Así como el sarmiento crece de la vid, el cristiano crece de Cristo. El sarmiento es una extensión de la vid, y el cristiano es una extensión de Cristo.
Si permanece en Cristo …
En el original del Evangelio, el verbo griego aquí es permanecer (menein). Literalmente significa “ser estable”, no sólo detenerse por un tiempo.
“Ser estable” con Jesús significa vivir en un estado de gracia santificante y confesarse regularmente.
También significa dirigirse a Jesús en la oración. Ahora bien, la oración más importante es la Santa Misa.
Nada puede sustituir la adoración del Señor Jesús en la Eucaristía.
El tiempo dedicado a la oración nunca es tiempo perdido –esto lo subrayaba san Juan Pablo II, que rezaba mucho, aunque tenía mucho que hacer. La actividad viene de la oración.
Las palabras de Jesús permanecen en nosotros cuando leemos y meditamos las Sagradas Escrituras y vivimos según ellas.
Así es como llegamos a conocer mejor a Jesús. Cuando tengamos dudas sobre qué hacer, siempre es bueno preguntar: ¿qué haría Jesús en mi lugar?
Por nuestro propio bien, vale la pena hacernos esta pregunta: ¿Me mantengo, es decir, tengo una relación estable con Jesús? ¿Tengo tiempo para Él?