El papa Francisco afirmó que hay personas dentro y fuera de la Iglesia que piensan que exagera porque insiste en defender a los pobres y a las personas frágiles, pero, dijo, que eso no lo detendrá ya que es parte del cristianismo.
El Papa se refirió a las críticas que ha recibido en el pasado, especialmente por parte de los conservadores de la Iglesia, cuando ha hecho llamamientos similares.
"Me entristece que algunos miembros de la Iglesia se molesten cuando mencionamos estas directrices que pertenecen a la plena tradición de la Iglesia", dijo refiriéndose a un compendio de la enseñanza social católica emitido por el Papa Juan Pablo II en 2004.
"Pero el Papa no debe dejar de mencionar esta enseñanza, aunque a menudo moleste a la gente, porque lo que está en juego no es el Papa sino el Evangelio", expresó.
El discurso del Papa fue un discurso de la montaña moderno, donde hay salvación para los poderosos si se convierten: “El cambio personal es necesario, pero es imprescindible también ajustar nuestros modelos socio-económicos para que tengan rostro humano”.
“Y pensando en estas situaciones (de exclusión y dolor), me vuelvo pedigüeño (insistente hasta el cansancio)”.
Y el Papa pasó a pedir a todos en nombre de Dios, un cambio en los sistemas que deshumanizan.
Francisco ha lanzado un llamamiento a favor de los descartados, los afligidos, los perseguidos, los frágiles, los pobres del mundo.
Y lo hizo a través de una intervención realizada en vídeo mensaje con motivo del IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares, realizado en modalidad virtual, este sábado 17 de octubre.
El Pontífice abogó por "un salario universal, para que cada persona en este mundo pueda acceder a los más elementales bienes de la vida" y por "la reducción de la jornada laboral”. Francisco reiteró que el acceso al trabajo es urgente y vital para todos.
"Este sistema, con su lógica implacable de la ganancia, está escapando a todo dominio humano. Es hora de frenar la locomotora, una locomotora descontrolada que nos está llevando al abismo. Todavía estamos a tiempo", aseguró el primer Papa de América Latina.
Se trata de un fuerte mensaje. El pontífice pidió a los organismos internacionales de crédito que se pongan de acuerdo para una condonación de la deuda de los países pobres, muchas “veces contraídas contra los intereses de esos mismos pueblos”. Y los países del sur puedan “garantizar las necesidades básicas de su gente”.
Pidió en nombre de Dios a las empresas farmacéuticas que liberen las patentes para que las vacunas contra el COVID-19 estén más al alcance de los pobres, señalando que en algunos países sólo se ha vacunado entre el 3% y el 4% de la población.
Francisco, de 84 años, pidió a las industrias mineras, petroleras y la maderera que "dejen de contaminar los ríos y los mares, que dejen de envenenar los alimentos y las personas”.
Los gigantes de la tecnología deberían dejar de permitir el discurso del odio, las noticias falsas, las teorías de la conspiración y la manipulación política, dijo.
Exigió a los fabricantes y traficantes de armas que cesen totalmente su actividad, una actividad que fomenta la violencia y la guerra, que cuestan millones de vidas y de desplazamientos.
Se refirió a las críticas que ha recibido en el pasado, especialmente por parte de los conservadores de la Iglesia, cuando ha hecho llamamientos similares.
“A veces me sorprende que cada vez que hablo de estos principios algunos se admiran y entonces el Papa viene catalogado con una serie de epítetos que se utilizan para reducir cualquier reflexión a la mera adjetivación degradatoria”.
“No me enoja, me entristece. Es parte de la trama de la post-verdad que busca anular cualquier búsqueda humanista alternativa a la globalización capitalista, es parte de la cultura del descarte y es parte del paradigma tecnocrático", dijo el Papa refiriéndose al compendio de la Doctrina Social de la Iglesia emitido por el Papa Juan Pablo II en 2004.
A continuación, las frases del discurso del Papa, incluso relanzadas por el pontífice en su cuenta en Twitter, en simultáneo, para subrayar su importancia de su difusión. “Y a todos quiero pedirles en nombre de Dios...”.
