Su mamá murió por COVID-19 tras su nacimiento, pero esta beba se ha transformado entre el personal sanitario del Hospital de la Policía de Quito en símbolo del esfuerzo por salvar vidas a pesar de toda fragilidad. También en bendición de Dios para quienes permanecen internadosEl caso de una pequeña bebé ecuatoriana tiene múltiples derivaciones. Por un lado, el dolor por la pérdida de una joven mamá, de nombre Erika (31), a causa del COVID-19, otra víctima de la pandemia en un país que ha superado los 88.000 casos conformados y lleva registrados más de 5.000 fallecidos.
Pero, por otro lado, el triunfo de la vida a lo largo de una serie de acontecimientos en el Hospital de la Policía de Quito que por estas horas se transforman en destellos de luz en medio de la oscuridad.
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Erika, que estaba embarazada, había llegado al centro hospitalario el pasado 10 de julio, proveniente de la zona de la Amazonía, y agonizaba por el coronavirus, recuerdan diversas crónicas publicadas en medios locales como El Telégrafo.
El esposo de esta mujer, con quien esperaba a su primera hija, es un agente de la Policía también con COVID-19 y no pudo acercarse a auxiliar a su mujer por estar en la zona de Tena. Fue por eso que el director del hospital, el coronel Javier Buitrón, quiso hacerse cargo de la atención de la paciente a través de la búsqueda de un espacio en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), aspecto difícil debido a temas de saturación.
No obstante, la parte más dramática llegaría horas después. Erika falleció sin conocer a su hija, quien nació con 30 semanas de gestación y en medio de la fragilidad debido a que también estaba cerca de morir asfixiada. De manera inmediata, Javier decidió que se le brindara toda la atención a esta pequeña. Y eso fue lo que sucedió.
Tanto personal médico como de enfermería se encargaron de los cuidados más necesarios en la UCI neonatal hasta que la niña pudiera comenzar su recuperación. Con el paso de las horas y días, esta niña se empezó a transformarse en motivo de ánimo para quienes intentan salvar vidas en ese hospital. Además, otro dato alentador, la niña –a diferencia de sus padres- no tenía COVID-19.
Días después, familiares de estos padres se acercaron y se decidió llamarla Valentina por su valor y coraje durante el difícil proceso. Sin embargo, el propio director del hospital dio un paso más y le añadió el nombre de Esperanza, pues para él esta niña representa una bendición de Dios para todos los enfermos que están internados, prosigue El Telégrafo.
“Dios sabe lo que hace y estoy convencido de que nos envió a Valentina Esperanza para que todos aprendamos de su ejemplo, para que luchemos contra las adversidades, para que renovemos nuestra fe y nuestra capacidad de lucha como seres humanos”, expresó Javier a ese medio, hombre que visita todos los días a la pequeña y pide a Dios que la mantenga sana y con vida.
Para Javier, esta pequeña, es también símbolo de que pronto pasará el gran dolor colectivo y todos se volverán a abrazar.
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En tanto, Alejandro, el padre de la niña y que ha tenido que afrontar la pérdida de su esposa en medio de marco desolador, también sigue su proceso de recuperación. Pudo conocer a su hija a la distancia y la noticia de Valentina Esperanza de ahora en más será su gran motivo para seguir luchando en la vida.
Coronavirus vs Ecuador
La pandemia sigue sacudiendo a Ecuador, siendo Quito una de las localidades más afectadas. Por estas horas son varias las brigadas que recorren la ciudad buscando casos positivos de COVID-19.
Para ello, para los testeos, se han establecido 11 carpas en diversos puntos, publica El Comercio, a modo de estrategia para tratar de contener el avance del virus. También surge como dato alentador el hecho de que más de 70% de los casos positivos en Ecuador se han recuperado.
Finalmente, la labor de Cáritas, el brazo social de la Iglesia, en Ecuador. En los últimos días se presentó un informe que da cuenta del acompañamiento de más de 600.000 personas en lo que va de la emergencia sanitaria (ver aquí informe). Otra respuesta rápida y que también tiene sabor a esperanza.
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