Las formas de la superstición han calado hondo en nuestra cultura y en nuestro estilo de vida contemporáneo. Sin darnos cuenta, es fácil ver que muchas personas recurren a la adivinación o viven pegadas a una superstición. ¿Es tu caso?
¿Cedes a la curiosidad malsana?
La Iglesia Católica pone en guardia a los creyentes: “Dios puede revelar el porvenir a sus profetas o a otros santos. Sin embargo, la actitud cristiana justa consiste en entregarse con confianza en las manos de la providencia en lo que se refiere al futuro y en abandonar toda curiosidad malsana al respecto.” (2115)
Es un asunto importante
Si nos preguntan si somos supersticiosos, la respuesta seguramente es no, pero a continuación citaremos algunas supersticiones que tal vez formen parte de nuestro estilo de vida y no les estemos dando importancia:
En muchos medios de comunicación, el horóscopo se facilita y se entiende como un “servicio a los lectores”, como si fuera la programación de televisión, las farmacias de guardia de la ciudad o la previsión meteorológica.
Son muchos los que quizá tienen estudios universitarios pero “echan un ojo al horóscopo” para saber cómo les irá la semana en cuanto a salud, amor, trabajo… El peligro de ceder a la curiosidad malsana está ahí.
Un gran negocio
El horóscopo es un gran negocio (las líneas telefónicas de pago, por ejemplo).
Creer en el horóscopo es creer que mi vida está determinada por los astros. En realidad, mi vida depende de la voluntad de Dios y de mi libertad en el actuar.
La Iglesia Católica dice en el Catecismo: “La consulta de horóscopos, la astrología, la quiromancia, la interpretación de presagios y de suertes, los fenómenos de visión, el recurso a ‘mediums’ encierran una voluntad de poder sobre el tiempo, la historia y, finalmente, los hombres, a la vez que un deseo de granjearse la protección de poderes ocultos. Están en contradicción con el honor y el respeto, mezclados de temor amoroso, que debemos solamente a Dios.”
Ya sabes, si alguien quiere hacer un regalo familiar o de grupo y sugiere que sea una carta astral, es mejor que propongas una alternativa y es buen momento para explicarle que los astros no nos condicionan.
El vaso o la ouija.
¿Te han invitado en una fiesta nocturna a “jugar al vaso” o, lo que es lo mismo, la ouija? En torno a una mesa, se invoca a espíritus para que podamos preguntarles acerca del más allá o de nuestro futuro. Un vaso se mueve y apunta a letras (formando palabras) o a asistentes.
¿”Solo” un juego o hay algo más?
Alguien puede decir que es “solo un juego” o que es pura diversión. El caso es que no es así, y la historia nos lo confirma: muchos personajes han dejado testimonio del peligro que supone adentrarse en la ouija.
La Iglesia alerta: “Todas las formas de adivinación deben rechazarse: el recurso a Satán o a los demonios, la evocación a los muertos y otras prácticas que equivocadamente se supone ‘desvelan’ el porvenir.” (2116)
Y continúa: “El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas. Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él.” (2117)
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