muchas cosas. Pero pienso en las guerras ocultas, que nadie ve, que están lejos de nosotros”.

En la tarde del Viernes Santo, el Papa volvió a presidir las meditaciones sobre la Pasión de Cristo en torno al Anfiteatro Flavio, el Coliseo de Roma, entre miles de personas, después de dos años solo en la Plaza de San Pedro abandonada por los fieles a causa de la pandemia. Allí clamó: "Señor, desarma la mano alzada del hermano contra el hermano, para que donde haya odio florezca la concordia". [15.04.2022].

¿Qué le pasa a la humanidad?

El primer tema del diálogo con Lorena Bianchetti es la invasión de Ucrania, las imágenes aterradoras de las últimas semanas. ¿Qué le pasa a la humanidad? El Papa dice que “esto no es nada nuevo”. “Un escritor (Blaise Pascal 1623-1662) dijo que “Jesucristo está en agonía hasta el fin del mundo”, está en agonía en sus hijos, en sus hermanos, “en la pobre gente que no puede defenderse”. “En este momento, en Europa, esta guerra nos golpea mucho. Pero miremos un poco más allá”. 

Francisco recuerda que “el mundo está en guerra”: “Siria, Yemen, y luego piensa en los rohingya, expulsados, sin patria. En todas partes hay guerra. El genocidio de Ruanda hace 25 años. Porque el mundo ha elegido -es duro decirlo- pero ha elegido el patrón de Caín y la guerra es implementar el cainismo, es decir, matar al hermano.” 

El esquema cainita

El Papa también opina sobre la carrera de las armas: "Yo entiendo a los gobernantes que compran armas, los entiendo. No los justifico, pero los entiendo. Porque tenemos que defendernos, porque [es] el esquema cainista de la guerra".

"Si fuera un modelo de paz, esto no sería necesario. Pero vivimos con este esquema demoníaco, [que dice] que nos matemos unos a otros en aras del poder, en aras de la seguridad, en aras de muchas cosas". 

Las guerras ocultas

Asimismo, denunció las “guerras ocultas, que nadie ve, que están lejos de nosotros. Muchas. ¿Para qué? ¿Para explotar? Hemos olvidado el lenguaje de la paz, lo hemos olvidado. Se habla de paz. Las Naciones Unidas han hecho de todo, pero no han tenido éxito”. 

El Papa vuelve a rememorar el Viernes Santo: “Regreso al Calvario. Allí Jesús lo hizo todo. Intentó con piedad, con benevolencia, convencer a los dirigentes y [en cambio] no: ¡guerra, guerra, guerra contra él! A la mansedumbre oponen la guerra por la seguridad. “Es mejor que un hombre muera por el pueblo”, dice el sumo sacerdote, porque al contrario vendrán los romanos. Y la guerra”. 

¿Es más seductor el mal?

Francisco sostiene que el mal es más seductor. “Volviendo al demonio, algunos dicen que hablo demasiado del demonio. Pero es una realidad. Creo en ello, ¡eh! Algunos dicen: “No, es un mito”. Yo no voy con el mito, voy con la realidad, creo en ella. Pero es seductor. La seducción siempre trata de entrar, de prometer algo. Si los pecados fueran feos, si no tuvieran algo de bello, nadie pecaría”. 

En muchas de sus homilías el Papa explica cómo se presenta el mal. En esta entrevista, vuelve sobre el tema y lo contextualiza con las decisiones desde lo alto a favor de la guerra: 

“El diablo te presenta algo hermoso en el pecado y te lleva a pecar. Por ejemplo, los que hacen la guerra, los que destruyen la vida de los demás, los que explotan a la gente en su trabajo. El otro día escuché a una familia contar que su padre, aún joven, tenía que trabajar como obrero por muy poco, pero salía por la mañana temprano, volvía por la tarde y era explotado por una empresa multimillonaria”. 

Las guerras de todos los días

La explotación de los más pobres también es una guerra, constante, afirma el Papa. “Esto también es destrucción, no solo los tanques, esto también es destrucción. El diablo siempre busca nuestra destrucción. ¿Por qué? Porque somos la imagen de Dios. Volvamos al principio, a las tres de la tarde. Jesús muere, muere solo. La soledad más absoluta, abandonado incluso por Dios: “¿Por qué me has abandonado?”

La soledad más absoluta, porque quiso descender a la más horrible de las soledades del hombre para levantarnos desde allí. Él regresa al Padre, pero primero bajó, está en cada persona explotada, que sufre guerras, que sufre la destrucción, que sufre la trata. Cuántas mujeres son esclavas de la trata, aquí en Roma y en las grandes ciudades. Es obra del mal. Es una guerra”. 

La esperanza 

El Papa invitó a buscar la esperanza que no es igual al optimismo. Pensar en el bien de las criaturas, antes que en el propio. De ahí, nace una alegría interior. Por ello, recuerda que hay un salmo que dice: “Cuando el Señor nos liberó de Babilonia, nos parecía que estábamos soñando”. 

“El llanto de alegría. Es la alegría. Mi deseo es no perder la esperanza, pero la verdadera esperanza -que no defrauda-, es pedir la gracia de llorar, pero el llanto de la alegría, el llanto del consuelo, el llanto de la esperanza. Estoy seguro, repito, que debemos llorar más. Nos hemos olvidado de llorar. Pidamos a Pedro que nos enseñe a llorar como él lo hizo. Y luego el silencio del Viernes Santo”. 

El silencio…

Y aquí un gesto sencillo, pero profundo, que será recordado por ojos y oídos atentos. La presentadora le pregunta al Papa: “Su Santidad, son casi las tres (hora de la muerte de Jesús en la cruz). ¿Cómo debemos vivir esta hora hoy?”. Y Francisco rompe la pantalla con un gesto anti televisivo, que ningún líder haría: (Silencio…por varios minutos…) 

El Papa no responde, permanece en silencio. Un hombre de 85 años que luce contemplativo ante las cámaras. En sus ojos el reflejo de la emoción de quien está contemplando en vivo a a un hombre inocente que murió en la Cruz.

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