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Papa Francisco, preocupado por los sacerdotes enfermos de coronavirus

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 18/09/20
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El papa Francisco ha enviado un mensaje a los sacerdotes ancianos y enfermos de Lombardía, la región italiana más golpeada por la pandemia

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El papa Francisco encomendó a los sacerdotes enfermos y ancianos a la Virgen María y se refirió a las restricciones que ellos han experimentado en los últimos meses debido a la pandemia. “A ella, Madre de los sacerdotes, le recuerdo en la oración a los muchos sacerdotes que han muerto a causa de este virus y a los que se enfrentan al camino de la rehabilitación”.

Lo hizo en un mensaje enviado a 200 participantes en la VI Jornada de los sacerdotes ancianos y enfermos de Lombardía (Italia), que se celebró el 17 de septiembre de 2020 en el santuario Santa María del Fonte di Caravaggio en la provincia de Bérgamo, que ha sido definida una “diócesis mártir” por los 25 curas fallecidos durante la emergencia sanitaria por la covid-19.

Francisco intentó ponerse en los zapatos de los sacerdotes que estuvieron contagiados y aislados: “Los días, transcurridos en un espacio limitado, parecían interminables y siempre iguales. Sentíamos la falta de nuestros afectos más queridos y de nuestros amigos; el miedo al contagio nos recordaba nuestra precariedad”.

“En el fondo, hemos conocido lo que algunos de vosotros, así como muchos otros ancianos, experimentan a diario. Espero que este período nos ayude a comprender que, mucho más que ocupar espacios, es necesario no perder el tiempo que se nos da”.

Así, instó a pedir Dios a que “nos ayude a disfrutar de la belleza del encuentro con el otro, a curarnos del virus de la autosuficiencia. ¡No olvidemos esta lección!”

Durante el período más duro, lleno “de un silencio que ensordece y un vacío desolador” (Acto de Oración, 27 de marzo de 2020), el Papa rememoró que “muchos, casi espontáneamente, levantaron sus ojos al Cielo. Con la gracia de Dios, puede ser una experiencia de purificación”.

También para nuestra vida sacerdotal, la fragilidad puede ser “como fuego del fundidor y como lejía del lavandero”(Mal 3:2) que, elevándonos a Dios, nos refina y santifica. No tengamos miedo al sufrimiento: ¡el Señor lleva la cruz con nosotros!

Hasta el mes de mayo de 2020, en Italia, según el diario católico Avvenire, se cuentan 121 sacerdotes que murieron durante la pandemia e incluso al exterior mientras estaban en misión pastoral, como fue el caso de padre Pierino Bodei, 80 años, que era un formador de seminaristas en la diócesis brasileña de Castanhal Do Parà.

El Papa rezó por los “tantos pastores que en el mundo dan la vida por los fieles, también en esta pandemia” y recordó a los sacerdotes italianos perecidos durante la crisis sanitaria, lo hizo el pasado 3 de mayo en su homilía de Santa Marta.

Francisco ha llamado por teléfono algunos de los familiares de los sacerdotes italianos muertos durante su servicio a la iglesia y a los fieles. Así lo hizo a mitad del mes de mayo, cuando llamó a Elena, la hermana del sacerdote Pablo Camminati, de la diócesis de Piacenza, facellicido por el virus a 53 años. “Fue una caricia a una tierra martirizada”, la definió.

En este contexto,  el Papa manifestó su alegría porque también este año, “a pesar de las limitaciones necesarias para luchar contra la pandemia”, se hayan podido reunir 105 sacerdotes ancianos y enfermos, junto a sus obispos, para una jornada de oración y fraternidad en el Santuario de Nuestra Señora de Caravaggio en Bérgamo.

Es hermosa esta atención de los pastores por la parte físicamente más frágil de su presbiterio. En realidad, ustedes son sacerdotes que, en la oración, en la escucha, en el ofrecimiento de sus sufrimientos, ejercen un ministerio no secundario en sus Iglesias”, se lee en el mensaje firmado por el pontífice en San Juan de Letrán, el 13 de agosto de 2020.

Cabe también mencionar el reciente gesto del papa Francisco de agradecimiento y reverencia hacia un grupo de jóvenes sacerdotes.

Después de la audiencia general del miércoles pasado, Francisco se inclinó para besar las manos de un grupo de curas  de la diócesis de Como (Italia), que le pidieron su bendición porque estaban dispuestos a ocupar el lugar del sacerdote Roberto Malgesini, 51 años, definido por su obispo un ‘mártir de la caridad’ y quien el martes por la mañana “fue asesinado por una persona necesitada a la que estaba ayudando, una persona enferma mental”, explicó Francisco.

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Antoine Mekary | ALETEIA

 

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