El 15 de agosto de 1988, fiesta de la Asunción de la Virgen María fue el día que san Juan Pablo II eligió para lanzar al mundo un mensaje cuya trascendencia continúa a lo largo de los siglos:
La respuesta la sabemos desde hace 2019 años: Cristo es la plenitud y en Él se consuma todo lo que el hombre puede esperar de la existencia, su origen, su significado, y su fin.
La respuesta de Dios al hombre consumó también la plenitud de los tiempos, en un momento concreto de la historia, hace más de dos mil años y en un lugar íntimo y silencioso de la Creación, un paraíso sin serpiente, con nombre femenino: María. La mujer perfecta a imagen de Dios.
La dignidad más sublime del hombre y de la mujer radica en ser imagen de Dios, en ser amados por Él.
Cada uno por sí mismo, en la igualdad de valor y en la diferencia del ser, creados para amarse y servirse recíprocamente.
Unas décadas después de la Mulieris Dignitatem, los pensadores relativistas más influyentes de la actualidad dan al mundo lecciones en todos los idiomas sobre los desafíos más acuciantes para el hombre del siglo XXI.
Partiendo de que Dios no existe, todo es mentira, la realidad es líquida, el pensamiento débil, la sexualidad fluida, la palabra sin significado, y se lleva lo cambiante, lo movedizo, lo intercambiable, lo reversible, lo indeterminado, inespecífico, todo es confuso e irrelevante.
¿Y si la identidad es camaleónica y la palabra medio mentira, en quién podré confiar? La respuesta es la decepción:
El gran desafío del hombre siglo XXI será la “búsqueda de sentido y de significado en un mundo fuera de control” (21 Lecciones para el Siglo XXI, Y. N. Harari, 2018).
Parece que toda especulación sobre la potencial sabiduría de la inteligencia artificial o la conectividad 5G no conseguirán resolver nuestras dudas más existenciales, sino más bien acrecentar nuestras dudas.
San Juan Pablo II, con una visión preclara de la humanidad ante el nuevo milenio, es consciente del papel fundamental que tiene la mujer en el futuro de la humanidad y el conflicto interior en el que se debate entre la liberación de los roles sociales tradicionales y a su vez el desarrollo de todas las posibilidades creativas de su feminidad:
Nos recuerda a las mujeres nuestra máxima dignidad y la responsabilidad de una misión:
El papa Francisco en continuidad con san Juan Pablo II, nos recuerda que María, Madre de la humanidad es imagen de la Iglesia:
Texto cedido a Aleteia por Arguments, de su sección Sin miedo a la mujer