Aunque a día de hoy cada vez más países como España aplican una sola dosis a quienes ya han pasado la infección por SARS-CoV-2 y son menores de 65 años, el debate político sigue encima de la mesa. La literatura científica es cada vez más clara al respecto: las personas que han sido infectadas de SARS-CoV-2 tienen capacidad de generar anticuerpos a largo plazo. Y cuando el cuerpo ya tiene anticuerpos propios contra el SARS-CoV-2, una sola dosis confiere protección suficiente, como explican, por ejemplo, ocho investigadores de la Universidad de Maryland en una carta publicada el pasado 25 de mayo en la revista EBioMedicine, propiedad de The Lancet.
En ella, argumentan que “la evidencia emergente del mundo real sugiere que las respuestas de anticuerpos a la primera dosis de vacuna en individuos con infección previa por SARS-CoV-2 es igual o superior a los títulos de anticuerpos encontrados en individuos sin experiencia después de la segunda dosis”.
Más allá del comentario, hay consenso en el ámbito científico: “Un número creciente de estudios científicos indica que una sola dosis de vacuna en personas que ya pasaron la infección es suficiente para generar niveles de anticuerpos iguales o superiores a los que se observan en personas que no la han pasado y que recibieron dos dosis”, indica a Verificat Adelaida Sarukhan, inmunóloga y redactora científica de ISGlobal. “También se ha visto que la segunda dosis en personas que ya pasaron la infección no aporta mucho beneficio (en cuanto a niveles de anticuerpos)”, añade.
Es probable, añade, que las personas que pasaron la infección y recibieron una sola dosis de vacuna “estén mejor protegidas, no solo por el nivel de anticuerpos, sino también por la diversidad”. Cuando alguien se infecta de forma natural, con el virus entero, genera anticuerpos y células T contra diferentes proteínas del virus, mientras que las vacunas a base de la proteína espícula solo generan inmunidad concretamente contra la proteína Spike.
Vale como ejemplo de esto un estudio reciente en el que se ha observado que los anticuerpos de personas que ya pasaron la infección y que recibieron una sola dosis de vacuna tienen una mayor capacidad para neutralizar a las nuevas variantes virales que los de personas no infectadas que recibieron dos dosis de la vacuna.
Y esto, si hablamos de anticuerpos. Si nos centramos además en la duración de la inmunidad natural versus la generada por la vacuna, “se piensa que la natural será bastante duradera”, apunta la inmunóloga, aunque insiste en que, primero, “aún es temprano para saber cuál será mayor” y, segundo, que esto no quiere decir que es mejor infectarse que vacunarse: “Los riesgos asociados a la infección (muerte, hospitalización, covid persistente) son demasiado grandes, para gente de cualquier edad”, concluye. “Además, las personas que ya pasaron la infección necesitan una dosis de vacuna de todas maneras para estar bien protegidas frente a las nuevas variantes”.
Más allá del beneficio personal, los científicos insisten en que a nivel poblacional, sobre todo teniendo en cuenta el contexto de recursos limitados con los que contamos, esta estrategia también es beneficiosa: “Cambiar la recomendación de vacuna actual para proporcionar solo una dosis de vacuna a los supervivientes de COVID-19 liberaría muchas dosis de vacuna que se necesitan con urgencia”.
Eso, por ejemplo, tendría un impacto positivo en regiones donde se está retrasando la segunda dosis por falta de unidades: “Con las vacunas adicionales disponibles, no habría necesidad”, concluyen los expertos en la carta.