Mudarse nunca es divertido, pero puedes conseguir llegar al nuevo destino con una sonrisa en la cara
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Ya te imagino. Sentado entre cajas de cartón recién compradas, un rollo nuevo de cinta adhesiva gruesa, una lista muy detallada de tareas en la mano… y con una expresión de pánico en la cara. No te apetece nada todo el trabajo que implica una mudanza (por eso te has entretenido tanto haciendo la lista de cosas que hacer), pero la realidad ya te ha alcanzado.
Tienes que abandonar este lugar y empezar de nuevo en otro distinto, con todo el estrés y esfuerzo que implica irse de un sitio a otro. A todo esto súmale el calor del verano y la vocecita detrás de tu cabeza que te replica: “El verano es para el ocio y la relajación, ¡no para tareas estresantes como empaquetar todas tus pertenencias y cambiar por completo tu vida!”.
No importa cómo lo mires, mudarse no es divertido. Aquí tienes unos cuantos consejos que tener en mente para ayudarte a sobrevivir tu mudanza con un poco más de gracia este verano…
1 Establece un presupuesto de mudanza
Mudarse es caro y, sin planificación, puede ser más caro todavía. Cosas que olvidé tener en cuenta en mi presupuesto de mudanza hace poco: las comidas. Al final de una sesión de empaquetado, preparar la comida era lo último que me apetecía hacer. Y aunque, en efecto, necesitaba dar prioridad a conservar energías y mi cordura recurriendo a comidas fáciles (para llevar a casa, preenvasada, congelada, etc.), esto tuvo un impacto en mi cartera. Para tu mudanza, intenta encontrar un equilibrio entre la comida rápida y alguna comida casera (o que hayas preparado y congelado anteriormente). Sin embargo, como nunca se sabe, asegúrate de prever un saldo suficiente para gasto en comida, para que luego no te lleves sorpresas.
2 Despacha elementos fáciles de tu lista
Por ejemplo, cambiar tu dirección postal no es difícil, puede hacerse por Internet y solo tardas un par de minutos. Cuando vayas perdiendo por los suelos el ímpetu de empaquetar, puedes centrarte en tareas más pequeñas que son igual de necesarias. Recuerda que probablemente recibirás el don del subidón de adrenalina a medida que se acerque la fecha límite, así que no te desesperes si vas poco a poco con tu lista de tareas, sin prisa pero sin pausa.
3 Ponte creativo con materiales de empaquetado
Comprar cajas y embalaje de burbujas es un gasto más, así que, ¿por qué no reutilizar en vez de comprar? Cada vez que estés haciendo recados por comercios, pregunta en las tiendas donde compres si tienen cajas que no les sirvan y que tú puedas reutilizar. También puedes recurrir a toallas y sábanas para proteger cosas frágiles. Mantén un par de toallas fuera para usarlas, pero el resto puede ir con la vajilla para aumentar la probabilidad de que llegue a salvo al nuevo destino.
Si tienes que hacer un viaje en coche hasta tu nuevo domicilio, prepara y conserva en el coche una maleta y una caja o dos con objetos imprescindibles. Puedes incluir documentos importantes, ropa, artículos de aseo personal, una manta, algo de vajilla… Cualesquiera que sean tus objetos esenciales, ¡mantenlos cerca!
4 Busca ayuda
Mudarse es estresante. No intentes hacerlo todo por tu cuenta. Recluta a amigos, familiares y vecinos. Acepta las ofertas de tu entorno para cuidar de tus hijos, si tienes, o para ofrecer apoyo moral mientras embalas. Más adelante, cuando ya te hayas instalado en tu nuevo destino, devuelve el favor y ayuda a las personas de tu círculo a mudarse o con alguna otra cosa.
5 Consejo extra: pide la intercesión del santo patrón de las mudanzas
Gracias a la búsqueda en Google, he descubierto que no hay un patrón “oficial” de las mudanzas. Sin embargo, hay un par de propuestas que llamaron mi atención. Una es san José. Él ayuda a las personas a vender sus casas, así que probablemente no le importe interceder por ti cuando te toque empaquetar y mudarte. Otra aspirante a santa patrona de las mudanzas es santa Francisca Cabrini. Ella fundó muchos hospitales y orfanatos en su época en los Estados Unidos y se mudó muchas veces para poder seguir ayudando a los pobres y a los desfavorecidos.
A fin de cuentas, recuerda: esto también es pasajero. De alguna manera, pronto terminarás instalado en un nuevo lugar y en la rutina del día a día. Santa Francisca Cabrini y todos los santos que ayudáis con las mudanzas, ¡rezad por nosotros!
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