¿Nos gustaría tener todos los servicios a 15 minutos de casa? El coronavirus ha permitido replantear el modelo de ciudad y ponerlo en práctica.
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Algo más de un 50% de la población mundial vive hoy en grandes ciudades. Tokio, Cantón, Shangái, Delhi, Yakarta, Karachi… tienen más de 20 millones de habitantes. La lista es extensa e incluye puntos de los cinco continentes.
Las previsiones de la ONU, según un informe que se hizo público en 2018, apuntaban hasta ahora a que en 2050 esa concentración de habitantes crecería hasta un 68%. Así, 6.700 millones de personas se establecerían en núcleos urbanos convertidos en megalópolis.
El estudio también señalaba que en 2030, la mayor aglomeración humana se experimentaría en ciudades que hoy tienen menos de 1 millón de personas y que se encuentran, sobre todo, en África y Asia.
Con la pandemia del coronavirus, esta lectura del futuro podría cambiar.
Si el confinamiento se repitiera, ¿dónde querrías vivir?
Si tuviéramos posibilidad de escoger dónde vivir un segundo confinamiento, después de la primera experiencia que hemos padecido en muchos países, ¿nos quedaríamos en el lugar donde vivimos? ¿Acaso no nos gustaría disponer de un espacio más amplio, con luz natural, servicios asegurados, amplias zonas verdes y acceso rápido a zonas verdes?
Ese espacio es difícil encontrarlo en un edificio de más de 20 plantas y en cualquier punto urbano hiperpoblado.
Deseo de reconectar con la naturaleza y con el ser humano
El coronavirus ha despertado el deseo de volver a conectar con la naturaleza, pero no como algo de fin de semana o vacaciones sino como una constante en la vida diaria.
Así como hasta ahora el futuro se planteaba en términos de “digitalización” y “automatización”, hoy la mirada se orienta hacia un planeta más humanizado y sostenible.
La ciudad del cuarto de hora, hacia el paraíso de lo accesible
En este nuevo enfoque, se haba con mayor fuerza de “la ciudad del cuarto de hora”. ¿En qué consiste esta idea? En un proyecto de urbe que tomando a cada uno de nosotros como centro, dispongamos de todo en un radio máximo de 15 minutos andando desde casa.
Todo accesible a 15 minutos de casa
La “ciudad del cuarto de hora” incluye los jardines y parques, el comercio de proximidad, los servicios sanitarios, las entidades culturales, la escuela y la biblioteca, el centro religioso, los campos de fútbol al aire libre, los lugares de paseo, vida social y mezcla… El concepto clave de este tipo de ciudad es lo “accesible”.
Se trata de un cambio en la percepción del espacio. ¿Por qué no dejar de perder tiempo con los atascos para ir al trabajo? Si todo está cerca, ya no debo ir a la compra a 30 minutos de casa, ni debo esperar a fechas seleccionadas para estar en un espacio verde. Con ello, hemos comprobado que se frena el calentamiento global y la huella de dióxido de carbono se reduce.
Cambio en la valoración del tiempo
En esta “ciudad del cuarto de hora” ideal también hay un cambio en la concepción del tiempo. El aislamiento forzoso ha tenido aspectos negativos, pero también puntos positivos como que muchas personas han tenido más tiempo para estar con la familia, hacer comidas juntos, educar a los niños o cuidar de los enfermos y mayores.
El ritmo se ha suavizado y algunos elogian la slow life, el gusto por la vida sencilla y la conversación que nos hace redescubrir a las personas que conviven con nosotros.
París: la promesa
Ya antes del coronavirus y el confinamiento, el director de ONU-Habitat para América Latina y el Caribe, Elkin Velásquez, proponía “repensar las ciudades” y acercarlas a este modelo, que recibe este nombre desde que la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, lo presentó como “estrella” del programa electoral para revalidar su cargo en las elecciones municipales del pasado mes de marzo. No sabía que la pandemia le iba a brindar una puesta en marcha (aunque temporal) tan a corto plazo.
De modo práctico y en cuanto a movilidad, la ciudad de Pontevedra en España (con un millón de habitantes, aproximadamente) se aproxima a este modelo desde 1999, año en que puso en marcha un sistema urbano que se rige por el equilibrio 70-30: 70% del espacio dedicado a los peatones y 30% a los vehículos.
Pero el “cuarto de hora” no ha de hablar solo de movilidad. Ha de hablar de personas.
La ciudad del cuarto de hora se articula, según un asesor de Hidalgo, el profesor de la Universidad de la Sorbona de origen colombiano Carlos Moreno, en torno a seis aspectos:
- una vivienda digna
- un trabajo en las condiciones correctas
- capacidad para conseguir bienes básicos
- bienestar
- educación
- ocio
“Para mejorar la calidad de vida hace falta reducir el perímetro de acceso a estas seis funciones”, explicó.
Los seis aspectos citados por Moreno se relacionan muy directamente con el contenido de la encíclica Laudato Si’, en la que el Papa aboga por el cuidado de la Casa Común (como denomina a la Tierra) si se les da una auténtica dimensión antropológica y se los aparta de una ideología sectaria.
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Una vida al estilo Laudato si’
La decana del Colegio de Arquitectos de Madrid, Belén Hermida, opina que “el coronavirus va a promover la creatividad“, según ha declarado a TVE. Lo que hasta ahora eran teorías de escuelas de arquitectura o congresos de urbanismo, se ha puesto en práctica debido al aislamiento incluso de grandes capitales.
Lo positivo es que estamos viendo resultados efectivos que tal vez hubiéramos tardado años en descubrir por miedo a la complejidad del experimento.
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