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El papa Francisco: Muévanse, no sean jóvenes aburridos

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 03/09/21
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El papa Francisco empuja por un cambio de mentalidad, considera que los jóvenes no son el futuro, sino el presente de la Iglesia

El papa Francisco lanzó un mensaje conciso y contundente a los jóvenes para que no sean “aburridos”. Después de la audiencia general de este miércoles, 1 de septiembre, el Papa encontró a un grupo perteneciente a la pastoral juvenil de Sevilla, España.

Bromeó con ellos, rezó y les pidió dar un mensaje a sus coetáneos a través de un video que vuela en redes sociales: “Lo que me revienta son los jóvenes aburridos. Por favor Muévanse, hagan lío, y si se equivocan, mala suerte, se levantan y siguen adelante”. 

En esa misma audiencia había alertado sobre el peligro de los predicadores fundamentalistas: “No se dejen encantar por la voz de las sirenas que quieren llevarlos a una religiosidad basada únicamente en la observancia escrupulosa de preceptos”. A los jóvenes no les gustan los formalismos, por eso el Papa les invita a una libertad plena en el tesoro y la belleza de la novedad de Cristo.

Precisamente, en el nuevo Video del Papa de septiembre, Francisco hace un contundente llamado a cuestionar los estilos de vida que llevamos y el modo en que utilizamos los bienes del planeta y hace un llamamiento en primer lugar a los jóvenes. Porque no son ellos el futuro, sino el “presente”. 

También en este mes de septiembre, mes del Tiempo de la Creación, el Papa pone su esperanza en “los jóvenes que tienen valor de emprender proyectos de mejora ambiental y mejora social”, les llama a cuestionar el modo en que vivimos y usamos los bienes materiales del planeta –“a menudo perjudiciales para la Tierra”– y pide cambiar para avanzar “hacia estilos de vida más sencillos y respetuosos del medio ambiente”.

Los predicadores fundamentalistas de hoy confunden a los jóvenes profesando “preceptos” para aspirar a la perfección, olvidando la gratuidad de la “salvación”, parafraseando al Papa. 

Cabe recordar que el Papa ha dedicado a los jóvenes durante su pontificado gran parte de su magisterio; cabe solo mencionar el sínodo de 2018 y la publicación de la exhortación apostólica postsinodal Chistus Vivit. 

A continuación tres claves para no hayan jóvenes “aburridos” o sean la llamada “juventud del sofá”. 

En este sentido, el llamado del Papa es a una esperanza concreta y que incide en la vida de los jóvenes. Para el Papa es importante que los jóvenes tengan “raíces”, es decir, es estar conectado a una historia, a una familia, a una cultura, a unos amigos, a unos abuelos y mayores a los que hay que escuchar, aunque no siempre seguir. 

El Papa no hace una adoración de la juventud, porque sería apoyar la superficial “que confunde la belleza con la apariencia”. Mejor les invita a que “sepan descubrir que hay hermosura en el trabajador que vuelve a su casa sucio y desarreglado, pero con la alegría de haber ganado el pan de sus hijos”. 

“Hay una belleza extraordinaria en la comunión de la familia junto a la mesa y en el pan compartido con generosidad, aunque la mesa sea muy pobre. Hay hermosura en la esposa despeinada y casi anciana, que permanece cuidando a su esposo enfermo más allá de sus fuerzas y de su propia salud” (Cap 6 - Idem).

Por ello, el Papa ha dedicado mucho tiempo a la instrucción de una pastoral de los jóvenes inclusiva, participativa y volcada al encuentro con Cristo. El Papa afirma: “se está creciendo en dos aspectos: la conciencia de que es toda la comunidad la que los evangeliza y la urgencia de que ellos tengan un protagonismo mayor en las propuestas pastorales”.

El Obispo de Roma anima a encontrar nuevos caminos, y “les ofrezcan, a los jóvenes, un lugar donde no sólo reciban una formación, sino que también les permitan compartir la vida, celebrar, cantar, escuchar testimonios reales y experimentar el encuentro comunitario con el Dios vivo” (cap.7 Idem).

El Papa considera que lo fundamental es discernir y descubrir que lo que quiere Jesús de cada joven, que “es ante todo su amistad”. En esa amistad, considera, “Somos llamados por el Señor a participar en su obra creadora, prestando nuestro aporte al bien común a partir de las capacidades que recibimos”.

En este sentido, el Papa advierte que "el clamor de la Tierra y el clamor de los pobres son cada vez más graves y alarmantes”. Por eso, llama especialmente a los jóvenes católicos a tomar "una acción decisiva y urgente para convertir esta crisis en una oportunidad". 

La vocación, por ende, “es un camino que orientará muchos esfuerzos y muchas acciones en una dirección de servicio. Por eso, en el discernimiento de una vocación es importante ver si uno reconoce en sí mismo las capacidades necesarias para ese servicio específico a la sociedad” (cap. 8 - Idem).

En fin, el Papa sabe que los jóvenes sufren los golpes, los fracasos, pero les llama a dar la mano a Jesús que se hace presente “para ofrecerles su amistad, su alivio, su compañía sanadora, y la Iglesia quiere ser su instrumento en este camino hacia la restauración interior y la paz del corazón” (83 ídem). 

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