Mi abuela materna “Mamita”, era maravillosa, una mujer muy devota del Sagrado Corazón de Jesús.
Tenía una casona de madera en san José, Costa Rica, y en ella una imagen bellísima del Sagrado Corazón que lo representaba con una mano a la altura del pecho.
Era una imagen muy común en los hogares católicos de la época. Colgaba en la pared del fondo. La recuerdo bien. Me hacía sentir especial.
Recientemente hallé una foto de aquel cuadro del Sagrado Corazón y la posteé en las redes sociales, contando su historia, feliz de volver, de alguna manera, a los días alegres de la infancia, cuando mi abuelita nos brindaba su amor.
Recordaba una de las Promesas del Sagrado Corazón: “Bendeciré el hogar o sitio donde esté expuesto Mi Corazón y sea honrado”.
Una acusación y un perfil anónimo
A los días alguien dejó silencioso esta nota debajo de la foto:
¡Interesante! ¡Una cita bíblica! Es la fórmula usual que algunos emplean para arrinconarte, desarmarte. Parece imbatible. ¿Qué haces cuando te cuestionan así?
Tuve curiosidad y visité el sitio de la persona que me dejó el mensaje. Encontré una cuenta sospechosa, recién abierta, con cero seguidores. La ilustraba la foto de una máscara roja y se identificaba bajo un seudónimo.
Era evidente, hay cuentas muy sutiles creadas para estos fines, confundir y cuestionar a los católicos.
Un diálogo y una bendición
Le escribí con amabilidad: “La cita es correcta, pero está mal usada, te sales de contexto.”
Sutilmente replicó: “Lo dice la Biblia”.
Le expliqué: “Es como si dijeras que no podemos tener fotos de nuestros seres amados en casa. Creo que todos guardamos gratos recuerdos en fotografías. Estamos claros que besar una foto no es adorarla. La foto me recuerda al ser amado. El beso trasciende hacia la persona amada, a la que representa la fotografía”.
Siguió con las objeciones usuales, llegó al punto que estaba esperando y sentenció: “Los católicos adoran imágenes”.
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¿Cómo responder a estos acusadores? Con misericordia, siempre.
Le expliqué su error y lo invité a estudiar el Catecismo de la Iglesia Católica y conocer nuestra fe. Terminé con un “Dios te bendiga”. Se fue al extremo y concluyó el corto debate.
Querido lector católico, cuando te encuentres en estas situaciones polémicas o dudes y no sepas qué responder, ora, pide al Espíritu Santo que te ilumine y consulta siempre fuentes confiables: “un sacerdote, la Biblia y el Catecismo de la Iglesia Católica”.
El Catecismo, ¿qué dice al respecto?
Abramos nuestro Catecismo. Hay varios puntos que te explican el tema. Ésta es la conclusión:
Ahora todo está claro.
Que nadie te confunda. Los católicos NUNCA adoramos imágenes, solo adoramos a Dios.
Pon un Sagrado Corazón
Sabemos que las pinturas e imágenes religiosas no pasan de ser “representaciones que nos ayudan a recrear y recordar la vida de santidad de los grandes santos a quienes representan”. Por tanto, no tengas reparos en colocar un cuadro del Sagrado Corazón en tu casa.
Cada vez que lo miras te acuerdas de Su amor por ti y la humanidad y del llamado que nos hace Jesús a vivir el Evangelio, ser santos.
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Yo, a pesar de esta curiosa experiencia, veo siempre con ternura aquel antiguo cuadro del Sagrado Corazón de Jesús que mi primo Oscar Julio guarda como un tesoro familiar en su casa.
Me ayuda a recordar las 12 promesas del Sagrado Corazón a la Humanidad y la estupenda infancia que pasamos con nuestros primos en el Barrio La Dolorosa de Costa Rica.
Me lleva al pasado y veo a mi dulce abuelita -me hace tanta falta...-, quien todas las tardes rezaba el Rosario por nosotros.
Luego nos reunía amorosamente en el comedor para que tomáramos un vaso grande de leche fresca y disfrutáramos galletas recién horneadas de la panadería “La Espiga de Oro”. ¡Qué buenos tiempos!
Mientras escribo, me brota del alma esta hermosa jaculatoria:
¡Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío!
Reza por nosotros amable lector. En Aleteia rezamos por ti.