El cardenal Re cuenta su experiencia de trabajo al lado de un santo y las escribe en el libro “Cristo, la Iglesia y el Mundo”
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San Juan Pablo II era un “hombre de oración”, de “certezas”, seguro de sí debido a su relación con Dios y dotado de una “gran capacidad para comunicar con las personas”.
Lo destacó, durante la presentación del libro “Cristo, la Iglesia y el Mundo” en Roma, el prefecto emérito de la Congregación para los Obispos, el cardenal Giovanni Battista Re.
El cardenal Re ha sido testigo directo de los 26 años y medio de pontificado de Juan Pablo II y reveló el secreto que tenía Wojtyla para tomar decisiones difíciles: “rezaba por largo tiempo”.
También contó algunos episodios de la vida espiritual del santo, que consideraba las “necesidades del espíritu humano” no inferiores a las del cuerpo.
Decisiones difíciles
“Cuando se discutía en varios momentos del día, por ejemplo en la hora de las comidas, de proyectos importantes, de un problema, etc., y no se lograba llegar a una decisión adecuada, entonces, el Papa concluía siempre: debemos rezar aún más para que el Señor nos ilumine sobre este problema para que la mano de Dios venga a nosotros en auxilio”.
El cardenal Re, que fue substituto de la Secretaría de Estado, 1971-1977, narró de un caso urgente tratado en las reuniones del dicasterio más antiguo en la Curia Romana y del cual se discutía asiduamente.
El Papa había escuchado ya varias opiniones y parecía que asomaba una respuesta eficaz al problema. Entonces, los colaboradores del sucesor de Pedro le preguntaron si se podía pasar a la publicación de su decisión. “No, no- dijo papa Wojtyla- necesito rezar todavía un poco más sobre la cuestión”.
El cardenal Re fue nombrado Secretario de la Congregación para los Obispos en 1987 y recordó otra anécdota para ilustrar el criterio espiritual de Juan Pablo II antes de la determinación definitiva adoptada en un asunto que tocaría la vida de miles de fieles, por ejemplo el nombramiento de un obispo.
“Recuerdo una plenaria de la Congregación, los obispos estaban divididos respecto al voto: 50% y 50%. Algunos eran favorables al primer candidato y otros más al segundo. Dos candidatos excelentes por tradición, conocimiento del lugar y experiencia.
Le expusimos todo lo que era necesario saber, el papa Juan Pablo II toma las hojas en las manos, siendo un sábado en la noche, y me dice: ‘Lunes en la mañana celebraré la misa por estas intenciones y luego tomaré una decisión’. No sé porque no me dijo que lo haría el domingo, día en el que también celebraba misa, creo que probablemente ya tenía una larga lista de intenciones”, comentó.
Pasan los días, cuenta el cardenal Re, “el lunes, en la tarde, monseñor Dziwisz (histórico secretario del Papa) me transmite las hojas del Papa con el nombre escrito (del obispo), como había prometido”.
Primera tarea
También el cardenal Re rememoró la peregrinación del papa Wojtyla al santuario mariano de la Mentorella, uno de los más antiguos de Italia y de Europa, el 29 de octubre de 1978. Allí el Papa expresó al mundo que “la primera tarea del Papa es orar”.
Desde la inauguración del Concilio Vaticano II, el Papa polaco había tenido posibilidad de residir en Roma varias veces, sea por los trabajos conciliares, sea por otras tareas qua le encomendaba el Papa Pablo VI.
En ese tiempo, a él le encantaba visitar la ‘Madre de las Gracias’, distante 74 kilómetros del Vaticano, santuario “escondido entre los montes me atraía de modo especial”, decía.
Así, en las temporadas de su estancia en Roma, delante a la Virgen crece en Wojtyla el “hambre por la oración” para hacer la voluntad de Dios, además en un momento decisivo para la Iglesia y el mundo.
El cardenal Re recuerda la frase del Papa en su peregrinaje:
“La oración, que es expresión en distintos modos de la relación del hombre con el Dios vivo, es también la primera tarea y como el primer anuncio del Papa, del mismo modo que es el primer requisito de su servicio a la Iglesia y al mundo”.
El cardenal Re reconoció la coherencia en los gestos y en las palabras del Papa:
“El Papa oraba para encontrar su pensamiento profundo y estaba convencido de que la primera cosa que tenía que hacer es pedir ayuda a Dios para después tomar una decisión, hacer su voluntad en la solución a una cuestión”.
“En fin, Juan Pablo II era un místico y esto se deducía cuando sus colaboradores lo veíamos en el momento de sus paseos al aire libre, en un lugar campestre bonito, cuando lo teníamos que dejar solo para que rezara y contemplara el panorama. Ahí se veía el místico que era”.
El cardenal Re comentó que en el libro publicado por la editorial vaticana “Cristo, la Iglesia y el Mundo”, que contiene las catequesis inéditas del Arzobispo de Cracovia (1965), Wojtyla “pone el acento en que sin Cristo no se entiende el mundo, no se abraza el misterio del hombre”.
Asimismo, compartió el hecho de que “cada catequesis esté precedida por una frase en latín, una oración. Una oración que no está relacionada con el texto que encabeza”.
De esa manera, “quería que cada página fuera un acto de oración para que, antes de comenzar la lectura, se dirigiera un pensamiento a Dios”.