Es común salir de este problema llenando el carrito de compras con productos ultraprocesados o pre-listos para consumir
Muchas veces el ritmo de vida hace casi imposible comer mejor, lo vamos dejando de lado, pero tarde o temprano es un tema que preocupa. Más aún cuando estamos solos para tomar las riendas de nuestra alimentación, ya sea por estudio, trabajo, o decisión de independizarse.
Nos enfrentamos con algunas realidades, como la inexperiencia en la cocina, la falta de tiempo para prepararse algo sano, o simplemente no el hecho de no saber cómo comer sano, porque tenemos la impresión de que es más costoso y difícil.
Por lo tanto, es común salir de este problema llenando el carrito de compras con productos ultraprocesados o pre-listos para consumir como papas, empanadas, pizzas, hamburguesas, nuggets, embutidos… pero todos ellos resultan que son alimentos poco saludables y con un alto contenido de sodio.
Debemos saber que no es tan caro y difícil como parece comer saludable y vivir solo, se trata primero de tomar conciencia de cómo nos estamos alimentando, y si lo estamos haciendo mal, cambiar para evitar que nos dañe la salud.
Segundo, es agregar una pizca de creatividad, un poco de tiempo, y algo de acción (manos en la cocina). Por consiguiente, es necesario simplificar y elegir consumir más vegetales, legumbres, frutas, agua, ¡alimentos de verdad! Para ello los ingredientes principales son: planificación, organización y acción, teniendo siempre presente que comer más sano es simplemente una inversión para tu vida.
Comer sano en 3 pasos:
1Planificación
No es necesario armar todo un plan semanal super elaborado, sino simplemente pensar en 4 o 5 comidas centrales que nos gusten. Algo que comas en la cena pero que quede para la vianda del almuerzo (por ejemplo), tener en cuenta también en la semana tengo alguna actividad para considerarlo al momento de armar las comidas.
Lo importante es lograr una dieta equilibrada que contenga al menos dos raciones diarias de verdura, una en la comida y otra en la cena; contar con fruta fresca a diario; legumbres entre dos y tres veces por semana, alternando con arroz y otros cereales integrales; junto con la presencia semanal de carnes magras, pescado, huevos, como fuente de proteína animal o alguna otra de origen vegetal.
2Organización
Hacer la compra con tiempo, esto no solo ayuda a ahorrar dinero, sino que evita desperdiciar comida y condiciona una despensa saludable.
Por lo tanto, una vez que sabemos que vamos a comer, hacemos una lista con lo que se necesita comprar y tratamos de limitarnos en lo posible a ella.
3Acción
No es necesario enloquecerse con técnicas culinarias gourmet (salvo que les guste la cocina), cocinar puede ser fácil si se opta por técnicas culinarias sencillas ya sea con agua -cocido, vapor, escalfado-, al horno, papillote, plancha y rehogados con poco aceite.
Cualquier persona es capaz de preparar un menú sencillo como una tortilla, un omellette, o ensalada y ampliar así el recetario más allá de las pastas, puré y frankfruters.
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Algunos consejos a tener en cuenta:
- Al momento de hacer la compra preferir (si no disponemos de mucho tiempo) de vegetales congelados, o vegetales mezclados ya lavados y cortados. Estos últimos además vienen en porciones pequeñas, de esta forma permite tener vegetales toda la semana, además desperdiciamos menos (no se echan a perder porque los utilizamos a tiempo).
- Elaborar no solo para una persona, sino también otra porción para el otro día llevar al centro de estudio o trabajo, así evitamos comprar apurados alimentos poco saludable y más caros.
- Dejar ya preparado y congelar, cuando hacemos hamburguesas, milanesas, empanadas, salsa, sopas, guiso… lo que sea, lo mejor es hacer más cantidad y congelar. De esta manera nos saca de un apuro, y te aseguro que es un alivio cuando uno llega cansado a casa y saber que solo tienes que calentar la comida y listo.
- Comprar también vegetales y legumbres enlatadas o de frasco, son una buena estrategia. Es cierto que tienen un alto contenido en sodio, pero podemos disminuirlo usando un escurridor y lavándolas bajo el chorro de agua. Nos ayudan a variar la alimentación y enriquecer nuestros platos. Por ejemplo, se pueden agregar garbanzos a un arroz y ensalada que tengas ya prontas, y queda una comida, sana, nutritiva y fácil de elaborar.