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“La pandemia es particularmente grave en América del Sur”. Así reflexionó recientemente Carissa F. Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Los números y el dolor están a la vista. En primer lugar, por los récords que viene presentando de manera diaria Brasil, el gigante sudamericano que acaba de superar los 300.000 fallecimientos por coronavirus.
Lo que sucede en Brasil a esta altura no solo alarma a la región, sino que se convierte en una verdadera amenaza mundial debido a una situación descontrolada.
Es en ese país donde se detectó la conocida variante de Manaos (P1). Según los expertos, tiene mayor transmisibilidad de la enfermedad y que ya hace estragos en varios países cercanos.
Es ahí donde aparecen claros ejemplos en países de Sudamérica como Venezuela, Bolivia, Perú, Colombia, Ecuador, Chile, Argentina, Paraguay y Uruguay. En la mayoría se ha detectado la variante y los aumentos de casos positivos han aumentado en las últimas semanas de manera considerable.
Los efectos, además, van de la mano con la crisis de los sistemas hospitalarios, saturación en muchos casos de las unidades de cuidados intensivos, entre muchas otras dificultades.
Debido a esto, a modo de tratar de bajar los aumentos, es que en los diversos países se han vuelto a tomar medidas radicales que van en algunos casos como Venezuela de cuarentena radical y obligatoria, hasta restricciones de movilidad y suspensión de presencialidad en el ámbito educativo.
La Semana Santa está por comenzar y el impacto del coronavirus una vez más afecta la vida de los creyentes y este tiempo tan particular de cara a la Pascua. Es por eso que una vez más, tal cual sucedió en 2020 cuando el virus recién comenzaba a desembarcar en la región, lo virtual tendrá protagonismo. Esto a pesar de que en varios lugares también habrá un “híbrido” entre lo presencial y las trasmisiones a distancia.
En la mayoría de los países, como Colombia o Ecuador que lo anunciaron con bastante anticipación, las grandes procesiones y manifestaciones multitudinarias han quedado en suspenso.
“Ciudades como Bogotá, Popayán, Cali y Medellín, que desde hace siglos celebran con fervor la Semana Santa y son visitadas masivamente por turistas colombianos y extranjeros, no tendrán sus habituales procesiones debido a las decisiones adoptadas por las autoridades colombianas”, afirmaba la corresponsal de Aleteia en Colombia, Lucía Chamat. Ecuador lo propio con famosas manifestaciones como Jesús del Gran Poder o Cristo del Consuelo.
En países como Perú, en cuarentena obligatoria en los próximos días, los obispos acaban de emitir un comunicado en el que hacen énfasis en lo que significa vivir por segundo año consecutivo una Semana Santa marcada por la pandemia.
“Las celebraciones de esta Semana Santa no podremos vivirlas juntos, debido a las restricciones sanitarias; pero queremos que sepan que estarán en nuestros corazones y rezaremos por ustedes, por su salud, la de sus familiares y por todas sus intenciones”, señalan en la carta.
Pero en otros países como Venezuela, también en cuarentena radical, o con restricciones que adquieren diversas tonalidades (Paraguay, por ejemplo, con confinamiento, Argentina con restricciones fronterizas y distanciamiento social preventivo y obligatorio o Uruguay con exhortación a no salirse de la “burbuja”) la presencialidad de fieles en celebraciones de Semana Santa se mantiene.
Diversas conferencias episcopales han estado publicando lineamientos en ese sentido. En el caso de Uruguay, donde la variante PI ha generado un aumento preocupante de casos (luego de haber sido considerado uno de los países que mejor logró posicionarse frente a la pandemia), fuentes de la Iglesia confirmaron a Aleteia que habrá misas con fieles con aforos reducidos (30% de la capacidad del templo parroquial). También con cumplimiento estricto de protocolos sanitarios. En este caso, cada obispo puede sumar alguna restricción. En todos los casos también se mantienen las trasmisiones virtuales.
Chile vivió una una situación también especial. Se dio en las últimas semanas luego de un anuncio inicial del gobierno de suspender celebraciones religiosas durante la cuarentena.
En este país sudamericano, a la vanguardia en el continente con más de 6.000 personas vacunadas contra el coronavirus, el aumento de casos hizo que se tuvieran que endurecer medidas.
Casi el 70% de la población vuelve a quedar confinada. No obstante, la suspensión de celebraciones religiosas generó reacción desde la Iglesia. Junto a representantes de otras instituciones religiosas, hicieron referencia a derechos constitucionales como la libertad de cultos.
Durante las últimas horas la Corte Suprema de Chile decidió permitir la realización de misas y ceremonias religiosas en comunas que estén en cuarentena. En este caso, al igual que el resto, respetando aforos y medidas de bioseguridad.
Pero más allá de todos estos aspectos, la Semana Santa en Sudamérica, así como en otras partes del mundo, no será la tradicional en sus formas. No obstante, con el Domingo de Ramos que se aproxima una vez más se abre la puerta de la esperanza. También la confianza de que la muerte no tendrá la última palabra. Y que finalmente hará efecto el avance de la vacunación. Ya con la mirada en que regresará la Pascua de los abrazos y grandes expresiones de fe.