Las elecciones que se llevarán a cabo en México el próximo 6 de junio, no obstante ser elecciones intermedias, serán las más grandes que se hayan celebrado en el país
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El 6 de junio los mexicanos elegirán cerca de 21,000 cargos, entre ellos –quizá lo más importante—los 500 diputados que serán los encargados de llevar adelante, o de equilibrar, las reformas constitucionales que ha planteado el partido en el poder (el Movimiento de Regeneración Nacional) y que transformarán por completo la historia de México.
La caída económica del 2020 –8.5 por ciento del PIB–, la mortalidad por el coronavirus (tercer país en el mundo), el enorme desempleo y la pobreza (12 millones de pobres adicionales a los 60 millones que ya existían antes de la pandemia) y la violencia que no cesa (35,000 homicidios dolosos aún en el confinamiento), hacen de estas elecciones un reto enorme para un país dividido y fatigado: alrededor de un millón de micro, pequeñas y medianas empresas han echado el cierre en los últimos 17 meses.
Una obligación ciudadana
En este ambiente resalta el Mensaje de los obispos de la Región Pastoral de Chiapas (formada por las diócesis de Tuxtla Gutiérrez, Tapachula y San Cristóbal de las Casas), entidad limítrofe con Guatemala, en donde el 6 de junio, las casi cuatro millones de personas registradas en el padrón electoral podrán votar para elegir 163 cargos públicos: 24 diputaciones de mayoría relativa y 16 de representación proporcional, más los 123 presidentes municipales.
Los obispos chiapanecos recuerdan a los ciudadanos que “las elecciones son un momento especial para expresar de manera crítica, responsable e informada nuestro derecho de decidir quién nos debe gobernar, es decir, quién debe de coordinar los esfuerzos para que, entre todos -sociedad y gobierno-, podamos construir el bien común que Chiapas necesita”.
Por ello exhortan a los fieles católicos y a todas las personas de buena voluntad, independientemente de sus convicciones religiosas, a participar de manera libre, consciente y responsable en la vida política “porque nuestro Estado y nuestra Patria necesitan de todos nosotros”.
Violencia e infiltración criminal
En el Mensaje se habla de un tema que no por ser local deja de ser de interés nacional, puesto que México se juega buena parte de su futuro en los próximos comicios.
Lo primero que señalan es que a lo largo de los últimos procesos electorales se ha generado polarización y enfrentamientos, frutos de un apasionamiento desmedido, que han derivado en violencias y muerte.
En varias comunidades existe un gran dolor acumulado por estas muertes violentas de muchos ciudadanos en los últimos años. “Estemos conscientes que no hay lágrimas estériles y que todas ellas son una silenciosa oración por la justicia y la paz que nuestro pueblo hoy tanto reclama”, subrayan los obispos de Chiapas.
Y, en seguida, ponen el dedo en la llaga electoral mexicana al lamentar “que en los partidos políticos prevalezca la búsqueda de satisfacer intereses personales o de grupo que pervierten el noble fin de la política y que se alejan de las verdaderas necesidades y legítimas expectativas del pueblo”.
E insisten en señalar algo que muchas autoridades políticas de Chiapas y de México solapan: “que algunos grupos de poder, ligados a actividades delincuenciales, se infiltran en los partidos políticos o los coaccionan mediante el financiamiento de ‘candidaturas a modo’ para gozar de protección e impunidad”.
Esto se concatena con un libro reciente, Votos, drogas y violencia (Cambridge University Press, 2020) en el que se muestra cómo, en naciones como México y entidades como Chiapas existe una relación de intimidad entre delincuencia organizada y el Estado. Los autores –Guillermo Trejo y Sandra Ley– hablan de una “zona gris de la criminalidad” que consideran como “el hábitat de la delincuencia organizada, el ecosistema donde los grupos criminales respiran, crecen, se reproducen y triunfan”.
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No le apuesten a la pobreza
Los prelados mexicanos recuerdan a todos que es una obligación moral ejercer el derecho al voto. Será éste un voto consciente solamente si brota de una reflexión madura y profunda sobre la situación del Municipio, el Estado y de sus necesidades; sobre los partidos políticos y su ideología; sobre las características de capacidad, de servicio y coherencia de vida de la persona de los candidatos.
“El voto consciente, responsable, libre y secreto tiene un valor que nunca se pierde: el valor de la dignidad. No vendamos nuestro voto pues sería vender nuestra dignidad, nuestra conciencia, nuestra libertad y nuestro futuro. A los partidos políticos les decimos: ¡no finquen su competencia electoral y posible triunfo en la pobreza del pueblo!”, exigen los obispos en este Mensaje
Por último, piden responsabilidad moral a los ciudadanos, y muestran que ésta no termina con el ejercicio del voto, sino en la consecuente exigencia, vigilancia y compromiso por cumplimiento de las necesidades del bien común. “De lo contrario, como denunciaron los obispos de México en un comunicado reciente, los ‘elegidos’ dedican mucho tiempo en la legislatura sacando adelante sus propias agendas ideológico-políticas, muchas veces traicionando y violentando los intereses de sus representados”.
En efecto, hace pocos días, la Conferencia del Episcopado Mexicano emitió un documento en el que remarcó que ha habido diversas iniciativas legislativas que, más que estar preocupadas por el bien común de las personas, son “agendas ideológicas que deberían exigir una discusión social pausada y responsable, así como una fundamentación mucho más sólida, basada en la inalienable dignidad de toda persona”.