El Papa recibió en audiencia privada a monseñor Christian Carlassare, Obispo de Rumbek, Sudán del Sur, este 14 de marzo de 2022 en el Vaticano. Informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Monseñor Carlassare, 44 años, italiano, debía recibir su consagración episcopal el año pasado, pero fue retrasada después de que resultó herido en un asalto.
El Papa le recibió este lunes con afecto y reconocimiento por su labor al lado de los últimos. Ahora la consagración episcopal está prevista para el 25 de marzo de 2022.
El pontífice rezó por el misionero comboniano cuando sufrió el atentado, y seguramente él le acompañará en una parte de su itinerario apostólico del 5 al 7 de julio. El Papa visitará Juba, la Capital de Sudán del Sur.
La noche del 25 de abril de 2021, el joven obispo recibió disparos en las piernas. Dos hombres armados dispararon contra la puerta de su habitación.
El dormitorio del obispo está ubicado en un lugar que alberga a los sacerdotes que sirven en la Catedral de la Sagrada Familia de la Diócesis de Rumbek.
A pesar de todo lo ocurrido, monseñor Carlassare aseguró que no abandonaría a su gente y ofreció su dolor por el fin de la injusticia y por la paz en Sudán del Sur.
La sonrisa en los labios de quien sirve a Dios
Tras casi cuatro meses de cuidados y atención médica, desde aquel 25 de abril, después de seis operaciones en las piernas, mons. Carlassare sólo habla de su deseo de volver con su pueblo.
Fuentes de su comunidad comboniana que le han visto recientemente afirman que el padre Christian lleva siempre consigo la misma sonrisa que antes del atentado. Además, él comparte con esperanza su experiencia misionera en Sudán del Sur.
Sus allegados lo describen como un hombre que está enamorado de su misión, de su pueblo.
El misionero habló con el Papa de su diócesis Rumbek, donde, antes que él, otros misioneros, consagrados y laicos, han sacrificado su juventud y su energía con amor evangélico.
San Daniel Comboni, fundador de los misioneros combonianos, había enseñado a sus discípulos que la vocación misionera lo exige y lo pide todo; que el verdadero apóstol no debe temer nada, y que el riesgo, el peligro y la violencia pueden formar parte de su vida.
Monseñor Christian Carlassare, según fuentes de su comunidad, sabe que el ataque no salió del corazón del pueblo, que le quiere y espera su regreso. Y está feliz de volver porque ha dejado su corazón allí.