Una joya arquitectónica impulsada por los jesuitas genera preocupación en la localidad de Caaguazú No es la primera vez que se advierte sobre su precaria situación. Pero las intensas lluvias de los últimos días que han sacudido a Paraguay –y en particular la filtración de agua- han precipitado el clamor debido a que parte de la pared de la Iglesia de San Joaquín de los Tobatines se derrumbó.
Es que hablar de San Joaquín es hacer referencia a una auténtica “joya arquitectónica” del departamento paraguayo de Caaguazú, lugar ubicado a más de 180 kilómetros de la capital Asunción.
Detrás de esta iglesia se encuentra la mano de la Compañía de Jesús, siendo una de sus principales reliquias en Paraguay y lugar donde aún se conservan imágenes y pinturas originales.
Esta emblemática iglesia –construida cerca de 1746- es tan valiosa no solo por su antigüedad, sino también ser reconocida como patrimonio nacional. Del mismo modo, por pertenecer a un distrito paraguayo fundado por los propios jesuitas en el año 1747, poco antes de ser expulsados del país.
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Sus características especiales, con paredes de adobe, además de un entorno natural, donde a pocos metros se puede apreciar una gran torre, resume de alguna manera la obra y la presencia de los jesuitas en esa zona de Sudamérica.
Un clamor que interpela… una vez más
La situación edilicia de esta iglesia es compleja, pero para nada novedosa. Desde hace años se vienen intensificando los reclamos en pos de su restauración. Sin embargo, cada vez que acontecen acontecimientos climáticos con las últimas lluvias el riesgo es mayor.
“Necesitamos la urgente reparación de la pared que es la segunda vez que se derrumba. La vez anterior el sacerdote lo mandó arreglar como pudo. Esta vez cayó otra vez esa misma pared pero ya es un poco más grande la zona afectada, alrededor de 1 metro y medio por un metro”, indicó Nelson Fernando González Benítez (PLRA), intendente del distrito, reproduce La Nación.
“Ahora necesitamos que las autoridades nacionales afectadas al sector tomen cartas en el asunto, porque es un patrimonio nacional y se necesita de muchos recursos para hacer un buen trabajo. Nosotros como municipalidad no podemos ni siquiera tocarlo, porque existen protocolos y además el trabajo debe ser hecho por profesionales del área”, agrega.
Todo esto conlleva también peligro para la realización de celebraciones religiosas en el lugar debido a que parte de los materiales desprendidos cayeron sobre los asientos utilizados por los fieles.
“Estas paredes son de adobe que fueron secados al sol y los efectos del agua son mortales para su estructura”, indicó el sacerdote Fulgencio Ferreira, expárroco de la comunidad a ese medio paraguayo.
Gracias a esto, como medida preventiva, el templo tuvo que ser cerrado. En tanto, a pesar de todo esto, el templo de San Joaquín aún permanece en pie. Ojalá llegue una respuesta definitiva y vuelva a relucir.
Con información a medios locales (La Nación, ABC y Última Hora)
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