Un informe de Naciones Unidas señala que los cultivos de hoja de coca aumentaron 10% en 2019 en este país sudamericano, incremento que genera preocupación porque si bien es algo vinculado a la vida indígena, también tiene impacto en el aumento del narcotráfico Una recorrida rápida por los medios de comunicación en Bolivia deja en evidencia cómo afecta el tema del momento a este país sudamericano. El coronavirus sigue dejando dolor, incertidumbre y muerte.
La Paz es uno de los sitios más afectados y de momento este país lleva más de 75.000 casos confirmados con más de 2800 fallecidos, siendo la alta demanda de oxígeno junto al colapso funerario uno de los temas más mencionados.
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Sin embargo, en las últimas horas, en medio de la pandemia, un tema se coló en la agenda mediática y también llamó la atención. En este caso, a raíz de un informe de monitoreo con el apoyo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) –financiado por la Unión Europea- que da cuenta del incremento del 10% de los cultivos de coca en Bolivia durante 2019 (ver informe completo aquí).
“El área bajo cultivo ha aumentado efectivamente en 2,400 hectáreas (ha) de 23,100 ha en 2018 a 25,500 ha en 2019”, se indica en un comunicado difundido en las últimas horas por la Unodc al momento de otorgar más detalles.
“Combinando el uso de imágenes satelitales complementadas con información recopilada a través del trabajo de campo, UNODC detectó un aumento en el área bajo cultivo de coca en las tres regiones productoras: en la región de Yungas de La Paz, se detectó un aumento del 9%, llegando a 16,296 ha. ; en los Trópicos de Cochabamba, se registró un aumento del 13 por ciento, llegando a 8.769 ha; mientras que, en la región del norte de La Paz, las áreas cultivadas aumentaron en un 44 por ciento, alcanzando 468 ha de cultivos de coca”, prosigue.
En ese sentido, también se recuerda que el mayor aumento de cultivo de coca en los Yungas de La Paz se dio en la provicincia Sud Yungas. También la información acerca de la presencia de estos cultivos en seis de las 22 áreas protegidas a nivel nacional.
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¿Y el narcotráfico?
Una vez más, entre las principales preocupaciones de fondo, aparece la palabra “narcotráfico“, uno de los mayores flagelos de América Latina.
Más allá de los móviles políticos o todo lo que tiene que ver con algunas responsabilidades que se le otorgan al gobierno del expresidente Evo Morales para el incremento de los cultivos (o también el vínculo tradicional de todo esto con las comunidades indígenas), lo que termina generando el tráfico ilegal de drogas es mayor fractura social y golpe de gracia a millones de familias que sufren los diversos efectos colaterales (ya sea por amenazas, por hijos inmersos en delitos o consumo adictivo, entre muchas otras cosas), aspecto puesto sobre la mesa muchas veces por el propio papa Francisco.
Es que del informe se desprende, como deja de manifiesto un reciente editorial “El narcotráfico está empoderado” publicado por El Deber, que además del aumento del cultivo de coca de alguna manera disminuye la erradicación y con ello también la incautación de coca y cocaína. Al mismo tiempo, el registro de una disminución de la comercialización de la hoja de coca en mercados legales, generando como contrapartida más venta en los ilegales.Debido a esto la preocupación por el vínculo con el narcotráfico se hace latente.
Por último, Thierry Rostan, representante de UNODC para Bolivia, otorgó algunas recomendaciones para mejorar el control.
En primer lugar:
“La necesidad de aumentar las medidas de control para evitar la expansión del cultivo de coca a áreas no autorizadas como las que rodean los límites de la provincia de Ayopaya en el departamento de Cochabamba y las provincias de Sud Yungas e Inquisivi en el departamento de La Paz”
En segundo lugar:
“Continuar fortaleciendo los procesos de racionamiento / erradicación, control comunitario del cultivo lícito y mitigación de impactos, promoviendo el desarrollo integral en las zonas productoras de coca, para así evitar la expansión de la producción excedente de cultivos de coca”
Por último, un aspecto no menor. El informe da cuenta de datos de 2019, pero no hace referencia a 2020, año de pandemia. El gran temor y preocupación es que la disminución de los controles genere próximamente datos menos alentadores.
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