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El papa Francisco ha denunciado hoy la “violencia sobre las mujeres como una llaga abierta” en varios lugares del mundo. Y recordó a la beata Anna Kolesárová, joven eslovaca que fue asesinada por defender su virginidad. Lo hizo este miércoles, 22 de septiembre, durante la audiencia general que ha celebrado en el Aula Pablo VI del Vaticano.
El Pontífice centró hoy, su meditación semanal sobre su reciente viaje apostólico a Budapest y Eslovaquia (12-15 de septiembre). Una experiencia que ha resumido así: “ha sido una peregrinación de oración, una peregrinación a las raíces, una peregrinación de esperanza”.
En su predicación, el Papa ha subrayado su esperanza en las mujeres, las familias jóvenes y los niños. Así como en la historia del viejo obispo eslovaco perseguido por el comunismo. Un viaje como peregrino a los pies de la Virgen María Dolorosa. También allí, en Šaštín, ante el Santuario de la Virgen de los Siete Dolores.
“He visto mucha esperanza en los ojos de los jóvenes, en el inolvidable encuentro en el estadio de Košice”.
Rememorando su etapa por Eslovaquia, el Papa ha confesado que sintió mucha ilusión al ver a tantas familias jóvenes: “numerosas parejas jóvenes, con sus hijos”.
“Yo pensé en el invierno demográfico que estamos viviendo”, y, subrayó, en cambio, “ese país florece de parejas jóvenes y de niños”. “Especialmente en tiempo de pandemia, este momento de fiesta fue un signo alentador..”.
Precisamente, había recordado a 30.000 jóvenes eslovacos que el amor es fidelidad y responsabilidad y no un amor de novela.
Asimismo, el pontífice ha recordado a la beata eslovaca Anka Kolesarova, asesinada en 1944 por un soldado soviético y beatificada en 2018.
También ha manifestado su esperanza en el testimonio “fuerte y profético” de joven eslovaca que a costa de su vida defendió la propia virginidad contra la violencia”.
El Papa dijo que se traba de “un testimonio más actual que nunca, lamentablemente, porque la violencia sobre las mujeres es una llaga abierta por todos lados.”.
La joven mártir fue asesinada a disparos por un soldado soviético después de resistirse a ser violada. Este hecho ocurrió durante la invasión del país por parte de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial.
El Pontífice también ha puesto su esperanza en las mujeres que sirven a los últimos. Así, el Papa llama “héroes” a las hermanas de la Caridad, fundadas por Madre Teresa. Y pidió un aplauso para ellas por parte de los grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo congregados para la audiencia general.
“He visto esperanza en muchas personas que silenciosamente, se ocupan y se preocupan del prójimo. Pienso en las Hermanas Misioneras de la Caridad del Centro Belén en Bratislava, las buenas monjitas que acogen a los descartados de la sociedad, personas sin hogar; rezan y sirven, rezan y ayudan, rezan tanto y ayudan tanto”.
El Papa dijo: “Son los héroes de esta civilización. Yo quisiera que todos hiciéramos un homenaje a Madre Teresa y a estas religiosas. Todos juntos, un aplauso para ellas (Aplausos en la sala)”.
Asimismo, aplaudió el testimonio esperanzador de los salesianos en Eslovaquia al servicio de los últimos: “Pienso en la comunidad gitana y en los que se comprometen con ellos por un camino de fraternidad y de inclusión.
Fue conmovedor compartir la fiesta de la comunidad gitana: una fiesta sencilla, que sabía a Evangelio. Los gitanos son nuestros hermanos, tenemos que estar cerca a ellos, como lo hacen los padres salesianos allí en Bratislava”, ha agregado.
El camino de la fraternidad, es construir juntos el futuro con esperanza, sostuvo el Papa que hizo un balance de su 34 viaje apostólico. “Queridos hermanos y hermanas, esta esperanza se realiza, se hace concreta solo si se declina con otra palabra: juntos. Pero, dijo, la esperanza, no puede ir sola, debe ser compartida. Por eso, reiteró: juntos en la esperanza”.
“En Budapest y en Eslovaquia nos hemos encontrado juntos con los diferentes ritos de la Iglesia católica, juntos con los hermanos de otras confesiones cristianas, juntos con los hermanos judíos, juntos con los creyentes de otras religiones, juntos con los más débiles. Este es el camino, porque el futuro será de esperanza lo construimos juntos. (Aplausos).
El Papa rememoró que en su primera etapa, en Budapest, durante la Misa conclusiva del Congreso Eucarístico Internacional, encontró allí la esperanza encarnada en “el pueblo santo de Dios”, que “se ha reunido ante el misterio de la Eucaristía, del cual continuamente es generado y regenerado.”.
Un pueblo que “era abrazado por la Cruz que sobresalía sobre el altar, mostrando la misma dirección indicada por la Eucaristía, es decir la vía del amor humilde y desinteresado, del amor generoso y respetuoso hacia todos, de la fe que purifica de la mundanidad y conduce a la esencialidad. Esta fe nos purifica siempre y nos aleja de la mundanidad que nos arruina a todos. La mundanidad es un gusano que nos carcome por dentro”, ha expresado.
Después de este viaje, ha confesado, “en mi corazón hay un gran “gracias”. “Gracias a los obispos y a las autoridades civiles; gracias a todos los colaboradores en la organización; gracias a los muchos voluntarios; gracias a cada uno de los que han rezado. Por favor, añadid aún una oración, para que las semillas esparcidas durante el viaje den buenos frutos.”
La Audiencia General terminó con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica.