La festividad de la Virgen de Caacupé, celebrada el 8 de diciembre, se vivirá de una manera diferente como sucedió hace 102 años, cuando al Paraguay llegó la gran gripe española. Esta vez, la multitudinaria celebración se realizará sin la presencia de fieles, como una medida para prevenir el contagio del Covid-19. “Cada año solemos decir que el 8 de diciembre el Paraguay está en Caacupé, pero este año todo el Paraguay será Caacupé”, expresó en comunicación con Aleteia monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de la Diócesis de Caacupé.
La Iglesia paraguaya tomó la difícil decisión de suspender la presencia de los fieles durante todas las actividades litúrgicas que se realizarán en el marco de la solemnidad de la Virgen de Caacupé y las peregrinaciones, debido a la pandemia del Covid-19.
El obispo de Caacupé, al tiempo de lamentar la situación, recuerda que una decisión similar fue adoptada por el primer monseñor paraguayo, Juan Sinforiano Bogarín, en diciembre de 1918, debido a la llegada de la gripe española al Paraguay.
Por determinación de la diócesis local y bajo consenso de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) todas las actividades litúrgicas, incluyendo la misa central del 8 de diciembre, serán a puertas cerradas y llegarán a los fieles por los medios de comunicación.
Una difícil determinación
Valenzuela aseguró que no fue fácil tomar la determinación, ya que la Virgen de Caacupé mueve a cientos de miles de paraguayos y extranjeros cada año. Sin embargo, aseguró que por la propia seguridad de los fieles, “es lo mejor”.
“Vimos con mis compañeros obispos que era necesaria esta determinación al percatarnos de que habrá una concurrencia masiva de fieles. Mucha gente, a consecuencia de la pandemia, necesita del desahogo, de acercarse al ser superior, de renovar sus promesas y tememos que el protocolo sobrepasado. Los paraguayos somos muy creyentes”, reconoció el obispo de Caacupé.
Valenzuela explicó que en principio se habló de peregrinaciones bajo agendamiento previo y misas con la presencia de 1.000 fieles. Sin embargo, las familias clamaban por poder llegar hasta el Santuario Basílica para saludar a la Virgen.
“Siento mucha pena por la situación, pero creo que la Virgen no se va a enojar si se pospone el cumplimiento de las promesas por parte de los fieles. La propia María Santísima tuvo que huir a Egipto, con el hijo y José, estando en el exilo hasta la muerte del emperador Herodes, que quería matar al Mesías. La Virgen sabe que estas cosas suceden y entiende a las familias”, expresó.
La Virgen hará de peregrina
La imagen de la Virgen de Caacupé se ha trasladado hasta algunos santuarios de Asunción y recorrerá diferentes comunidades del país para estar en cercanía con los fieles.
Valenzuela explicó, que desde el mes de febrero del 2021 la Virgen de Caacupé visitará a los fieles en diferentes departamentos del Paraguay.
Por otro lado, el obispo de Caacupé invitó a los fieles a que vivan con alegría y devoción la festividad de la Virgen desde sus hogares y en sus respectivas comunidades.
“Que los fieles no se inquieten por el cumplimiento presencial de sus promesas, que lo hagan de corazón, con unción y no por obligación”, dijo.
El obispo recomendó que en cada hogar se pueda construir un altar con la imagen de la Virgen e Caacupé, desde donde se pueda rezar por los más necesitados. “También pueden peregrinar hasta sus parroquias y celebrar el novenario, así como la solemnidad desde las comunidades”, sugirió.
La festividad de la Virgen de Caacupé, considerada como la patrona de la fe del Paraguay, es una de las celebraciones marianas más importantes de la región. Durante las fiestas del 2019, más de 1.000.000 de fieles llegaron hasta la ciudad, situada a unos 60 km de Asunción, capital del Paraguay.
Actualmente, el Paraguay atraviesa por una meseta en cuando a las muertes y contagios de Covid-19, por lo que la aglomeración masiva de los fieles incluso hizo que las autoridades se planteen un nuevo confinamiento para el 7 y 8 de diciembre.
La Basílica visitada por dos papas
El Santuario de la Virgen de Caacupé fue visitado en 1988 por el papa Juan Pablo II y en el 2016 por Francisco. En la ocasión de su visita, el actual Sumo Pontífice decretó la elevación a Basílica Menor el templo erguido en honor a la Virgencita Azul.
El papa Francisco acostumbraba, durante su mandato en el arzobispado de Buenos Aires, Argentina, celebrar con los inmigrantes paraguayos una eucaristía especial en honor a la Virgen de Caacupé, cada 8 de diciembre.
El Sumo Pontífice se declara como un devoto de la Virgen de Caacupé, a quien siempre destaca como el ejemplo de la valentía de la mujer paraguaya, “la más gloriosa de América”.
Un poco de historia
El término Caacupé surge del idioma Guaraní. Su traducción significa “detrás de monte”. Cuenta la leyenda que un indio llamado José fue quien talló en un tronco de madera la primera imagen de la Virgen de Caacupé.
José era un indio converso y se encontraba en peligro de muerte cuando integrantes de una tribu, que no toleraba la fe cristiana, lo siguieron. Según la leyenda, se le apareció la Virgen María y le sugirió esconderse tras los arbustos, en guaraní: “Ka´aguy kupépe”.
Tras escapar del peligro, el indio regresó al sitio donde fue auxiliado por María y tomó un tronco para tallar dos imágenes de la Virgen en agradecimiento.
Luego de una gran inundación que se dio en la zona, una de las imágenes talladas por el indio José apareció flotando en el lugar donde actualmente se sitúa la Basílica, en Caacupé.
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