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El Estado de Nueva York permitirá vientres de alquiler

SURROGACY

Shutterstock | Pit Row

Jaime Septién - publicado el 28/05/20

Si bien se considera ilegal en el Estado de Nueva York la venta de órganos, ahora será legal que las mujeres alquilen sus úteros con fines de lucro

Un artículo de Jennifer Lahl en la revista First Things ha puesto al descubierto aspectos preocupantes de la decisión por la cual la legislatura del Estado de Nueva York, ante la insistencia del gobernador Andrew Cuomo, legalizó la llamada “subrogación gestacional comercial”; es decir, el alquiler contractual de úteros y la compra y venta de bebés recién nacidos.

Lahl, quien es fundadora y presidenta del Centro de Bioética y miembro fundador de la Campaña Internacional StopSurrogacyNow, refiere que, aprovechando la crisis de la COVID-19 –de la cual la ciudad de Nueva York es el epicentro mundial—, Cuomo maniobró para que la legislación saliera adelante a principios del mes de abril.

Antes, en febrero de este año, había apoyado la campaña “El amor hace una familia” diciendo que “es vergonzoso que solo seamos uno de los tres estados que no permite que las personas LGBTQ y las personas que luchan con la fertilidad usen la subrogación gestacional para formar familias”.

Si bien se considera ilegal en el Estado de Nueva York la venta de órganos, ahora será legal que las mujeres alquilen sus úteros con fines de lucro.

Riesgos muy altos

“La subrogación gestacional implica la impregnación de una madre sustituta mediante la implantación de embriones creados a partir de los óvulos de la madre o donante de óvulos, y el esperma del padre o donante de esperma. Las mujeres y los recién nacidos a menudo no sobreviven a los embarazos gestacionales, y quienes lo hacen a menudo se ven afectados física y psicológicamente”, explica Lahl en su artículo.

Pone el ejemplo de dos sobrevivientes de la subrogación, Brittney Rose Torres y Melissa Cook, quienes llevaban trillizos. “Durante sus embarazos, se les dijo que abortaran a dos de los tres niños, y enfrentaron amenazas y ruina financiera por negarse a hacerlo”.

Ello porque las cláusulas de aborto y reducción selectiva se inscriben habitualmente en todos los contratos de subrogación como una cuestión de control sobre “el producto final, el niño”.

Lahl explica que muchos embriones mueren en el proceso de subrogación. Y está bien documentado en la literatura médica que una mujer embarazada con óvulos de “donante” tiene un riesgo muy alto de complicaciones relacionadas con el embarazo, como preeclampsia e incluso la muerte. Michelle Reaves y Crystal Wilhite murieron al dar a luz como madres sustitutas, dejando a sus propios hijos sin una madre.

Comerciar con la vida

Sin embargo, Nueva York ahora está abierta al negocio de comprar y vender bebés. “Los corredores de subrogación (como si fueran corredores de bienes raíces), los abogados y los médicos de fertilidad se beneficiarán generosamente, mientras que las madres sustitutas y las donantes de óvulos femeninos correrán con todos los riesgos”, explica Lahl.

Todo debido a la pobreza de éstas últimas y a la concepción de un sistema mercantil que solamente fija su atención en el dinero y no pone por encima el valor inegociable de la vida humana.

Si bien la subrogación altruista siempre ha sido legal en Nueva York, la comercialización del procedimiento por parte de Andrew Cuomo revierte, paradójicamente, una decisión firmada por su propio padre, el gobernador Mario Cuomo, quien prohibió los contratos de subrogación en 1992.

La razón de esa prohibición fue casi de sentido común: no se puede distinguir la subrogación contractual de la simple venta de bebés.

Además, la nueva legislación no contempla el riesgo significativo en que se pone a los bebés; que este asunto socava la dignidad de las mujeres, de los niños y de la propia reproducción humana. En el fondo ha sido la legalización del matrimonio homosexual, que en Nueva York se dio en 2011, la que ha catapultado la subrogación contractual legal.

Presión y resultados

“La formidable influencia política de la comunidad gay, que retrata la subrogación comercial como una extensión de los derechos de los homosexuales, ha cambiado la forma en que se ve la subrogación”, relata Lahl en First Things.

Los cabilderos de este colectivo orientaron las políticas estatales de subrogación hacia la equidad como un principio para que todas las familias lesbianas, gays, bisexuales y transgénero, puedan tener opciones similares a quienes enfrentan problemas de infertilidad y tengan acceso a la adopción.

Como sucede a menudo, los legisladores que se opusieron o quisieron poner algunas trabas a esta legalización, fueron reprendidos y acusado de usar “una retórica divisoria con respecto a las familias no tradicionales, la comunidad LGBT y los derechos reproductivos de las mujeres al presentar creencias y opiniones como hechos”.

Los defensores de la subrogación afirman que la ley protege a las mujeres a través de una “Declaración de derechos de los sustitutos”. Sin embargo, Cuomo se negó a agregar protecciones al proyecto de ley de subrogación, estableciendo, entre otras disposiciones, que el “padre o padres previstos” (que no tienen que estar casados) no están sujetos a ninguna verificación de antecedentes financieros o penales.

Otro de los puntos es que solo uno de los padres debe ser ciudadano o residente legal en Estados Unidos, “lo cual –subraya Lahl–es una invitación para que los ricos de otros países vengan a Nueva York a comprar descendencia, una práctica que ya está presente en California”.

Nuevas esclavitudes

Lo que debe quedar claro, dice la especialista en bioética y activista en contra de la subrogación de vientres femeninos es que esta nueva legislación del Estado de Nueva York, “alienta efectivamente el tráfico reproductivo y el turismo reproductivo”.

Los defensores de la subrogación afirmaron que este proyecto de ley era una extensión de la ley de igualdad matrimonial del Estado de Nueva York. Pero la legalización del matrimonio homosexual no le da derecho alguno a nadie de dañar a otro ser humano con tal de tener un hijo.

“Pero para las parejas homosexuales, que pagarán generosamente por los niños, la demanda de descendientes biológicos se ha vuelto más importante políticamente que el riesgo de salud y explotación que representa la subrogación para mujeres y niños”, termina diciendo en su artículo la fundadora de la campaña más importante a nivel internacional sobre este tema.

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