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8 santos dueños de negocios que conocen la preocupación económica

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Meg Hunter-Kilmer - publicado el 03/05/20
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Muchos sienten la presión del COVID-19 en su cartera. Estos santos y santas pueden ayudar

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En estos tiempos de incertidumbre económica, muchos propietarios de pequeños negocios están preocupados por que los efectos colaterales del COVID-19 signifiquen el cierre de sus empresas. Por fortuna, hay bastantes santos familiarizados con las dificultades de llevar una empresa pequeña y todos estarían encantados de interceder.

San Abraham de Harrán (350-422) fue un monje que se convirtió en empresario para la salvación de almas. Tras saber de un pueblo que necesitaba conversión, abrió un puesto de frutas para poder conocer a las personas. Sin embargo, los aldeanos valoraban sus precios más que su predicación, una predicación que los enfadó tanto que Abraham empezó a temer por su vida… hasta que pagó sus impuestos y los salvó de la prisión para deudores. Así, las personas se convencieron finalmente de que Abraham quería lo mejor para ellos. Pronto, todos se convirtieron y le convencieron para quedarse con ellos como su sacerdote. Así lo hizo durante tres años hasta ser llamado para servir como obispo de una localidad cercana.

San Homobono (1111-1197) es el patrón de los empresarios, un comerciante de telas casado que consideraba su negocio como una forma de servir a Dios a través de prácticas empresariales justas y generosidad hacia los pobres. Aunque empresario de éxito, sus extravagantes donaciones hacían que su mujer se preocupara por que terminaran en un hospicio. Sin embargo, Homobono confiaba en que Dios proveería, tanto a través de su filantropía como por la dirección que recibía en su robusta vida de oración. Sin ser obispo ni místico, la santidad de su vida ordinaria era tan evidente que Homobono fue canonizado solamente dos años después de su muerte.

Santa Margarita de Youville (1701-1771) se crio en la pobreza, cosa que no hizo sino empeorar después de casarse con un contrabandista beodo con una moralidad deplorable y un peor sentido empresarial. Lo soportó durante ocho años de matrimonio, durante los cuales dio a luz a seis hijos y enterró a cuatro. Cuando su marido falleció, únicamente dejó deudas a Margarita, así que abrió una tienda para intentar luchar para salir de la pobreza. Como empresaria tuvo el suficiente éxito como para dar más a los pobres de lo que se quedaba para sí; después de siete años, Margarita dejó la tienda para servir a los pobres a tiempo completo con un grupo de compañeras que más tarde se convertiría en las Hermanas Grises de Montreal.

San Pedro Wu Guosheng (1768-1814) fue un hotelero ruidoso y bullanguero. Tras escuchar de pasada como sus huéspedes hablaban de Jesús, Wu se decidió emocionado a compartir el Evangelio con todo el mundo.  Empezó a sacar personas de la calle y las sentaba en su hotel para hablarles del Evangelio. Después de aprender a canalizar su efusividad (para ganar efectividad y también para evitar ser arrestado), Wu estableció su hotel como el centro de la comunidad cristiana en su región y acercó a 600 personas a Jesús. Fue arrestado y asesinado, el primer mártir chino. 

Santos Luis Martin (1823-1894) y Celia Martin (1831-1877) son famosos por ser los padres de santa Teresa de Lisieux, pero son santos por derecho propio. Luis fue un relojero a quien su bajo nivel de latín le impidió estudiar para ser sacerdote; Celia hacía encajes y su frágil salud le impidió entrar en el convento. Se casaron y pronto descubrieron que el negocio de encajes de Celia era tan próspero que Luis decidió vender su tienda de joyería y relojería para centrarse en ayudar a su esposa. Celia dirigía las operaciones desde una oficina en el hogar, mientras que Luis ayudaba en las ventas y en el diseño artístico. Trataban a sus empleados como a la familia y ganaron suficiente dinero como para que, a la muerte de Celia, Luis pudiera retirarse a Lisieux para criar a sus hijas cerca de la familia.

Beato Salvador Huerta Gutiérrez (1880-1927) fue un hombre casado, padre de 12, que dirigía un taller mecánico en México. Aunque sus inicios fueron pobres, llegó a ser conocido como el mejor mecánico de Guadalajara (el “mago de los coches”) y con el tiempo tuvo ocho empleados. Además de dirigir el negocio, consideraba que parte de su trabajo era formar a sus empleados como buenos hombres y cristianos. Ejemplificaba la vida cristiana visitando el Santo Sacramento todas las mañanas de camino al trabajo. Durante la Guerra Cristera, fue asesinado por su fe, junto con su hermano el beato Ezequiel Huerta Gutiérrez, padre de 10 y famoso cantante.

Venerable Jan Tyranowski (1901-1947). Esperaba trabajar como contable, pero una enfermedad crónica le imposibilitaba el trabajo de oficina. En vez de eso, se unió a su padre como sastre y dirigió la empresa familiar tras la muerte de su padre. Fue un soltero de clase obrera que vivía con su madre y, a primera vista, nadie especialmente reseñable. Pero también fue un místico cuya labor como líder juvenil cambió la vida de Karol Woytyla y (a través de él) el mundo. El papa san Juan Pablo II mantuvo una fotografía de Tyranowski en su escritorio durante todo su papado: el hombre a quien debía su vocación.

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