Muchos recuerdan la trágica muerte del que consideran el mejor y más ejemplar Secretario General que ha tenido Naciones Unidas. Dag Hjalmar Agne Carl Hammarskjöld fue el segundo, ya que llevó las riendas del organismo entre 1953 y 1961.
Era un contexto de Guerra Fría, donde la amenaza nuclear de las dos superpotencias marcaba la bipolaridad de la comunidad internacional.
Mientras medio mundo apostaba a la guerra, él construía la paz.
Era sueco pero falleció en Zambia. Estaba apenas en la mitad de la vida. Su avión se estrelló cuando viajaba para mediar en el conflicto del entonces llamado Congo Belga.
Nobel de la Paz
Fue un apóstol de la mediación, esa tarea hoy tan necesaria en el mundo y en la cual él fue un bendito precursor.
Ganó el Premio Nobel de la Paz. El Comité que se lo otorgó destacó:
Le premiaron póstumamente "en agradecimiento por todo lo que hizo, por lo que logró, por lo que luchó: crear la paz y la buena voluntad entre las naciones y los hombres".
Un sueco universal
Su padre fue Primer Ministro de Suecia por los años de la Primera Guerra Mundial. Se crió en la ciudad universitaria de Uppsala, donde residía su progenitor como Gobernador del país de Uplandia.
Entró a la universidad y se especializó en historia de la literatura francesa, filosofía social, derecho y economía política.
Ejerció como profesor universitario. En 1945 fue consejero del Gabinete en asuntos financieros y económicos.
Durante la postguerra Hammarskjöld desempeñó una función importante en el diseño de la política financiera de Suecia. Dirigió una serie de negociaciones comerciales y financieras con otros países.
Entre otras responsabilidades de envergadura fue Delegado en la Conferencia de París de 1947, cuando se creó la maquinaria del Plan Marshall.
Fue el principal Delegado de su país en la Conferencia de París de 1948 para la Organización para la Cooperación Económica Europea (OECC).
Aunque estuvo al servicio del Gabinete Socialdemócrata en su país, Dag Hammarskjöld nunca se enroló en ningún partido político, pues políticamente se consideraba independiente.
No una, dos veces
Por unanimidad, la Asamblea General lo nombró Secretario General de las Naciones Unidas el 7 de abril de 1953 bajo recomendación del Consejo de Seguridad.
Salió reelegido unánimemente para otros 5 años en septiembre de 1957.
Se empeñó en un Armisticio entre Israel y los Estados Árabes. Organizó la Fuerza de las Naciones Unidas para las Emergencias (UNEF) y la limpieza del Canal de Suez en 1957. También colaboró en la solución de paz en la disputa sobre el Canal de Suez.
Fue responsable de la organización y gestión del Grupo de Observaciones de las Naciones Unidas en el Líbano (UNOGIL).
Y creó la oficina del representante especial del Secretario General en Jordania en 1958.
En 1955, tras su visita a Pekín (30 de diciembre 1954- 13 de enero 1955), la República Popular de China liberó a 15 aviadores americanos detenidos que habían estado al mando del Comando de las Naciones Unidas en Corea.
Durante los años 60, a petición del Congo, bajo su auspicio y siguiendo las medidas del Consejo de Seguridad, las Fuerzas de las Naciones Unidas se establecieron en el Congo.
Y el propio Secretario General viajó en cuatro ocasiones allí. El cuarto viaje fue fatal: ocurrió el accidente. Era el mes de septiembre de 1961.
Fue pionero en realizar conferencias sobre los Fines Pacíficos de la Energía Atómica. Y también de programar una conferencia de las Naciones Unidas sobre la aplicación de la ciencia y de la tecnología en beneficio de las zonas menos desarrolladas del mundo, que tuvo lugar en 1962.
Vida corta, legado de largo aliento
Luchó por la descolonización, convencido de que Naciones Unidas debía existir no para las grandes potencias, sino por el contrario, en beneficio de los países más débiles de la comunidad internacional, sobre todo para las entonces nuevas naciones independientes de África.
