En el lugar más alto de la ciudad se encuentra un convento, un hermoso claustro y la capilla de la Virgen de la Candelaria, patrona espiritual de los cartagenerosUn cerro desde el que se divisa Cartagena alberga en su cima un convento, un claustro y la capilla en honor de Nuestra Señora de la Candelaria de la Popa. Se trata del Cerro de la Popa, visita obligada de los turistas que llegan a esta ciudad colombiana.
Desde sus 150 metros de altura se pueden apreciar los contrastes que tiene Cartagena: la riqueza patrimonial del centro histórico, la permanente actividad de su puerto, el pujante sector industrial, los barrios modernos con altos edificios pero también los extensos sectores marginados con altos índices de pobreza.
Los historiadores cuentan que el cerro fue descubierto hacia 1510 por navegantes que, al entrar por la bahía de Cartagena, la compararon con la popa invertida de una galera (antigua embarcación de vela) y lo llamaron la Popa de la Galera.
Allí se asentaban principalmente indígenas y esclavos, como lo relata el historiador español Enrique Marco Dorta: “Estaba poblado de algunas estancias, texares y pesquerías y otras haciendas de vecinos que las labraban con sus esclavos e indios”.
Ambos, africanos e indígenas, realizaban allí sus prácticas religiosas y culturales ancestrales y eso fue lo que encontraron los españoles al llegar. Se cuenta que rendían culto a un demonio llamado Busiraco que tenía forma de macho cabrío y estaba elaborado en oro macizo, por eso uno de los primeros misioneros católicos en llegar lugar lo arrojó por uno de los costados del cerro, lugar que aún hoy se sigue llamando el Salto del Cabrón.
La Virgen de la Candelaria
De ser escenario de culto al demonio, el Cerro de la Popa pasó a ser lugar de adoración a Dios y veneración a la Virgen cuando, a principios del siglo XVII, se levantó una sencilla capilla de madera y palmas a cargo de los Agustinos Descalzos Recoletos.
Los cronistas dicen que uno de los religiosos de esa comunidad, que vivían en la región Andina colombiana, concretamente en el Desierto de la Candelaria (Ráquira, Boyacá), tuvo una manifestación sobrenatural en la que una voz le dijo que fuera a Cartagena y fundara un convento de la orden, en el lugar más alto de la ciudad.
Se trataba de fray Alonso de la Cruz Paredes, quien fue nombrado superior del convento y continuó el impulso que fray Vicente Mallol le había dado a la construcción, financiada por vecinos de buena voluntad.
Unos años después, el prior de los agustinos derribó la iglesia que había y levantó una más resistente, de cal y canto, con una hospedería para los viajeros y devotos y un mirador donde permanecía encendido un farol para guiar a las armadas que llegaban o salían de Cartagena.
Para Moisés Álvarez Marín, director del Museo Histórico Cartagena de Indias, el Cerro de la Popa tiene gran importancia para Cartagena:
“Es parte de su patrimonio ambiental porque es la mayor reserva natural dentro de la ciudad y allí se desarrollan especies nativas de flora y fauna. Por otro lado, pertenece al inventario patrimonial material de la ciudad porque en su cima se instaló parte de la estrategia militar de la defensa de la plaza, fue un sitio estratégico para defender a Cartagena”.
Desde entonces, en la cima se venera a la Virgen de la Candelaria de la Popa, devoción que dio lugar a la Fiesta de la Candelaria, una antigua tradición de los pueblos del Caribe, como lo explica Álvarez Marín, director del Museo Histórico Cartagena de Indias:
“El cerro también es portador de una de las tradiciones culturales más antiguas de los pueblos del caribe colombiano, como lo es la tradición de la Fiesta de la Candelaria, que se remonta a principios del siglo XVII y se mantiene viva en nuestros días. Tiene un origen eminentemente religioso pero su desarrollo da origen a muchas de las manifestaciones culturales que hoy forman parte de Cartagena y de los pueblos del caribe: comidas, juegos, costumbres y, sobre todo, en la creación literaria y artística”.
Otro de los hechos milagrosos que rodean esta devoción tiene que ver con la imagen de la Virgen que actualmente se venera, la cual fue donada por una señora que luego desapareció sin que nadie supiera de ella. La imagen fue instalada en la capilla y desde entonces suceden una serie de milagros y favores atribuidos a ella.
La fiesta de la Virgen de la Candelaria es el 2 de febrero según el calendario litúrgico, fecha en la que se recuerda la presentación de Jesús en el templo de Jerusalén, 40 días después de su nacimiento, y la purificación de la Virgen María, hecho que se representa con luces o candelas.
Los habitantes de Cartagena empiezan a rendirle homenaje desde el 24 de enero con el rezo de la novena y durante esos días organizan romerías desde las primeras horas de la madrugada, para ir a visitar a la virgencita del cerro y seguir pidiendo sus favores.
A lo largo de su existencia, el convento de La Popa sufrió ataques y destrucciones, especialmente en la época de la Independencia cuando fue convertido en cuartel militar, luego de la expulsión de la comunidad agustina, y atacado durante varios enfrentamientos.
La edificación debió ser reconstruida y restaurada en más de una ocasión y en 1961 recibió nuevamente a los Agustinos Recoletos Descalzos quienes siguen teniendo bajo su dirección este lugar, apacible y calmado, desde el que la virgen morena de la Candelaria protege a los cartageneros.
Te puede interesar:
La Virgen de la Candelaria en Puno, la fiesta más grande de Perú en imágenes
Te puede interesar:
Virgen de la Candelaria y el día que la cruz abrazó por primera vez a Uruguay
Te puede interesar:
La misteriosa historia de fe del Cristo de la Expiración de Cartagena de Indias