5 formas de enojarte con Dios y sincerarte con Él en la oración
Muchas veces nos enojamos con Dios y luego nos viene un terrible sentimiento de culpa porque pensamos que no está bien, porque pensamos que nuestra fe y nuestro amor son débiles.
Cuando nos pasa esto es importante pedir la ayuda del Espíritu Santo para que nos enseñe a comprender quela oración es un clamor íntimo, un río que brota de lo más profundo de nuestra interioridad y que no puede contenerse.
Esto no significa que nuestro diálogo con Dios sea una cascada descontrolada de emociones y sentimientos; pero sí quiere decir, que debe ser un cauce natural por donde nuestro espíritu se encuentre con Él. Debe ser el encuentro de dos hambres, de dos personas que se aman; y porque se aman difieren, dialogan, discuten…
Por eso no tienes que sentirte mal si te molestas con Dios. Más bien toma en cuenta estas 5 ideas para que sepas manejarlo y no se convierta en un enojo que te aleje de tu Padre.
Antes de comenzar les advierto que las respuestas corresponden a la lógica de un Padre que nos ama profundamente y que quiere que disfrutemos de su amor, aunque muchas veces nosotros pensemos que no nos está amando.
1. Cuando parece que Dios no nos escucha y no nos responde
Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia. Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.
20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).
Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.