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La oración a Nuestra Señora de Nagasaki milagrosamente salvada de la explosión

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Vincenzo PINTO / AFP

Silvia Lucchetti - publicado el 09/08/20

El 9 de agosto se cumplen años de la tragedia nuclear de Nagasaki. La cabeza incinerada de la Virgen de Urakami inspiró al cardenal Comastri a hacer una súplica sincera por la paz mundial

El 9 de agosto se cumplen años de aquella mañana de 1945 en que Estados Unidos lanzó una segunda bomba atómica sobre Nagasaki, después de la que había sido detonada en Hiroshima tres días antes.

La magnífica catedral de Urakami, entonces la iglesia católica más grande de Asia, también quedó reducida a escombros ese día.

Era un edificio de culto que había sido construido 30 años antes en la colina de Urakami por agricultores locales pobres que, habiéndose refugiado en las islas circundantes para escapar de la persecución anticristiana y permanecer fieles a la fe y la práctica religiosa, habían regresado allí después de dos siglos con el fin del ostracismo (asianews.it).

La cabeza de la Virgen María que escapó de la explosión

La cegadora explosión nuclear mató a 70.000 personas en un instante y rompió ventanas finamente decoradas. Hizo que prácticamente toda la estructura se derrumbara, prendió fuego al altar y derritió las campanas. Sólo se salvó una cosa.

Entre las ruinas incineradas, se encontró casi intacta la cabeza de una estatua de la Virgen María. Su aspecto es impresionante: los ojos de la Virgen aparecen como dos huecos quemados y una grieta calcinada en la mejilla derecha evoca una lágrima que recorre el rostro de la Madre.

Entre las víctimas de esa explosión había unos 8.500 católicos. Muchos de ellos en ese momento estaban reunidos en oración en esa misma iglesia.

Desde hace unos años esa comunidad católica –que cuenta con unos 65.000 fieles y es la más importante de Japón en relación al tamaño de su población– impulsa el movimiento para la abolición de las armas nucleares. 

La Virgen herida símbolo de la paz

La poderosa reliquia de la venerada cabeza de la Virgen herida es fuente de inspiración y estímulo para la oración de los cristianos, y un emocionante símbolo de paz para todos.

En la edición del 15 de agosto de 2010 del semanario católico japonés Katorikku Shinbun, se publicó una foto de tres personajes con las manos unidas: al fondo el altar de una capilla con la cabeza herida de la Virgen María de Nagasaki en el centro.

La foto fue tomada el 5 de agosto en la iglesia de Urakami con motivo de la visita de Ban Ki-moon, entonces secretario general de la ONU. Él aparece en el centro del grupo junto al arzobispo y al alcalde de la ciudad.

Una foto simbólica y no una simple ilustración de un evento, que pretendía traducir el mensaje que ese icono transmite a Japón y al mundo entero.

La reliquia en peregrinación

En el mes de mayo anterior, con motivo de la conferencia para la revisión del tratado de no proliferación nuclear, la reliquia había sido llevada en peregrinación al Palacio de Cristal por un grupo de hibakusha (supervivientes de bombas nucleares) de Nagasaki.

Iban encabezados por el arzobispo –huérfano de ambos padres en la conflagración atómica–, que había invitado a Ban Ki-moon a ampliar su visita japonesa con motivo del aniversario anual e incluir Nagasaki y a Hiroshima.

De camino a Nueva York, la reliquia fue llevada al Vaticano y bendecida por el Papa emérito. También a Guernica, España, para una ceremonia en memoria de las víctimas de una masacre nazi perpetrada durante la Guerra Civil española (asianews.it).

La oración del cardenal Comastri

Hoy, también venerada por el papa Francisco, representa simultáneamente una advertencia sobre los efectos devastadores de la violencia humana y un símbolo de la fuerza superior del amor maternal de María, invocada por la paz mundial.

La cabeza de la Virgen de Nagasaki inspiró al cardenal Angelo Comastri, Vicario General de Su Santidad para la Ciudad del Vaticano, esta oración (María contigo).

Oración

Oh María, Madre querida nuestra,
en la hora del dolor ¿a quién acudiremos?
A la mamá y solo a la mamá.
Dios ha creado un mundo muy hermoso
y nosotros lo estamos agrediendo y dañando;
Dios ha escondido mucha energía en la creación
para que podamos usarla para hacernos bien,
para mitigar los dolores, para aliviar el cansancio…
y en cambio nosotros hemos transformado la energía en bombas
hasta la locura de la bomba atómica.

Oh María, Madre querida nuestra,
nos estamos castigando con nuestras propias manos.
Al mirar tu rostro cruelmente devastado
por la primera bomba atómica de la historia
revivimos la locura absurda de ese momento
que nos vuelve indignos de vivir en este mundo.

Oh María, Madre querida nuestra,
lleva a Jesús una lágrima nuestra de arrepentimiento
y ayúdanos a combatir la única guerra lícita:
la guerra por la paz: dentro de nosotros, entre nosotros,
entre las familias y los pueblos.

Reina de la Paz,
deformada por nuestra guerra
ruega por nosotros y vuélvenos constructores de paz.
Amén.

Tags:
bombaguerra nuclearoraciónsegunda guerra mundialvirgen maria
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