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Lo sucedido el pasado 7 de julio con el asesinato a tiros del presidente de Haití, Jovenel Moïse, ha sacudido a América Latina y los ecos persisten hasta el día de hoy.
Sin embargo, en medio de esta información que conmueve y que se ha transformado en motivo de un sinfín de análisis a nivel internacional, hay algo que no trasciende tanto en los grandes medios. En este caso, todo lo bueno que han estado haciendo los misioneros en el país más pobre del continente.
Quien sí recoge el guante y se anima a contar todo lo bueno que ha pasado en medio de tanto dolor ha sido la Iglesia de Brasil. Lo ha hecho a traveés de una invitación y el anuncio de una serie de artículos sobre la presencia de misioneros del país sudamericano luego de que Haití fuera sacudido en septiembre de 2010 por un terremoto de 7 puntos en la escala Richter que dejó casi 300.000 fallecidos.
Como punto de lanza para estos relatos se toma en cuenta el proyecto misionero intercongregacional Nazaré, desarrollado por la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), Conferencia de Religiosos de Brasil (CRB) y Cáritas Brasileira en Haití.
En ese sentido, también se anunció que este 17 de julio en la capilla Nuestra Señora de Aparecida se hará una misa de acción de gracias por la misión en Haití y que marcará una nueva etapa de la presencia misionera de la Iglesia en ese país.
Fue un 20 de septiembre, de 2010 luego del terremoto, cuando los primeros misioneros brasileños emprendieron viaje con el fin de emprender evangelización y acción social. Esa experiencia fue bautizada, se recuerda, Comunidad Intercongregacional de Nazaré.
Eran seis las religiosas que realizaron inicialmente esas actividades con el eje en actividades que iban también desde la generación de empleos, hasta la formación y nutrición. El proyecto fue asumido finalmente durante 10 años y por medio de 19 congregaciones femeninas.
Ese tiempo, recuerda sor María de Fátima Kapp, asesora ejecutiva de la CRB, fue intenso y fructífero. Además de la escucha y cercanía, también se logró organizar a madres, jóvenes, adolescentes en torno a propuestas contra el hambre como un huerto comunitario y familiar. Fue posible, entre otras cosas, la creación del Centro de Evangelización Social en el barrio Coral Cesselesse. En ese lugar se concentra la mayoría de las familias afectadas por el terremoto.
La asociación de las 19 congregaciones femeninas duró 10 años y finalizó en 2020. Pero con el fin de no interrumpir el trabajo de las misioneras en Brasil las congregaciones femeninas firmaron una nueva alianza. Esta vez, se afirma, sin la gestión directa de la CNBB y CRB. Esto, que es definido como una nueva fase, la hará “una Comisión Intercongregacional formada por 5 religiosos de diferentes congregaciones”.
No obstante, las religiosas no estarán solas en este nuevo periodo, pues también se estableció que tendrán el apoyo la Red Misionera Intercongregacional Ad Gentes. Con respecto a esto último se menciona que la red fue constituida con la membresía de unas 90 congregaciones religiosas. Había sido aprobada en la XXV Asamblea Nacional Electiva de la CRB celebrada en Brasilia (DF), del 10 al 14 de julio de 2019,
Es por todo esto que la celebración del próximo 17 de julio marcará el momento oficial de la bendición de esta nueva alianza. Con ello el inicio oficial de la misión, a pesar del trabajo constante y duradero de las misioneras desde hace ya bastante tiempo.