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Hay momentos en que cumplir con las obligaciones familiares, laborales, cívicas o de cualquier otro tipo se convierte en algo demasiado pesado.
Asumir las responsabilidades adquiridas puede parecer imposible. En esos casos, reconocer la propia impotencia es el primer paso y pedir ayuda el definitivo.
Aquí tienes dos oraciones para rezar a quienes tienen el poder de hacerte responsable y de aligerar las cargas.
Oración
Dios Padre que todo lo puedes:
Mira qué poca cosa soy,
qué pequeñas son mis fuerzas
para llevar a cabo lo que me pides.
Te ofrezco todo mi empeño por hacer lo que debo,
pero necesito que me ayudes a lograrlo.
Hazme capaz de cumplir con mi deber,
permíteme servirte como Tú piensas que puedo hacerlo.
Regálame también realismo y humildad
para no buscar metas demasiado elevadas para mí,
paciencia cuando los resultados esperados todavía no llegan,
y sabiduría para descubrir qué personas pueden ayudarme.
Dame entusiasmo, empuje y perseverancia
para hacer lo que Tú quieres que haga.
Y suple mis deficiencias para que juntos logremos
lo que sin Ti nunca hubiera ni soñado.
Te lo pido en unión con María,
la madre de Jesús,
siempre dispuesta a cumplir tu voluntad.
Amén.
Madre, aquí estoy
Esta otra oración es un poco más fuerte en el sentido de que expresa un grado de entrega total a la Madre del cielo. Escrita por el sacerdote alemán José Kentenich, está incluida en el libro de oraciones Hacia el Padre:
Madre, ¿quieres mi trabajo?
-Aquí estoy.
¿Quieres que todas las fuerzas de mi espíritu
lentamente se desangren?
-Aquí estoy.
¿Quieres mi muerte?
-Aquí estoy,
pero procura que todos
los que tú me has confiado
amén a Jesús,
vivan para Jesús
y aprendan a morir por Jesús.
Amén.