Sucedió un 13 de julio y aquella noche permanecerá en el recuerdo de todos
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“Fueron 15 horas de angustia, incertidumbre y dolor. Durante todo ese tiempo, balas de diferentes calibres pasaban rasgando por encima de las cabezas de los estudiantes que se habían refugiado en la parroquia Divina Misericordia (Managua, Nicaragua).
Esa noche se vivió una tragedia que culminó con la muerte de dos jóvenes a manos de paramilitares leales al régimen de Daniel Ortega, además de varios heridos. El repudio y la solidaridad para con las personas que tuvieron que vivir ese ataque no se hizo esperar.
El recuerdo de aquella noche permanece y permanecerá en el recuerdo de todos. Pues las huellas de los impactos de bala en la imagen de Cristo de la Misericordia, que fueron mostrados al mundo entero junto con las marcas en otras zonas de la iglesia, se transformará en símbolo indeleble de un Cristo que sufre junto al pueblo”.
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Así comenzaba el relato publicado en Aleteia en julio de 2018, luego que trascendiera un ataque que a nivel visual sigue impactando:
Este 13 de julio se cumplieron dos años de aquel ataque a manos de las fuerzas paramilitares leales al régimen de Daniel Ortega a la Iglesia Divina Misericordia y que tuvo como protagonistas a un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (Unam-Managua), quienes se atrincheraron buscando protección en este sitio de oración.
Gerald Vázquez y Francisco José Flores son los nombres de los estudiantes que perdieron la vida durante esa trágica noche. Actualmente, las huellas de la balacera permanecen intactas en las paredes, símbolo de que la herida de alguna manera permanece abierta en el corazón de Nicaragua.
“Realmente creímos que eso había sido todo para nosotros. Pensé en que iba a ser un muerto más en la lista, un número más”, recuerda a dos años de aquellos hechos Andrés Casanova en diálogo con La Prensa, uno de los jóvenes estudiantes sobrevivientes.
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Detrás de todo aquel terror se daba la famosa protesta generalizada de abril de 2018 en reclamo de autonomía universitaria, en el caso de estudiantes, pero también vinculada al sistema de seguro social y que terminaron dejando centenares de persona fallecidas durante aquel tiempo.
En las últimas horas, en la parroquia, se ha recordado este aniversario con una emotiva ceremonia.
En tanto, ahora, en julio de 2020, aún resuenan aquellas balas y en el marco de una situación no menos preocupante, la crisis de la pandemia del coronavirus que también genera más luces que sombras en un país señalado por la falta de transparencia. Es ahí donde –sin importar el momento y las circunstancias- la iglesia sigue firme junto al pueblo, lo mismo que el Cristo herido que hoy todos vuelven a recordar.
Por último, un mensaje que todo lo dice y es contundente:
https://twitter.com/winderantoniom/status/1282784119383044102
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