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El italiano Carlo (Carlos en español) Borromeo nació en 1538. Era sobrino del papa Pío IV, quien con actitud nepotista lo nombró cardenal cuando tenía 22 años.
San Carlos había estudiado Derecho Civil y Eclesiástico, y era ya diácono. Más tarde lo nombraría secretario de Estado del Vaticano.
Borromeo hacía compatible la vida eclesiástica con la caza, las fiestas... Sin llevar una vida licenciosa, él mismo reconocería después su mundanidad.
Pero antes de ordenarse sacerdote comenzó un proceso de conversión al que contribuirían unos ejercicios espirituales. Llegó a contagiar ese espíritu de conversión a los más próximos, incluido su tío el Papa.
Carlos Borromeo se transformó en un hombre clave en la renovación promulgada por el Concilio de Trento.
Participó en él y posteriormente fue nombrado arzobispo de Milán, donde aplicó la Contrarreforma católica.
Fue ejemplar en el servicio a los demás y se expuso cuando la peste azotó Milán, hasta el punto de que se la llamó "peste de san Carlos": atendía a los enfermos y a los sacerdotes que morían por asistir a los infectados.
Falleció prematuramente por agotamiento el 3 de noviembre de 1584.
San Carlos Borromeo es patrón de los catequistas, de los seminaristas y de las personas que trabajan en el sector de la bolsa y la banca.
Oración a san Carlos Borromeo
Padre de los pobres san Carlos Borromeo,
ángel de la caridad para enfermos y necesitados,
y para todos modelo de fe, de humildad,
de pureza, de virtudes
y de constancia en el sufrimiento.
Empleaste todos tus dones
para la mayor gloria de Dios,
y para la salvación de los hombres,
siempre con un sacrificio total,
hasta el punto de ser víctima
de tu bondadosa entrega.
Concédenos a los que te admiramos
firmeza en nuestros propósitos,
fuerte espíritu de sacrificio
y tenacidad y constancia,
para el bien de nuestras vidas, almas y mente.
Intercede por nuestras preocupaciones,
para que el Señor nos ayude y conceda
solucionar esta difícil y gran necesidad:
(pedir lo que se necesite).
Milagroso san Carlos,
no nos dejes solos en este desasosiego,
danos tu protección, ayuda y consuelo,
danos fidelidad al Señor,
amor y bondad con los demás,
constancia y esperanza en las adversidades
y paz, alegría y sosiego en las fatalidades.
Dios Padre, no mires nuestros méritos,
sino los de tu querido siervo
y nuestro buen protector, san Carlos.
Ayúdanos a ser fieles testigos de la fe,
para que lleguemos un día
a disfrutar contigo del cielo.
Amén.
(Rezar el Credo, Padrenuestro, Avemaría y Gloria).
(Se puede rezar tres días).