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“¡Guayaramerín (Beni) se muere! Salvemos vidas”, gritaba la hermana Teresa Ruiz, sirva de María “Ministra de los enfermos”.
La súplica de esta religiosa hacía referencia a la situación sanitaria de una localidad en el departamento de Beni, frontera con Brasil, a orillas del río Mamoré por la cuenca del Amazonas.
Pero aquel pedido está lejos de quedar en el pasado, pues Beni sigue en apuros por falta de oxígeno e insumos hospitalarios debido a la pandemia del coronavirus. Así lo confirmó recientemente El Deber, medio que mencionó los esfuerzos que se están haciendo a nivel local debido a la falta de recursos económicos y los efectos de la pandemia.
Las cifras de contagios en Beni han ido en aumento. En las últimas horas se concretaron 86 nuevos casos y tres fallecimientos. Pero genera gran preocupación el tema de infraestructura en hospitales.
Es ahí donde surge el ejemplo del Hospital Centinela, un sitio que cuenta con 30 camas para pacientes, pero que tiene 33 internados. En otros lugares como Trinidad, el tema del oxígeno es el que ha puesto en vilo a las autoridades, quienes anunciaron convenios con el Ministerio de Salud para tratar de ofrecer una solución.
De fondo, una vez más como en varios lugares del mundo, el relajamiento de medidas y el incumplimiento de medidas de bioseguridad se ha transformado en parte de la explicación a tan difícil situación.
Es en este contexto donde la Iglesia, esta vez de manera solidaria desde otra zona de Bolivia, es que ha iniciado una campaña para ayudar a Beni. “Nuestras manos por el Beni” es el nombre de la campaña solidaria que pretende ayudar con insumos de bioseguridad y medicamentos a favor de pacientes con coronavirus en lugares como Guayaramerin.
El portal de la Iglesia de Bolivia publicó una nota con un video en el que se establecen diversos puntos de acopio, así como números de contacto para colaborar con la causa.
En tanto, el encargado de reafirmar el llamado fue el obispo del Vicariato Apostólico de Pando en Bolivia, monseñor Eugenio Coter, quien expresó lo siguiente:
“El COVID-19 no es solo una enfermedad, sino que trae consigo pobreza porque quien se enferma no puede ganarse el pan de cada día, los pocos ahorros que hay en la familia se van para la compra de los medicamentos y otras necesidades del enfermo”.
