Mientras estudiaba para el sacerdocio, el hermano Damián rezaba ante una imagen de san Francisco Javier pidiéndole que intercediera por él para que pudiera ser enviado como misionero.
Su deseo fue concedido tres años después, cuando fue enviado a una colonia de leprosos en Hawai.
Cuando llegó por primera vez, era un joven sacerdote fornido. Sin embargo, eligió entregarse a los leprosos e incluso convertirse en uno de ellos.
Su historia es notable y tiene aún más impacto cuando ves las fotos de él antes y después de su llegada a Hawái. San Damián imitó a Jesucristo y entregó todo su ser, cuerpo y alma, a las personas a las que servía.
Quién fue san Damián de Molokai
Jozef De Veuster creció en una granja en Bélgica y se esperaba que se hiciera cargo del negocio familiar.
Sin embargo, se dio cuenta de que Dios tenía otros planes para él e ingresó en la Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y María en Lovaina. Tomó el nombre de Hermano Damián y sentía compasión por otros.
Eso le condujo hasta Hawai, donde se entregó a los leprosos hasta el punto de convertirse en uno de ellos y dar su vida.
Su presencia en la isla aumentó considerablemente la calidad de vida de los leprosos. Además de construir una iglesia parroquial, ayudó en todos los aspectos de la vida y se ocupó de sus necesidades físicas y médicas tan bien como pudo.Esto renovó la esperanza de la gente allí, que hasta entonces habían vivido vidas miserables como parias sociales.
Él los trató con gran dignidad, sin importar su religión. Les mostró que, incluso viviendo en los márgenes de la sociedad, se puede vivir con júbilo.
Pablo VI declaró que era «venerable» en 1977 y Juan Pablo II lo beatificó en 1995. Benedicto XVI más tarde confirmó los numerosos milagros que se le atribuían y lo canonizó en 2009.