Corita Kent sintió la llamada de Dios y decidió transmitir su mensaje de paz y amor utilizando su talento artístico. Corita se convirtió en todo un referente del arte vanguardista de mediados del siglo XX llegando a ser maestra de otros artistas.
Corita Kent nació en Iowa en 1918, en el seno de una familia católica. La quinta de seis hermanos, Corita creció feliz entre los suyos y desarrollando a edad muy temprana sus inquietudes artísticas. De niña, se entretenía dibujando y diseñando los vestidos para sus muñecas de papel. Tras recibir su educación primaria en una escuela católica, Corita continuó estudiando en el Instituto de chicas católicas de las hermanas del Inmaculado Corazón de María de Los Ángeles. Las monjas ya vieron entonces el potencial talento de Corita animándola a asistir a las clases de arte y a continuar sus estudios en este ámbito.
Pero antes, Corita tenía otra misión en la vida. Cuando se graduó y cumplió los dieciocho años, decidió unirse a la congregación. Así que Corita permaneció junto a las hermanas del Inmaculado Corazón de María y continuó estudiando en el colegio que dirigía la misma congregación. Corita enseñó a sus alumnos a observar el mundo con otros ojos y hacer de las cosas cotidianas elementos extraordinarios.
Convertida en la hermana Mary Corita, los siguientes años fue una monja feliz, aprendiendo arte, desarrollando su creatividad y compartiendo su vida con la comunidad religiosa a la que se había unido. Además, Corita demostró ser tan válida que las otras maestras pronto la invitaron a dar clases. Cuando en 1941 se graduó, continuó creando y enseñando dentro y fuera de su comunidad llegando a convertirse en todo un referente en el mundo del arte de mediados del siglo XX.
La hermana Mary Corita combinó a la perfección su fe y su pasión artística con un objetivo claro, lanzar la mundo mensajes de amor. Así, entrelazó con gran genialidad el arte figurativo, piezas religiosas, tipografías y nuevas técnicas como la serigrafía.
A principios de la década de los 60, Corita asistió a la exposición del gran referente del Pop Art, Andy Warhol. Rápidamente se sintió atraída por su estilo y empezó a crear obras que mezclaban con gran genialidad el Pot Art y la religión cristiana. Corita fue capaz combinar letras de los Beatles con versos sagrados en creaciones vibrantes de luz y color en las que transmitía mensajes de esperanza a la humanidad.
Convertida en una artista reconocida del Pop Art americano y como directora del Departamento de Arte del Colegio del Inmaculado Corazón de María, Corita viajó por los Estados Unidos dando conferencias, organizando exhibiciones y demostrando al mundo que el hecho de ser monja no tenía por qué ser impedimento para desarrollar grandes talentos como el suyo.
Hacia 1970 le fue diagnosticado un cáncer pero, lejos de rendirse, Corita Kent siguió creando para expresar su fe, su creencia en el amor y en la justicia social. Entre sus obras más conocidas destacan el diseño del Arco Iris Swash de un tanque de almacenamiento en Boston y un sello con un mensaje de amor que fue emitido por el servicio Postal de los Estados Unidos en 1985. En todas sus creaciones demostró ser una artista positiva, alegre pero muy consciente de los problemas graves del mundo como las guerras o la pobreza.
En 1968 había vuelto a la vida seglar tras tomar la dura decisión de dejar la comunidad de hermanas que tanto había querido durante décadas. Sin embargo, no se olvidó de ellas, pues antes de fallecer en 1986, donó los derechos de sus obras y algunas de ellas a la Comunidad del Inmaculado Corazón de María en la que había crecido en la fe y en el arte. El Centro de Arte Corita mantiene en la actualidad vivo su espíritu creativo y el amor a los demás.