Una campaña que busca tener, entre otras, una mirada atenta al contexto de pandemia que golpea también a los pueblos originarios
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Este 27 de julio comienza una iniciativa singular de la mano de la Iglesia en Brasil -que hará transmisión en vivo- y con el apoyo tanto de organizaciones eclesiales como civiles.
Se trata de la llamada “Amazoniza-te”, una invocación que además de hacer referencia a las amenazas del coronavirus en los pueblos originarios de esta región de la “casa común” (Laudato Sí), busca dejar de manifiesto cómo la deforestación, minería ilegal, entre otras actividades, también hacen la veces de “agentes de proliferación” de la enfermedad.
“El llamado ‘Amazonizar’ propone la participación activa de todas las personas en defensa del Amazonas, su bioma y sus pueblos amenazados en sus territorios. Son voces que se suman a la realidad de muchas vidas injustas, expulsadas de sus tierras, torturadas y asesinadas en conflictos agrarios y socioambientales, víctimas de una política guiada por los agronegocios y por grandes proyectos económicos de desarrollo que no respetan los límites de la naturaleza o los suyos. preservación”, se expresa en el comunicado de la campaña publicado por la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB).
Por otro lado, esta campaña, que surge del diálogo entre diversos sectores, de alguna manera también responde al Sínodo para la Amazonía que se realizó en Roma en 2019.
A continuación los tres ejes de la campaña:
1. Vulnerabilidad de los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales a la contaminación por el nuevo coronavirus, con énfasis en la debilidad en el servicio y la estructura del equipo de salud pública en los estados y municipios del país. región, por debajo de las condiciones de otras regiones del país;
2. Aceleración de la destrucción del Bioma por el aumento incontrolado de la deforestación, incendios, la invasión de territorios indígenas y comunidades tradicionales por acaparamiento de tierras, minería, minería, ganadería y monocultivos de siembra, y los efectos de las centrales hidroeléctricas en las poblaciones ribereñas;
3. Violación sistemática de la legislación de protección ambiental y desmantelamiento de organismos públicos, con la acción intencional del gobierno para desregular y expandir, ilegalmente, las actividades de compañías mineras, agronegocios, madereros y ganaderos en la región.
La invitación está hecha. Solo resta sumar mirada y corazón.
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