Francisco se solidarizó con tres sacerdotes que están enfermos con coronavirus y se refirió especialmente al padre ‘Bachi’, Basilicio BrítezEl papa Francisco hizo llegar un mensaje de apoyo a los sacerdotes que se desempeñan en la pastoral de las villas y barrios más vulnerables de la Argentina. Lo hizo por medio de un video, en el que expresó la cercanía en el momento en que la “están peleando con la oración y los médicos que ayudan”.
Francisco se solidarizó con tres sacerdotes de la Pastoral que están enfermos, y se refirió especialmente al padre padre ‘Bachi’, Basilicio Brítez, de la Parroquia San Roque González y Compañeros Mártires del Barrio Almafuerte, conocido como la Villa Palito. El propio Papa evocó su vida y lo definió como “el pionero de Villa Palito, y que después trabajó en San Petersburgo, Puerta de Hierro, todos esos barrios a los cuales él dedica su vida”.
El Papa Francisco reza con nosotros por la salud del Padre Bachi, que sigue en terapia con #coronavirus, y por los sacerdotes de las barriadas que luchan junto al pueblo contra la pandemia #OremosJuntos @Pontifex_es pic.twitter.com/cwfOvOrjsl
— Curas Villeros (@PastoralVillera) July 9, 2020
“En este momento la está peleando. La está peleando porque no está bien. Quiero decirles que estoy cerca de ustedes, que rezo por ustedes, que los acompaño en este momento. Todo el pueblo de Dios junto a sus curas enfermos. Es el momento de dar gracias a Dios por el testimonio de esos curas, pedirles por la salud y seguir adelante”, expresó el Papa.
El padre ‘Bachi’ sabe que está infectado con el virus desde el 20 de junio. Por tratarse de un paciente con comorbilidades como diabetes e hipertensión, fue internado al día siguiente, y a los pocos días ingresó a Terapia Intensiva. Permanece allí desde entonces. Según informaron desde la Pastoral de las Villas, se recupera lentamente. La cadena de oración en redes sociales, a la que ahora se sumó el Papa, da cuenta del inmenso cariño que suscita la figura de este sacerdote.
Es que el caso de la Villa Palito es un ejemplo de urbanización y superación de la extrema vulnerabilidad. Formalmente, ya se conoce como Barrio Almafuerte a este predio de 40 hectáreas en San Justo, con más de 10 mil habitantes, en las que más de mil casillas fueron convertidas en los últimos años a casas sólidas de material, y el asfalto fue cubriendo de a poco las calles de tierra. Fue fruto de trabajo de vecinos, organizaciones, Estado, y desde ya, una parroquia que motoriza esperanza.
Pero la asistencia sigue siendo muy necesaria. Sobre todo estos días de pPandemia, en la que las medidas preventivas limitan la posibilidad de trabajo y afectan severamente la economía de todos los hogares, impactando directamente en el pan de cada día de las familias de los barrios más vulnerables. Como ya informamos en Aleteia la labor de las parroquias y capillas de las Villas y barrios vulnerables se ha multiplicado durante la pandemia.
Es el caso de la parroquia del padre Bachi, que aún ante la internación de su párroco sigue estando cerca de sus vecinos, e incluso el próximo lunes reabrirá su comedor Virgen de Guadalupe. Como aclaran, “con todas las precauciones, distancia, barbijos”.
El Barrio Almafuerte pertenece al partido de La Matanza, el partido del Gran Buenos Aires con más afectados por coronavirus. De 7,000 de los 90,000 casos confirmados en la Argentina corresponden a ese distrito. Los sacerdotes de las villas de la zona, desde la voz del obispo de San Justo, habían exigido hace pocos días a las autoridades del Partido mejorar la respuesta que se le da a los vecinos con síntomas, que en muchos casos acuden a las parroquias para encontrar respuestas:
“En la mayoría de casos de nuestros barrios el protocolo de Covid-19 no funciona y en estas últimas semanas lo hemos comprobado de manera muy particular porque han sido nuestras parroquias las que respondieron a los llamados de los vecinos y efectuaron innumerables traslados para realizar testeos y consultas médicas en hospitales del distrito”.
El intendente rápidamente se comunicó con los sacerdotes, y expresó voluntades de solución, pero el reclamo dio cuenta del nivel de exposición de estos sacerdotes. Hoy, al menos tres, padecen coronavirus. Y uno lucha por su vida.
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