A veces, algo que dé un sentido a nuestra vida y esta búsqueda nos lleva poco a poco a encontrar no algo sino a AlguienEl evangelio narra algo que les sucedió a Juan Bautista y a dos de sus discípulos. Juan les señala a Jesús: “Este es el Cordero de Dios” (el cordero pascual protegió a los israelitas en su paso de la esclavitud a la libertad)
Así Jesús es el que abre de nuevo el camino al Padre, es el que a través del don de sí mismo nos dará una vida nueva. Los discípulos oyen las palabras de Juan y siguen a Jesús.
El amor de Juan, el Precursor, no es posesivo. No desea atraer a los discípulos a sí mismo, sino que les dirige a Jesús. Juan ha ido por delante, anunciando a otro que vendrá…
¿Qué buscáis?
Los discípulos siguen a Jesús y él, al ver que le siguen, les pregunta: “¿Qué buscáis?” Ellos le contestan: “Rabí, ¿dónde vives? Él les dice. “venid y lo veréis”.
“Venid”, como diciendo: hagan ustedes mismos la experiencia, vengan conmigo y descubrirán cómo vivo, qué es lo que me mueve por dentro, qué es para mí lo importante, quién es Aquél a quien oro…
¿Qué buscáis?, pregunta Jesús a los dos discípulos… y nos lo pregunta hoy a nosotros.
A veces, buscando algo que dé un sentido a nuestra vida, algo que quizá no sabemos definir, esta búsqueda nos lleva poco a poco a encontrar no algo sino a Alguien.
Qué alegría encontrarnos hoy y cada día con quien da sentido a nuestra vida, con quien nos infunde paz y alegría, con quien nos ama y por quien somos amados. Y entonces poder decir, como esos discípulos: “Hemos encontrado al Mesías”.
Comentario al Evangelio: María de Jesús Chávez-Camacho Pedraza
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