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Hammarskjöld: El humanista que dirigió las Naciones Unidas

DAG HAMMARSKJOLD

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Macky Arenas - publicado el 29/05/21

Un apóstol de la mediación, uno de los grandes "místicos encubiertos de vocación universal que ha tenido el cristianismo”, faro y leyenda para quienes buscan la paz

Muchos recuerdan la trágica muerte del que consideran el mejor y más ejemplar Secretario General que ha tenido Naciones Unidas. Dag Hjalmar Agne Carl Hammarskjöld fue el segundo, ya que llevó las riendas del organismo entre 1953 y 1961.

Era un contexto de Guerra Fría, donde la amenaza nuclear de las dos superpotencias marcaba la bipolaridad de la comunidad internacional.

Mientras medio mundo apostaba a la guerra, él construía la paz.

Era sueco pero falleció en Zambia. Estaba apenas en la mitad de la vida. Su avión se estrelló cuando viajaba para mediar en el conflicto del entonces llamado Congo Belga.

Nobel de la Paz

Fue un apóstol de la mediación, esa tarea hoy tan necesaria en el mundo y en la cual él fue un bendito precursor.

Ganó el Premio Nobel de la Paz. El Comité que se lo otorgó destacó:

“Dag Hammarskjöld fue objeto de críticas y ataques violentos y desmedidos (…) En cada situación a la que se enfrentó, tenía un objetivo en mente: servir a las ideas patrocinadas por las Naciones Unidas”.

Le premiaron póstumamente “en agradecimiento por todo lo que hizo, por lo que logró, por lo que luchó: crear la paz y la buena voluntad entre las naciones y los hombres”.

Un sueco universal

Su padre fue Primer Ministro de Suecia por los años de la Primera Guerra Mundial. Se crió en la ciudad universitaria de Uppsala, donde residía su progenitor como Gobernador del país de Uplandia.

Entró a la universidad y se especializó en historia de la literatura francesa, filosofía social, derecho y economía política.

Ejerció como profesor universitario. En 1945 fue consejero del Gabinete en asuntos financieros y económicos.

Durante la postguerra Hammarskjöld desempeñó una función importante en el diseño de la política financiera de Suecia. Dirigió una serie de negociaciones comerciales y financieras con otros países.

Entre otras responsabilidades de envergadura fue Delegado en la Conferencia de París de 1947, cuando se creó la maquinaria del Plan Marshall.

Fue el principal Delegado de su país en la Conferencia de París de 1948 para la Organización para la Cooperación Económica Europea (OECC).

Aunque estuvo al servicio del Gabinete Socialdemócrata en su país, Dag Hammarskjöld nunca se enroló en ningún partido político, pues políticamente se consideraba independiente.

No una, dos veces

Por unanimidad, la Asamblea General lo nombró Secretario General de las Naciones Unidas el 7 de abril de 1953 bajo recomendación del Consejo de Seguridad.

Salió reelegido unánimemente para otros 5 años en septiembre de 1957.

Se empeñó en un Armisticio entre Israel y los Estados Árabes. Organizó la Fuerza de las Naciones Unidas para las Emergencias (UNEF) y la limpieza del Canal de Suez en 1957. También colaboró en la solución de paz en la disputa sobre el Canal de Suez.

Fue responsable de la organización y gestión del Grupo de Observaciones de las Naciones Unidas en el Líbano (UNOGIL).

Y creó la oficina del representante especial del Secretario General en Jordania en 1958.

En 1955, tras su visita a Pekín (30 de diciembre 1954- 13 de enero 1955), la República Popular de China liberó a 15 aviadores americanos detenidos que habían estado al mando del Comando de las Naciones Unidas en Corea.

Durante los años 60, a petición del Congo, bajo su auspicio y siguiendo las medidas del Consejo de Seguridad, las Fuerzas de las Naciones Unidas se establecieron en el Congo.

Y el propio Secretario General viajó en cuatro ocasiones allí. El cuarto viaje fue fatal: ocurrió el accidente. Era el mes de septiembre de 1961.

Fue pionero en realizar conferencias sobre los Fines Pacíficos de la Energía Atómica. Y también de programar una conferencia de las Naciones Unidas sobre la aplicación de la ciencia y de la tecnología en beneficio de las zonas menos desarrolladas del mundo, que tuvo lugar en 1962.

Vida corta, legado de largo aliento

Luchó por la descolonización, convencido de que Naciones Unidas debía existir no para las grandes potencias, sino por el contrario, en beneficio de los países más débiles de la comunidad internacional, sobre todo para las entonces nuevas naciones independientes de África.

En la compleja operación que puso en marcha en el Congo se pueden percibir claramente los elementos de lo que hoy llamamos establecimiento y consolidación de la paz.

Lo describieron como un hombre inteligente, íntegro e idealista; de hecho, ha sido considerado “uno de los grandes místicos encubiertos de vocación universal que ha tenido el cristianismo”.

Es la opinión de Frank Bracho, ex embajador de Venezuela en la India, conocedor de su trayectoria y animador de homenajes próximos a la destacada figura de Hammarskjöld.

“Diplomacia tranquila”

La Revista de Mediación resume así su legado:

“Dag Hammarskjöld es considerado uno de los mejores Secretarios Generales de las Naciones Unidas, entre los más dinámicos e influyentes.

