La cita, a pesar de las dificultades impuestas por la pandemia, fue en Tokio entre el 23 y julio y 8 de agosto. En este tiempo se disputaron los Juegos Olímpicos. Pero desde este 24 de agosto es el turno de los Paralímpicos. Otra auténtica fiesta deportiva mundial no exenta de testimonios de fe y ejemplos de superación.
Los participantes llegaron de todos los continentes y la presencia sudamericana también se hace presente con decenas de deportistas. Una de esas delegaciones es la peruana, con 35 personas que tenían previsto disputar tanto los Juegos Olímpicos como los Paralímpicos.
Efraín Sotacuro es uno de los tantos nombres cargados de sueños e ilusiones. Se trata de un joven peruano que competirá en Tokio en la disciplina “para- atletismo”. Efraín siempre se ha puesto como meta ser un mejor deportista. Así ya lo dejó claro en los Parapanamericanos de Lima 2019, donde obtuvo una medalla de bronce.
Según recuerda una nota difundida por la web de la competencia en aquel tiempo, las mañanas de entrenamiento las solía hacer por los cerros de Huancayo. Sus tardes continuaban con clases virtuales de marketing, pero también con el cuidado de su familia.
Efraín sufrió la pérdida de sus brazos hace más de 15 años tras recibir una descarga eléctrica de una torre de alta tensión que estaba abandonada. Pero la amputación de sus brazos no se convirtió en pretexto y tras un duro proceso de transición logró descubrir talentos que tenía escondidos.
Pero Efraín fue más allá de lo que habitualmente se conoce como ejemplo de superación y hasta encontró un sentido a todo aquello que llevó a cargarlo de dolor y angustia en un inicio. Algo que llevó tiempo, pero en Lima lo visualizó.
“Correr en el Estadio Atlético de la VIDENA y conseguir una medalla fue lo más importante de mi carrera. En esta sede espectacular, que sigue al servicio de nosotros, confirmé que mis piernas son un regalo de Dios. Gracias a ellas también he recorrido el mundo, representando a mi país”, comentó.
El sueño y la ilusión de Efraín está lejos de concluir. En breve comienza un nuevo viaje, otra gran oportunidad para seguir agradeciendo a Dios por sus piernas. “El reto es grande. Yo quiero conseguir una medalla en Tokio 2020”, había expresado ya en aquella oportunidad cuando ni la pandemia parecía asomar y los Juegos Olímpicos y Paralímpicos aún no habían sufrido el cambio de calendario.