Uno de los aspectos que más interés suscita en torno al tema de los ángeles es el de sus nombres. Con frecuencia, uno escucha: ¿cuáles son los nombres de los ángeles?, ¿cuál es el nombre de mi Ángel de la Guarda?
En este breve escrito quiero presentarte algunos de los nombres de los ángeles que se encuentran en lugares de pública veneración. Son tres lugares: Roma, México y un pequeño juicio cercano a Bogotá, en Colombia.
Hay muchas semejanzas entre estos tres sitios.
En Roma se encuentra la Basílica Santa Maria degli Angeli, construida en la segunda mitad del siglo XVI, por orden del papa Pío IV, y construida por el gran Miguel Ángel.
En esta basílica se encuentran siete ángeles delante del Trono de Dios, con sus respectivos nombres.
Un siglo más tarde, 1653-1665, se realiza la Capilla de los Santos Ángeles en la catedral Metropolitana de la Ciudad de México.
Es una capilla lateral en la que, además del Ángel de la nación mexicana, se encuentra un retablo con el nombre también de siete ángeles.
En el mismo período, siglo XVII, en un pequeño municipio cercano a 37 kilómetros de la ciudad de Bogotá, cuyo nombre es Sopó, se encuentran pinturas muy bellas de los ángeles.
Estas pinturas representan a 12 ángeles, entre los que se encuentra el Ángel de la Guarda, y cada uno con su nombre respectivo.
7 nombres
Entre las semejanzas de estos tres lugares está el hecho de que en ninguno de estos lugares de devoción se conozca el nombre del artista.
Pero además de esto, en los tres lugares -Italia, México y Colombia- aparecen siete nombres angélicos que resultan idénticos en uno y otro lugar.
Entre el grupo de los siete ángeles que aparecen, figuran san Miguel, san Gabriel y san Rafael. Estos son nombres que se encuentran revelados en la Sagrada Escritura.
Los otros cuatro son: Jehudiel, Seactiel o Salathiel, Uriel y Baraquiel.
Lo primero que se debe decir de estos nombres es que son nombres que aparecen en los libros apócrifos como el Libro de Enoc y el Libro de Esdras.
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Algunos de ellos son reconocidos por Iglesias de rito diferente al rito latino, teniendo fechas propias en los que se celebran. Y, de todos, hay una tradición en sus nombres y misión que desempeñan.
El ángel Jehudiel es el remunerador de las obras buenas y malas. En la Iglesia de Sopó, Colombia, se representa con una corona en la mano derecha y un látigo en la mano izquierda.
Seactiel o Salathiel, su nombre significa el que ora ante Dios, el que hace o presenta su pedido a Dios. En la Iglesia de Sopó se representa con un incensario.
Esta imagen coincide con la tradición bíblica según la cual nuestras oraciones suben ante el altar de Dios como incienso (cfr. Salmo 141); igualmente el libro del Apocalipsis muestra que el incienso son las oraciones de los santos (cfr. Ap. 8, 4-5)
Uriel, este arcángel es conocido en el rito copto de Eritrea y Etiopia, tiene fecha de celebración el 11 de julio. De acuerdo con la tradición judía, fue quien expulsó a Adán y Eva del Paraíso.
Según la tradición y los escritos apócrifos, fue él quien, enviado por Dios, anunció a Noé del diluvio, protegió a Juan el Bautista de la persecución de Herodes, y dirigió a la familia del Bautista, Simón e Isabel, a Egipto.
Así mismo, fue enviado por Dios a varios profetas para saber discernir el bien del mal; por ello se le conoce como el ángel que ayuda a discernir.
De acuerdo a san Isidro de Sevilla, el nombre Uriel significa “fuego de Dios”. En la Iglesia de Sopó se representa con una espada en su mano derecha, y en el pie izquierdo una llama de fuego.
Baraquiel, significa “alabanza de Dios”. En Sopó se representa con su vestido recogido y lleva en su mano rosas.
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Recuerda que el Directorio de la Piedad Popular enseña que “hay que rechazar el uso de dar a los Ángeles nombres particulares, excepto Miguel, Gabriel y Rafael, que aparecen en la Escritura” (cfr. 217).
Sin embargo, con los nombres de estos ángeles, podemos decir que su uso se encuentra basado en la tradición, que sus nombres, misiones y manera de representarlos coinciden en uno y otro lugar.
Así mismo, el mismo Directorio de Piedad Popular menciona que “el objetivo último de la veneración a los Santos es la gloria de Dios y la santificación del hombre, mediante una vida plenamente conforme a la voluntad divina y la imitación de las virtudes de aquellos que fueron discípulos eminentes del Señor”.
Es precisamente lo que nos enseñan estos nombres de ángeles, todos volcados al servicio de Dios, a su alabanza y cumpliendo su voluntad y designio de salvación para con el hombre.
Las misiones que nos muestran estos ángeles en nada contradicen las enseñanzas y tradición de la Iglesia: los ángeles llevan nuestras oraciones y las presentan ante Dios, los ángeles son los que catan y acaban a Dios sin cesar, son los ejecutores de la justicia de Dios.
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Por ello, estas misiones con sus nombres nos ayudan a recordar las misiones de los ángeles y sus tareas en el designio de salvación y en relación con el hombre.
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Igualmente, estas imágenes nos ayudan a crecer en nuestra vida de fe, encontrar al Autor de la belleza, y colocarnos ante los misterios de nuestra fe, sabiendo que “los honores tributados a las imágenes se dirige a las personas representadas” (cfr. Directorio de Piedad Popular, 18).
Y es el obispo de cada lugar determinar el culto para estas imágenes; así el uso que se de a estos nombres corresponde para un lugar determinado y no para la Iglesia universal.
Que estas misiones y estas imágenes nos ayuden a venerar cada vez más a nuestros buenos amigos los Santos Ángeles y a crecer en nuestra relación con ellos para realizar la voluntad de Dios en nuestras vidas.
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