Es uno de los diplomáticos más proactivos. Su legado duradero se centra en la diplomacia tranquila, el mantenimiento de la paz y la ayuda al desarrollo. Estas tres características fundamentales de las Naciones Unidas de hoy en día son el resultado de las ideas de Hammarskjöld.

Su legado en las Naciones Unidas se considera un faro y una leyenda para aquellos que busquen el camino hacia la paz y la seguridad internacional, y una brújula moral para los funcionarios internacionales.

Este artículo intenta captar parte de la contribución a su conocida “diplomacia tranquila” (mediación privada informal) para resolver algunas de las peores crisis que ha visto el mundo”.

El también Secretario General Kofi Anan no pudo ser más elocuente:

“No puede haber mejor regla general para un Secretario General, cuando se enfrenta a un nuevo desafío o una nueva crisis, que preguntarse, «¿cómo lo habría gestionado Hammarskjöld?”

La Cepal dijo sobre él:

“Dag Hammarskjöld tenía la esperanza de que la ONU, una organización con menos de dos décadas de existencia, progresara en el establecimiento de nuevas formas de relación, nuevos métodos de deliberación y nuevos procedimientos de conciliación”.

Y añadía:

“Aseguraba que la labor de las Naciones Unidas debía estar reflejada y contenida en las resoluciones de sus órganos principales, pero sobre todo en el trabajo activo en el terreno”.

Brian Urquhart, uno de los asesores más importantes de Hammarskjöld y su principal biógrafo, describe que las “grandes potencias” de la época buscaban un hombre que lo aceptara todo y “por pura casualidad eligieron a alguien que era exactamente lo contrario a lo que todos querían (…) descubrieron pronto que habían elegido a un hombre que se les enfrentaba, y en concreto a los miembros permanentes del Consejo de seguridad, cuando su conciencia o lo Carta de la ONU lo exigía.

Sus valores cardinales y su sello distintivo eran la independencia, imparcialidad, integridad y valor moral. Esto molestaba a algunos de los líderes mundiales pero, al mismo tiempo, lo respetaban por ello”.

En el “trabajo activo” que tanto valoraba lo sorprendió la muerte cuando, siguiendo su compromiso pacifista realizó su último traslado.

El avión que le llevaba a la misión de trabajo de la ONU se estrelló, falleciendo todos los pasajeros.

En 2017 algunas investigaciones apuntaban a que el avión pudo haber sido derribado por otro, lo cual nunca se estableció.

Lo llamaron magnicidio

El 18 de septiembre de 1961, el Douglas DC-6 en el que viajaba el secretario general de la ONU, Dag Hammarskjöld, se estrelló en Ndola, Rodesia del Norte (actual Zambia).

No hubo supervivientes. Hammarskjöld se dirigía al Congo para negociar un alto el fuego entre los soldados de la ONU desplegados en el país y las tropas del estado secesionista de Katanga bajo el mando de Moïse Tshombe, que contaba con apoyo belga.

Hay que recordar que bajo su mandato comenzaron los procesos de descolonización. Y él era un convencido de que la secesión de Katanga suponía un riesgo existencial para el Congo, cuyas riquezas minerales codiciaban, hoy como ayer, varias potencias occidentales.

Buscaba evitar la secesión de la provincia congoleña de Katanga, región rica en cobalto y cobre, y eludir una situación de peligro a una unidad de los cascos azules, las fuerzas de paz de la ONU.

Un reportaje de El País en enero de 2019 rememoraba:

“La muerte del secretario de la ONU fue tratada como un accidente, pero The Observer recuperó algunos datos que apuntan a que el avión en que viajaba fue derribado y nombra al responsable del ataque: el piloto belga Jan van Risseghem. Naciones Unidas abrió su propia investigación en 1995 sin alcanzar un resultado concluyente”.

La ONU decidió prolongar la investigación

Las investigaciones concluyeron que un error de pilotaje causó el accidente.

Pero, ante nuevas consideraciones, la Asamblea General de la ONU aprobó en 2019 una resolución que extendía hasta este año 2021 la investigación sobre la misteriosa muerte en 1961, en África, del sueco Dag Hammarskjöld, entonces secretario general de la organización.

Suecia presentó el texto acompañada de otros 100 países y recomendó renovar en sus funciones al abogado tanzano Mohamed Chande Othman, quien viene dirigiendo la pesquisa hace varios años.

Apóstol de la mediación

Logró mucho en una vida muy corta. Tal vez por eso nunca tuvo un momento aburrido. Como buen montañista decía de él mismo:

“Conozco tanto este deporte que las cualidades que requiere son justamente las que creo que necesitamos hoy: perseverancia y paciencia, mano firme con las realidades, planificación cuidadosa pero imaginativa, una conciencia clara de los peligros y también del hecho de que la suerte es lo que hacemos y que el mejor montañista es aquel que no cuestiona nunca su capacidad para superar todas las dificultades”.

Ciertamente, en esa frase reflejó su labor de diplomacia como “apóstol de la mediación.

En un año y cuatro meses terminaría su segundo período como secretario general. En su memoria se llamó con su nombre a la Biblioteca central de la ONU, Dag Hammarskjöld Library.

Su más célebre frase es una oda a la vida, el agradecimiento y a la tolerancia:

Por todo lo que ha sido, ¡gracias! Por todo lo que ha de ser, ¡SI!

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