En la compleja operación que puso en marcha en el Congo se pueden percibir claramente los elementos de lo que hoy llamamos establecimiento y consolidación de la paz.
Lo describieron como un hombre inteligente, íntegro e idealista; de hecho, ha sido considerado "uno de los grandes místicos encubiertos de vocación universal que ha tenido el cristianismo".
Es la opinión de Frank Bracho, ex embajador de Venezuela en la India, conocedor de su trayectoria y animador de homenajes próximos a la destacada figura de Hammarskjöld.
"Diplomacia tranquila"
La Revista de Mediación resume así su legado:
El también Secretario General Kofi Anan no pudo ser más elocuente:
La Cepal dijo sobre él:
Y añadía:
Brian Urquhart, uno de los asesores más importantes de Hammarskjöld y su principal biógrafo, describe que las "grandes potencias" de la época buscaban un hombre que lo aceptara todo y "por pura casualidad eligieron a alguien que era exactamente lo contrario a lo que todos querían (…) descubrieron pronto que habían elegido a un hombre que se les enfrentaba, y en concreto a los miembros permanentes del Consejo de seguridad, cuando su conciencia o lo Carta de la ONU lo exigía.
Sus valores cardinales y su sello distintivo eran la independencia, imparcialidad, integridad y valor moral. Esto molestaba a algunos de los líderes mundiales pero, al mismo tiempo, lo respetaban por ello”.
En el “trabajo activo” que tanto valoraba lo sorprendió la muerte cuando, siguiendo su compromiso pacifista realizó su último traslado.
El avión que le llevaba a la misión de trabajo de la ONU se estrelló, falleciendo todos los pasajeros.
En 2017 algunas investigaciones apuntaban a que el avión pudo haber sido derribado por otro, lo cual nunca se estableció.
Lo llamaron magnicidio
El 18 de septiembre de 1961, el Douglas DC-6 en el que viajaba el secretario general de la ONU, Dag Hammarskjöld, se estrelló en Ndola, Rodesia del Norte (actual Zambia).
No hubo supervivientes. Hammarskjöld se dirigía al Congo para negociar un alto el fuego entre los soldados de la ONU desplegados en el país y las tropas del estado secesionista de Katanga bajo el mando de Moïse Tshombe, que contaba con apoyo belga.
Hay que recordar que bajo su mandato comenzaron los procesos de descolonización. Y él era un convencido de que la secesión de Katanga suponía un riesgo existencial para el Congo, cuyas riquezas minerales codiciaban, hoy como ayer, varias potencias occidentales.
Buscaba evitar la secesión de la provincia congoleña de Katanga, región rica en cobalto y cobre, y eludir una situación de peligro a una unidad de los cascos azules, las fuerzas de paz de la ONU.
Un reportaje de El País en enero de 2019 rememoraba:
La ONU decidió prolongar la investigación
Las investigaciones concluyeron que un error de pilotaje causó el accidente.
Pero, ante nuevas consideraciones, la Asamblea General de la ONU aprobó en 2019 una resolución que extendía hasta este año 2021 la investigación sobre la misteriosa muerte en 1961, en África, del sueco Dag Hammarskjöld, entonces secretario general de la organización.
Suecia presentó el texto acompañada de otros 100 países y recomendó renovar en sus funciones al abogado tanzano Mohamed Chande Othman, quien viene dirigiendo la pesquisa hace varios años.
Apóstol de la mediación
Logró mucho en una vida muy corta. Tal vez por eso nunca tuvo un momento aburrido. Como buen montañista decía de él mismo:
Ciertamente, en esa frase reflejó su labor de diplomacia como "apóstol de la mediación.
En un año y cuatro meses terminaría su segundo período como secretario general. En su memoria se llamó con su nombre a la Biblioteca central de la ONU, Dag Hammarskjöld Library.
Su más célebre frase es una oda a la vida, el agradecimiento y a la tolerancia:
Por todo lo que ha sido, ¡gracias! Por todo lo que ha de ser, ¡SI!