Bajo una fuerte influencia del maestro universal, a sus 90 años sigue plasmando la naturaleza del sur del Orinoco
Régulo Pérez es pintor y caricaturista. Dibujante, ilustrador y periodista. Un artista plástico que se fascinó por las tendencias modernas que impregnaban el oficio en 1945, cuando comienza el arte contemporáneo moderno en Venezuela.
Nació a orillas de nuestro ancho y potente río Orinoco, en la orilla derecha, para ser más exactos. Vivió en Roma, donde conoció al pintor italiano Renato Guttuso (1911-1987), representante del expresionismo con quien se *enroló* en el realismo social. Luego, viajó a París en 1950 y estudió pintura mural y litografía en la Escuela de Bellas Artes. Se inspiró en Picasso, quien marcaría su obra para siempre.
Se destacó en la docencia: enseñó arte y, como auténtico docent, el arte le sigue enseñando a él. Fundó una Escuela de Artes Visuales en Venezuela, donde ha mantenido permanente participación en las salas de exposiciones de los museos más importantes del país y del mundo entero. Ha recibido innumerables premios que le llueven de todas partes.
El Arca de Noé en un cuaderno
Este pintor, genuino representante del arte moderno venezolano, ha recreado con sus pinceles 3 mil petroglifos, captó 18 mil animales de 55 especies variadas.
En 1986, la CVG (Corporación Venezolana de Guayana), lo invitó a presenciar el rescate de animales que habitaban en zonas inundadas por la construcción del lago artificial de la gran represa del Guri. “Estuve en el sitio donde se recolectaban todos los animales y prácticamente los dibujé a todos, monos, arañas, picures, dantas, tigres, serpientes y luego hice una exposición que se llamó Operación Rescate: El mundo encontrado en el mundo perdido en el Museo de Arte Contemporáneo”, le confiesa al diario guayanés El Correo del Caroní. “En el cuaderno se salvaron y como el arca de Noé se reprodujeron”, escribió el artista en su cuaderno de notas.
Ni la cuarentena le ha “mareado” el color
Durante el aislamiento, solo ha podido usar cuatro colores. Los demás los inventa. Dice que, debido a la cuarentena, pinta solo con cuatro colores pero el efecto de su trabajo es grandioso. Sus obras expresan, básicamente, el realismo social y exaltan la exuberante naturaleza que lo vio nacer.
Pero no ha dejado de trabajar aunque -asegura- ahora no pone un pie en un museo venezolano en protesta por el pésimo estado en que los tiene la desidia del Estado.
Su padre fue un comerciante Enrique Pérez Ytriago, quien tuvo mucho que ver con su interés por la naturaleza y los animales autóctonos. Se recuerda que en 1985, cuando el historiador venezolano Guillermo Morón editó el libro *De ciertos animales criollos*, quien ilustró la obra fue Régulo Pérez.
De hecho, cuenta que el “pie a tierra” artístico en la naturaleza se lo plantó su padre quien, muy pequeño, lo llevó a la selva: “Conviví con la sarrapia y los animales, yo los dibujaba y esa fue mi base”.
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