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Alimentos, productos de higiene y limpieza. Eso es lo que ha estado recolectando la parroquia Espírito Santo, en San Pablo, Brasil, a través de una campaña para ayudar a los pobres, uno de los grupos más afectados por la pandemia en ese país.
Detrás de esta idea se encuentra el padre Rogerio Felix, quien ha cobrado protagonismo por una campaña que está cerca de alcanzar unas históricas 200 toneladas de alimentos y productos recolectados.
Efectivamente, la iniciativa desarrollada por este sacerdote forma parte de la Acción Solidaria de Emergencia “Es Hora de Cuidar” desarrollada por la Conferencia Nacional de Obispos Brasileños (CNBB) y por Cáritas Brasil. Algo que sucede también en en alianza con la Conferencia de Religiosos de Brasil (CRB), el Movimiento de Educación Básica (MEB) y la Asociación Nacional de Educación Católica de Brasil (Anec).
El 30 de marzo de 2020 es recordado aún por el momento en que llegó el primer kilo de frijoles a la parroquia. Desde ese momento, recuerda una nota publicada por la Iglesia de Brasil, toneladas de alimentos no perecederos y otros productos han llegado a la iglesia a través de diversas formas. Una de las tantas, por ejemplo, a través del sistema de entrega desde el automóvil al estacionamiento para evitar los contagios por coronavirus.
Pero también hubo otras propuestas de ayuda de parte de clubes de motociclistas.
El secretario ejecutivo de Campañas de la CNBB, padre Patriky Samuel Batista, fue el encargado de manifestar la importancia de la labor desarrollada por Rogerio en la parroquia.
“Además de ser un incentivo para otras comunidades, esta iniciativa despertó un sentido de pertenencia e involucró a muchas personas que no participaban de la vida eclesial. De hecho, el don de la fraternidad revela al mundo lo que es verdad: cada día, “es hora de cuidar”. Como dijo el Papa Francisco en su visita a Brasil en 2013: “La verdadera riqueza no está en las cosas, sino en el corazón (…) el verdadero camino brasileño es la solidaridad”, indicó.
Por su parte, el propio Rogerio fue el encargado de contar que prometió afeitarse la cabeza cuando la parroquia alcance el objetivo de 200 toneladas, algo que se lo ve como inminente ya que hasta el momento se contabilizaban más de 196 toneladas.
“Mi cabello tiene los días contados”, dijo Rogerio a tono de broma ante este escenario. La “apuesta” la había realizado en octubre de 2020.
“Si todo sale según lo previsto, la despedida de la peluquería debería tener lugar el domingo 22/08, después de la misa infantil”, señala la nota de la Iglesia de Brasil.
Por último, Rogelio también recordó cómo ha sido el proceso de recolección:
“Al principio, pensamos que íbamos a ayudar a algunas personas de nuestra propia comunidad que estaban necesitadas. Pero a medida que pasaba el tiempo, cada vez llegaban más familias a nosotros y teníamos que organizarnos para poder ayudar a todos y minimizar el impacto del hambre en los hogares durante este período de pandemia”.
“Las donaciones de los feligreses llegaron en abundancia y llegaron más voluntarios. Teníamos el grupo que pasaba todos los días en el lobby recibiendo la comida, otro que desinfectaba y almacenaba adecuadamente las donaciones. Otro equipo que montó las cestas y los kits de limpieza e higiene, otro equipo que tamizó a las familias y otro grupo que llevó la comida a las casas de las personas”, agregó.
En tanto, mientras se espera el desenlace de esta historia (¿qué sucederá con su cabello?), lo acontecido con esta parroquia vuelve a ser ejemplo de amor y solidaridad en tiempos oscuros de pandemia. Una vez más la mano tendida hacia el más necesitado de la mano de campañas que tienen a gente de iglesia dando lo mejor de sí mismos.
En Brasil el coronavirus ha dejado de momento más de 20 millones de casos confirmados y un número de fallecidos superior a 560.000. A pesar de estas cifras, como dato alentador surge que en las últimas horas Brasil reportó el número de contagios diarios (12.085) más bajo en nueve meses.