Ciudades como Bogotá, Popayán, Cali y Medellín, que desde hace siglos celebran con fervor la Semana Santa y son visitadas masivamente por turistas colombianos y extranjeros, no tendrán sus habituales procesiones debido a las decisiones adoptadas por las autoridades colombianas. Esto para evitar que templos y lugares de culto se conviertan en focos para la propagación del coronavirus.
En Bogotá no se permitirá el tradicional viacrucis que los todos Viernes Santo recorre las calles de más de 240 parroquias existentes en esta ciudad con casi ocho millones de habitantes. En este lugar, cerca del 80 por ciento se declara católicos. Esta decisión fue anunciada en las últimas horas por monseñor Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá y primado de Colombia. Lo hizo luego de una reunión con la alcaldesa de la ciudad.
“Buscamos que todos, desde sus casas, trabajen unidos pensando en lo mejor para Bogotá, teniendo presente que la Semana Santa es el centro de la vida cristiana católica, pero que es necesario hacer varios sacrificios por la vida de todos”, afirmó monseñor Rueda Aparicio.
Al destacar que las decisiones son el resultado del trabajo conjunto del clero y las autoridades civiles y de salud, el prelado explicó que además de la cancelación de procesiones, tampoco habrá la ceremonia del lavatorio de los pies que todos los Jueves Santo se celebra en horas de la tarde con asistencia multitudinaria de fieles.
Otra vez a distancia
Para evitar las aglomeraciones y lograr que unas pocas personas puedan ir a las iglesias, los párrocos podrán organizar hasta dos veces la misma ceremonia. Adicionalmente, habrá transmisiones de televisión a través de canales públicos y privados y las redes sociales de la arquidiócesis y las parroquias.
En esta ocasión tampoco se podrán admirar los hermosos monumentos que los jueves por la noche se exhiben en las iglesias. Las mismas se consideran auténticas obras de arte elaboradas con sumo cuidado por los feligreses. Como sucedió el año pasado, en esta ocasión tampoco se podrán hacer las visitas a siete monumentos diferentes. Una tradición arraigada en países latinoamericanos y que representa el acompañamiento de los devotos a Jesús desde el momento en que fue traicionado por Judas Iscariote, hasta su sacrificio en la cruz.
También estará cerrado el sendero peatonal al cerro de Monserrate. Un verdadero ícono más importante de Bogotá visitado por millares de católicos que el Viernes Santo hacen el viacrucis a pie. Y lo hacen muchas veces descalzos o en penosas condiciones. Su propósito es pagar alguna promesa o pedir favores al Señor Caído. Una imagen que se venera en una basílica menor ubicada a más de 3.100 metros de altura sobre el nivel del mar. No obstante, con aforo limitado y extremas medidas de bioseguridad, se podrá ir al Santuario de Monserrate, pero en teleférico o funicular.
Popayán restricciones
En Popayán, al occidente del país, la Semana Santa que se celebra desde hace más de cuatro siglos también tendrá serias restricciones. Las extensas y ceremoniosas procesiones que durante más de siete días recorren esta ciudad con notable influencia española en su arquitectura, tampoco podrán ser admiradas por católicos que llegan de diferentes partes del mundo.
De la gran cantidad de eventos que se organizan en esta capital, solo dos serán de carácter presencial. El Pregón, ceremonia que abre oficialmente la semana mayor y que por años se ha efectuado en la iglesia de Santo Domingo. También la misa del Carguero, acto litúrgico previsto para el lunes 29 de marzo en la iglesia de Santo Domingo. Estas actividades contarán con un aforo limitado de público, medidas de bioseguridad y distanciamiento social.
¿Medellín y Cali?
En Medellín, la segunda ciudad colombiana, tampoco habrá procesiones ni rituales masivos como el lavatorio de los pies o el Sermón de las Siete Palabras que se celebra en algunas parroquias en la noche del Viernes Santo. En entrevista con el canal Telemedellín, el arzobispo Ricardo Tobón explicó que aunque las iglesias solo tendrán un aforo del 35 %, la esencia de la Semana Santa no se perderá porque su importancia está centrada en los ritos litúrgicos. “Quitar las procesiones no le resta a la celebración del misterio de Cristo ya que su máxima expresión esta en la liturgia”, recalcó monseñor Tobón.
El padre José Gallego, vocero de la arquidiócesis de Cali, con jurisdicción en el occidente del país, informó que en esa región todas las parroquias abrirán sus puertas pero que cada una tendrá entre 80 y 100 feligreses que deberán cumplir estrictas normas de bioseguridad. En entrevista con la cadena Blu Radio, el sacerdote señaló que se ampliará el número de ceremonias y horarios y habrá amplia difusión de las ceremonias en redes sociales, televisión pública y emisoras radiales.
En otras capitales, ciudades intermedias y pequeños pueblos, también habrá limitaciones para las ceremonias y eventos religiosos así como medidas de bioseguridad, entre ellas, el distanciamiento social y el uso de tapabocas. El propósito es ayudar a contener la propagación del covid -19 que a la fecha ha ocasionado el fallecimiento de más de 61.500 personas en el país.
Mientras tanto, la campaña de vacunación avanza conforme al cronograma establecido. Hasta el momento, confirmó el Ministerio de Salud, han sido vacunadas más de un millón de personas mayores de 80 años. En los próximos días comenzará una segunda etapa que pretende inocular a más de seis millones y medio de ciudadanos.
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